lunes, 19 de noviembre de 2018

Riquezas que guardan las montañas y los montes


Antonio Guerrero Aguilar/

En la Sierra que le corresponde a Santa Catarina, hay un cañón que llaman de la Guitarrita, punto de acceso a otro potrero más grande que se conoce como Las Escaleras.  Todos aquellos parajes están plagados de misterios y leyendas. Entre 1910 y 1930, algunos partidarios de la revolución y muchos bandoleros pasaron por estos rumbos. Por ejemplo, un bandido llamado Ricardo Gómez, se llevó unos lingotes de oro de un tren que estaba en Rinconada en 1924; de aquí pasaron al Cañón de Cortinas para esconderse en el Cañón de Las Escaleras, para luego refugiarse en el pueblo de Canoas.

Lo interesante del caso, es que relacionan este episodio con una leyenda que habla de una familia de los alrededores, quienes viajaban en una carreta llevando provisiones para su propiedad. Como estaba lloviendo se metieron a una caverna. Para mitigar el frío y la humedad, se pusieron a buscar leña seca para encender una fogata. Grande fue la sorpresa, cuando encontraron muchas barras de oro debajo de heno, troncos y ramas. Luego se pusieron a platicar respecto a lo que harían con lo ahí encontrado. Los hermanos hicieron un pacto: para que los recursos no pasaran a otra familia, acordaron que nadie se iba a casar. Quien llegara al matrimonio perdía la parte de su herencia. Una mujer o dos personas de ellos ya estaban casadas, pero el resto de los hermanos permanecieron solteros hasta sus últimos días.


La tradición oral refiere a más leyendas en ese cañón. Para muchos, ahí siguen los tesoros enterrados y relaciones esperando a quien le toca, por eso todavía hay gente que va y los busca. Un vecino de los alrededores,  me platicó que una vez una gringa  pasó por la sierra buscando a su esposo, que tiempo atrás había cruzado por ese cañón llevando un cargamento que decían eran barras de oro. Pero nunca encontraron las recuas o el material que presuntamente trasladaba. También se dice que muchas de esas riquezas pertenecen al diablo y que por eso, lo mejor es no buscarle.

Si no me creen lo que escribo, también he sido testigo de cosas extrañas. Un Viernes Santo de 1997 fuimos a la Hacienda del Muerto en Mina, Nuevo León, con la intención de tomar unas fotos del lugar. Se nos hizo raro que había unas cinco personas en una camioneta repleta de herramientas. Como ellos nos miraban con recelo y nosotros con temor, les hicimos plática. Ahí se dijo que iban a buscar un tesoro y esperaban la señal de la relación. Para la gente de más antes, la relación es la manifestación física, la identificación, la señalización y la localización de un lugar en donde hay un tesoro oculto. Regularmente la relación se hace notar con fuegos fatuos. Pero también tiene que ver con peligros: si alguien tiene malos pensamientos el tesoro se convierte en carbón. Igualmente pueden ser los restos de un difunto y en consecuencia espantan en el sitio y pueden caer maldiciones. 

Aquellos amigos eran vecinos de Hidalgo, Nuevo León. Pacientemente estaban a la espera de la señal que les indicara en donde estaba el dinero. Uno de ellos platicó que había soñado con una persona, que le pedía fuera a buscarlo para desenterrarlo y llevarlo a un panteón cercano. Decían que se trataba de los restos de un revolucionario que murió en el combate de Icamole en 1915. Una vez que lo encontraron se lo llevaron a enterrar y en sueños se le volvió a aparecer y le informó que atrás de la capilla de la Hacienda del Muerto, en un arroyo que pasa por el lugar verían la relación. Ya no supe si encontraron o no el dinero porque nosotros nos fuimos antes de las 10 de la noche.

Hay más descripciones alusivas a tesoros por otras partes. En la sierra que está arriba de la cabecera municipal de Villa de Santiago, hay una cueva que llaman del Indio, en la que dicen hay un tesoro resguardado por un indio. Una vez que encuentran la entrada, se aparece y les dice: O todo o nada. Como es tanta la riqueza acumulada y no pueden llevársela, cuando regresan ya todo desapareció.

