Antonio Guerrero Aguilar/ Becario PECDA Nuevo León 2023
Se trata de un
trayecto por tres etapas propias del destino en la vida de todo ser humano. Su
principal preocupación y su forma de asegurar al menos en el plano de la fe, la
salvación eterna. Dicen que si la vida es un sueño, la muerte es un despertar.
Dante quedó dormido, pero no en el sueño eterno. Regresó a los tres días para
contar lo que vio. Hasta la fecha, no se sabe que hay más allá de la muerte,