Para enterrar un tesoro hacían un ritual muy extraño. A veces mataban a alguien para que cuidara el sitio o un burro o una mula, después con su sangre untaban la entrada de la caverna para sellarla y evitar su profanación. Cuenta la tradición de que si una persona iba a enterrar un tesoro o un costal de pesos de plata limpia, debían dar una arrastrada al lugar con una ristra de ajos o con cabrestro de cerda hecho preferentemente con la crin de un caballo negro. De esa manera, quien buscaba el tesoro nunca lo iba a localizar porque se le aparecía una víbora que inmediatamente mordía al ambicioso intruso. Pero si el buscador era muy valiente, agarraba pronto la cabeza de la serpiente y la mataba. Entonces el animal se convertía en la ristra de ajos que se desparramaban por el suelo.

Muchos hablan de los mapas del tesoro. A decir verdad les llaman derroteros y tengo la suerte de conocer dos, uno de ellos me lo facilitó una familia de Villa de García y con el permiso de ellos lo voy a trascribir:

Saltillo, mayo 24 de 1838

Dedico este derrotero a mi tío Nicolás Sánchez. En el camino de Saltillo a Monterrey, en el punto llamado Carrizalejo, en ese cerro del rancho que está yendo hacia donde el sol se mete, está una cueva donde se encierran grandes cantidades y al pie de la cueva están unos resumideros de agua y como digo está la puerta viendo hacia el sol se mete.

Como señas particulares son en la puerta está una cruz de fierro embutido en piedra que sirve de puerta. Esta es la seña principal y está además numerada con números negros. Está la puerta tan bien embutida en el cerro que parece hecha por Dios. En los brazos o en los pies, está la cueva en un reliz. Se recomienda que paguen una manda que tengo y es acabar la torre de la iglesia de Saltillo y el demás dinero tómelo Usted que al cabo ay para que se haga millonaria su última generación. El dinero que hay está sellado en costales de ixtle y el demás de oro y plata en barras, pero del puro sellado se puede hacer millonario. No se olvide que está con el cadáver de mi esposa.

Este documento es una copia que data del 21 de mayo de 1853. Como se advierte, quién escondió el dinero puso la cruz para que lo encontraran, además de dar cristiana sepultura a su esposa. Pero no vayan a buscarlo, pues yo ya fui y no lo encontré. Seguramente otros ya dieran con él.  Esa comunidad de Carrizalejo está entre Nacataz e Icamole por el Cañón de la Mariposa.


El otro derrotero no pude trascribirlo. En cierta ocasión, unos albañiles que tiraban una casa en la colonia Nuevo Repueblo en cuyo patio había una noria, por lo que bajaron para ver si tenía agua. En una de las paredes vieron un tubo de metal que al abrirlo, estaba un documento que daba el derrotero a seguir de un tesoro oculto en el Cerro de la Silla. Estos se lo entregaron al dueño y éste a su vez lo regaló a un conocido comunicador de la localidad. Ya no se supo más de aquel solar ni de la descripción.

Y así podemos seguir hablando de tesoros ocultos, pero yo prefiero encontrar uno en la felicidad, en la tranquilidad de saber que en la vida, la salud y el amor está la fuente de toda riqueza y eso es precisamente lo que deseo para ustedes mis estimados lectores.

domingo, 11 de noviembre de 2018

Leyendas y relatos de tesoros y relaciones ocultas


Antonio Guerrero Aguilar/

Hablar de tesoros y relaciones nos llevan a temas enigmáticos, interesantes; un anhelo que muchos quisieran encontrar para salvar y solucionar los problemas económicos. Sin embargo hay quienes piensan que el mejor tesoro está en el amor, en la salud, en la amistad, la dicha y la felicidad. Pero, ¿quién de nosotros en nuestra infancia no soñó con encontrar grandes riquezas o le gustaba escuchar cuentos y relatos que tenían que ver con los tesoros?



La palabra tesoro viene del griego theseo que significa guardar o tener bajo cuidado. Un derivado de ella es thesaurus, concepto relacionado con la liturgia cristiana y con la cual designaban a una colección de escritos o de diccionarios que se usaban en las ceremonias religiosas. En su sentido original tenía más que ver con la riqueza espiritual que material.  Ahora se considera que el tesoro es una fuente de riqueza, ya sea de metales o de piedras preciosas, pero también de objetos únicos y valiosos.

La idea en torno a la existencia de tesoros ocultos es tan antigua, pues tenían la creencia de  que eran escondidos por personas poderosas, a los que solo se podía acceder a ellos de una forma especial. Dicen que el tesoro elige a quien lo encuentra y no al revés. De ahí que muchos buscadores aún esperen el sueño de los justos para encontrar una relación como también se les conoce. En todo esto sobresale la mentalidad mágica. Por ejemplo, en el siglo XVI, los colonizadores españoles soñaban con encontrar una ciudad mítica repleta de oro y piedras preciosas, y nunca las encontraron.

Muchas de las leyendas en torno a los tesoros, tienen que ver con riquezas extraordinarias y ocultas, la mayoría de las veces señaladas por fantasmas, animales, ruidos, luces o huesos. Hasta un refrán que dice: en donde llora el muerto está el tesoro. Una vez localizado el tesoro se oye una voz de ultratumba que dice. O todo o nada o que también, si alguien de quienes encuentran el tesoro tiene malos pensamientos, el tesoro se mueve de lugar o se pierde otra vez o puede caer una maldición.  Regularmente se dice que los tesoros son el fruto de un robo cometido ya sea por indios, salteadores, revolucionarios, bandidos o personas ricas que ocultaban sus riquezas en lugares alejados y de difícil acceso en las montañas, en las viejas paredes de las casas o encima de los marcos de las puertas. 

Debido a la inestabilidad política y económica en casi todo el siglo XIX y parte del XX, regularmente se guardaba el dinero en la casa porque no había bancos y los padres de familia aseguraban sus recursos, por el temor de que les quitaran sus pertenencias. Lo raro es que con el trascurso del tiempo hasta los mismos propietarios y sus familiares se olvidaban de ello.
  
En Santa Catarina también existen leyendas en torno a riquezas ocultas como en todos los pueblos de Nuevo León. Por ejemplo, en la cabecera municipal hay una loma que llaman de la Santa Cruz sobre la cual está un castillo. Cuando era niño decían que por los alrededores se aparecía una marrana que arrastraba unas cadenas. Si alguien se atrevía a agarrarle las orejas, el animal se convertía en un cazo con monedas de oro. 

Durante mucho tiempo yo viví en una casa que era del siglo XIX. Una vez mi abuelo vio un pato que paseaba por el patio cuando en ese lugar no había aves de corral. Fue y le platicó a mi mamá que le dijo que ahí no había patos. Cuando abandonamos la casa para cambiar de domicilio, los nuevos propietarios tiraron una barda y por todo el barrio corrió el rumor de que se habían encontrado una relación como también se le conoce a los tesoros.

Una vez la señora María Lares de Cabral, me contó que en la casa donde vivía, situada sobre la calle Juárez, había una chimenea muy antigua. En las madrugadas veía como un niño se metía en ella pero ya no salía. Cuando las casas fueron destruidas, dicen que un albañil dio con los huesos de un niño y con un cazo con monedas de oro. Cerca de ahí, una viejita llamada doña Sixta, cada vez que pasaba por un tramo de la calle aún sin pavimentar, se tropezaba (y decía una palabrota) para luego exclamar que seguramente ahí había dinero. Un vecino acostumbrado a escuchar la maldición de la señora, decició excavar una madrugada y encontró precisamente un cantarito repleto de monedas de plata. Ya no supieron más del agraciado ni de su familia.

En el centro de Santa Catarina había una panadería en una casona muy antigua, que perteneció a don Nemesio Ayala Luna. Cada domingo nos llevaban a comprar pan. Como tenían mucha clientela decidieron construir otro horno. Cuando tiraron parte del muro, vieron una caja de madera con monedas de oro. Los panaderos obviamente desaparecieron de Santa Catarina. Pero también sé de casos infructuosos: un conocido de la infancia vivía en una casa muy antigua. Decían que sus papás guardaban centenarios y cuando éstos murieron, el hijo ya con una familia que mantener, se dedicó a buscar y hacer perforaciones por toda la propiedad y jamás los encontró. 

En cambio, a dos cuadras de ahí, en una casa de adobe abandonada, cuando fue derruida dicen que los albañiles dieron con una relación y que huyeron del lugar sin saber más de ellos. Pero los que se sacaron la lotería sin comprar boleto, fueron los de un salón de fiestas, quienes al tirar la casa vieja encontraron la relación. Con ese dinero reconstruyeron el local y compraron otro terreno sobre la calle Guerrero entre Colón y Zaragoza, y otra vez hallaron la relación. 

Había un señor al que apodaban Celso patas mochas porque traía prótesis de palo en ambas piernas, y se sostenía por unas muletas de hechura muy burda. El señor recorría las calles del pueblo allá por la década de 1950, recogiendo aguacates y nueces que caían de los árboles. Pedía limosna y a cambio de alimentos para llevar su esposa que lo esperaba en una majada cercana al cerro de las Mitras, en donde actualmente están las pedreras. Como agradecimiento ofrecía polvo de oro que llevaba en una bolsita de cuero.  Se les hacía raro que una persona con aspecto desaliñado y descuidado llevara consigo polvo de oro suficiente como para cambiar de domicilio y de vida. Una vez unos niños lo fueron siguiendo y cuando ya estaba cerca del lugar en el que se decía que vivía se desapareció. Pasaba el tiempo y otra vez se le veía deambular por el centro de Santa Catarina. Hasta mi papá en compañía de unos tíos recorrieron muchas de las cuevas existentes allá por la Sierra de las Mitras y del Fraile. Hasta que alguien les dijo que no perdieran el tiempo, pues el verdadero tesoro estaba en la cabeza y en los brazos.

Cierta ocasión, unos buscadores de tesoros llegaron a la carnicería de Manuel García a quien apodaban El mofle. El señor que era muy mula, comenzó a platicar con ellos. Ellos le preguntaron donde estaban las casas más antiguas y en donde vivían los que eran más ricos del pueblo. A lo que don Manuel les dijo que en Santa Catarina había mucha pobreza y que por eso la gente tenía que trabajar para vivir. Les dio santo y señas de las familias que destacaban por sus recursos y que eran muy pocos, para luego rematar: “aquí la gente lo único que enterraba era el chile y eso es lo único que van a encontrar”. O de aquella ocasión, cuando estaban pavimentando el centro de Santa Catarina, a la altura de Manuel Ordóñez y Privada Reforma, dieron con una castaña. Al abrirla tenía monedas de oro como de plata. Como no podían con ellas se quitaron los pantalones para echar su preciada carga y salir todos contentos para no verlos más.

Y así les puedo señalar varios casos de los que se dice, hubo personas que salieron agraciadas, al encontrar un tesoro.


domingo, 4 de noviembre de 2018

El cañón de la Guitarrita: un paraje sagrado y cósmico de Santa Catarina


Antonio Guerrero Aguilar/

Propiamente el 85 por ciento de la extensión territorial de Santa Catarina (comprende 872 kilómetros cuadrados) está en la Sierra Madre.  Es de los pocos municipios metropolitanos de Nuevo León que aún tiene población rural y suburbana. Para tener una idea, pasando la Boca del Potrero de Santa Catarina hay  35 cañones que se abren paso por entre las montañas, en cuyos rincones y tierras planas se fundaron ranchos y haciendas. Los primeros cañones que vemos son el de La Mielera o Ballesteros al oriente y San Pablo y Santa Juliana al poniente, con los primeros pueblos como Los Horcones, Los Nogales, Buenos Aires y Morteros. De aquí hacia la derecha se llega a la Loma Alta y más adelante al cañón de Peyotíos, un derivado de Pellotitos, la planta alucinógena considerada sagrada para los antiguos habitantes.


Siguiendo por un camino de terracería se accede a la Loma Alta, la cual enlaza hacia el cañón de las Escaleras  y las Cortinas en donde se desarrollaron importantes centros mineros en el siglo XIX. En el ancón de Loma Alta está el rancho de los Loera y un poco más adelante el cañón de la Guitarrita o Guitarritas, llamado así por lo estrecho del cañón, encerrado prácticamente por dos muros. Una ruta sinuosa y repleta de grandes piedras los llevan al rancho de los Rodríguez y luego al de los Hernández. Si continúan avanzando verán a San José de los Nuncio en Ramos Arizpe, Coahuila.

Las montañas tienen un nombre e indudablemente ellas nos refieren a la divinidad. Son la sacra morada y desde ellas Dios habla a los hombres. Por ejemplo Yahvé habló a Moisés desde el Sinaí y ahí se le manifestó. Para los egipcios, las pirámides eran montañas sagradas que representaban a las constelaciones que tomaban la figura de los dioses. Los antiguos habitantes del noreste mexicano también consideraban a la montaña como lugar sagrado y como sitio ideal para compartir sus signos como la fortaleza, la vida y la majestuosidad. A ellas acudían a consumir el jugo del peyote y a su amparo hacían los mitotes. En ese lugar mantenían la vida de su entorno y aseguraban que las fuerzas vitales no se perdieran.



Esta montaña se le conoce como el Pico del Gavilán, forma parte del cañón de San Judas que se extiende hasta el cañón de las Escaleras. A sus pies surgió una comunidad llamada Buenos Aires, como alusión a los vientos frescos y húmedos que corren por entre la sierra, dando vida y cobijo a quienes ahí habitan. Enfrente de Buenos Aires está Morteros, en donde los antiguos dejaron morteros de piedra para moler su alimento. Es donde las aguas y cerros bifurcan los caminos. Es un vórtice de energía donde los elementos ejercen su fuerza: el aire, el agua, la tierra y el Sol manifiestan su influencia sobre todos los seres vivos. También está la principal estación de bombeo para el agua potable de Santa Catarina, García y San Pedro Garza García.

Pues bien, hace casi 30 años llegaron los huicholes al Cañón de Guitarritas. Integrantes de la comunidad Wixarika procedentes de Zacatecas, Jalisco y Nayarit visitan la Sierra Madre de Santa Catarina, para agradecer por las primeras lluvias y mantener la tradición de los antepasados huicholes quienes creen que en éstas montañas está el origen cósmico de la humanidad, el ombligo donde surgió toda la creación. Por eso en sus rituales veneran a la vida, la lluvia, el Sol y al Abuelo del Mundo, guía de la sabiduría y el fuego; dando paso a la música, danza y cantos, para vincular lo terrenal y lo divino, lo profano y lo sagrado. Hacen sus ritos de iniciación y consumen peyote. Para garantizar un buen año, los huicholes mantienen una fogata durante tres días y dos noches que alimentan con ramas para que el fuego no desaparezca. En un momento de la ceremonia, también ofrecen sangre de buey a manera de sacrificio.


¿Desde cuándo vienen? Los huicholes dicen que vienen desde tiempos remotos. Para otros, ellos acuden a partir de 1990 cuando hubo un festival  llamado Kanto a la Tierra junto con representantes de diversos pueblos nativos de toda América.  Cuando los huicholes lo vieron, ocurrió la epifanía, por lo emblemático y simbólico de lo que ahí existe: las montañas, la vegetación, incluida la existencia del peyote, las formas rocosas y los petrograbados. En consecuencia hacen ofrendas a sus dioses, de acuerdo a un encargo de parte de consejos de ancianos que residen en centros ceremoniales de Nayarit y Jalisco.  Por orden de sus antepasados regresan a sus orígenes. Y para orgullo de Santa Catarina y Nuevo León este sitio sagrado está en Loma Alta.

Desde el año 2000,  los Wirraritari han padecido la prohibición para realizar sus ritos, por lo que defienden el cumplimiento de un encargo sagrado, el respeto de sus tradiciones y del territorio para las ceremonias. En este conflicto hay cuatro posturas: la de una familia que aduce tener de posesión legítima de los tierras y exigen ser tomados en cuenta para dar permiso, los de otra persona que se quedó con los terrenos mediante la compra; las exigencias del pueblo huichol quienes manifiestan y defienden su participación, como el mantenimiento y consolidación de sus vínculos espirituales con el territorio en Loma Alta- Guitarritas y otra tendiente a proteger el lugar como sitio arqueológico.

Pero hay más cañones en los alrededores como el de la Guitarrita: El Montoso, Pellotíos, las Escaleras, Loma Alta y las Cortinas; todos adentro de un área natural protegida. La conservación de la biodiversidad y el eventual aprovechamiento de recursos vegetales, impide la extracción de flora y fauna. En consecuencia, no deben consumir de peyote durante las ceremonias ni prender  la leña para fogatas. Pero al ser una comunidad indígena pueden hacerlo amparados en una ley la cual les permite mantener sus ritos y prácticas cultuales. 

En el decreto que da origen al Parque Nacional Cumbres de Monterrey, emitido por el presidente Lázaro Cárdenas, no se reconoce la presencia del pueblo huichol en el mismo y por lo tanto no deben estar ahí.  En la modificación del área hecha al parque y en la configuración de su programa de manejo, tampoco se ha reconocido la existencia de algún pueblo indígena dentro de esa ANP, de lo cual también deriva que no se le admitan derechos ancestrales o tradicionales al pueblo Wirraritari para la celebración de rituales en el Cañón de Guitarritas. 

Ellos defienden su postura basada en la cosmovisión y sabiduría ancestral, apoyados por un consejo de ancianos que ha pedido la realización de ceremonias y rituales en Loma Alta, basados en deliberaciones resultantes de cantos y sueños, lo que les daría un arraigo reconocido en la zona y la justificación para cada visita anual.


Por sobre todas las cosas, Loma Alta es un centro arqueológico en la cual encontramos presencia humana desde hace algunos milenios. En el Cañón de Guitarritas hay petrograbados, cuevas y morteros de piedra, al igual que evidencia de puntas de flechas y raspadores de piedra muy antiguos. De acuerdo a especialistas del INAH, los dibujos pueden tener una antigüedad de hasta 7 mil años. Lo mismo hay figuras realizadas lo mismo por grupos de cazadores y recolectores; por transeúntes, revolucionarios o pastores que conocieron las montañas entre los siglos XIX y XX. Pero también por aquellos que van y hacen daño a las rocas con inscripciones hechas con pintura en aerosol.

Los petrograbados originales son muy abstractos, repletos de líneas, círculos y puntos. Las pinturas dibujan y retratan aspectos propios de ellos. Preferentemente las hicieron los hombres de culto y con alguna intención religiosa, bajo el influjo del jugo mágico del peyote. Lo más probable es que el arte rupestre refleje la intención de añadirle un trazo estético a la piedra; los hicieron con fines mágicos o con afanes comunicacionales. Lo más intrigante es que los trazos fueron realizados sobre dos muros y están en la parte más alta de los mismos. Existe la posibilidad de que usaron escaleras o estructuras similares a los andamios. Para otros, están en un lugar alto porque durante muchos años, esa zona estuvo al margen de un caudaloso arroyo.

En Santa Catarina hay cuatro zonas arqueológicas: Morteros hechos en la piedra entre Morteros y Buenos Aires, otra una rumbo a Santa Cruz, las pinturas situadas por el Cañón de San Cristóbal y la del Cañón de la Guitarrita. Entre los parajes boscosos y montañosos de la sierra de Santa Catarina, han localizado petrograbados y fogones, relacionados con el culto al fuego, elemento precursor de la vida. Hace tiempo Felipe García Campuzano quien fuera director del Museo Regional de Historia en el Obispado, me contó que los petrograbados de Guitarrita, tienen figuras similares a las del libro mormón.

Yo supe de los testimonios arqueológicos en Loma Alta en 1983, cuando leí el libro de Manuel Neira Barragán El Monterrey de Ayer, en donde resalta la labor del escritor y periodista José Navarro (1897-1973), quien organizaba una caminata anual saliendo del Círculo Mercantil Mutualista de Monterrey rumbo a San José de los Nuncio en Ramos Arizpe. Describe el trayecto y menciona la existencia de unas paredes repletas de petrograbados en el Cañón de la Guitarrita. En Santa Catarina no los conocían ni sabían de la existencia de los testimonios trazados en la roca. Tanto Israel Cavazos como Felipe García Campuzano me dijeron que estaban desde Buenos Aires a mano derecha donde topa el cañón, pasas el rancho de los Loera y ahí están las pinturas. Batallando, preguntando y recorriendo la zona, por fin llegué en 1983 hasta donde estaban los testimonios delineados en la roca. En ese tiempo aún estaban los dos muros, pero entre 1984 y 1985 alguien fue y se robó el bloque de piedra que estaba situado en el lado sur.

En 1987 organizamos una visita con Armando Flores de la UANL, Felipe García Campuzano del INAH, Eduardo Crisóstomo de El Norte y un servidor para verlos mejor. Creo que desde entonces se hicieron famosos pero también sin quererlo propiciamos su desconocimiento y la falta para dimensionar su importancia. Primero porque ha ido mucha gente y han dejado grafitti en las rocas, ensuciado el lugar y lo peor del caso, ahora practican rapel en una de las paredes. Y para acceder al sitio, ahora se complican las cosas pues se requiere permiso para entrar. 

Otra vez apelo al sentido común de quienes visitan nuestras montañas para que cuiden el patrimonio cultural existente, así como el natural. Y que nuestras autoridades de los tres niveles hagan algo por protegerlo y difundirlo como Dios manda. Lo cierto es que Santa Catarina no es pueblo ni lugar mágico, es un sitio sagrado.

Me dedico a contar narraciones e historias en donde me piden y me invitan.

Santa Catarina, Nuevo León, Mexico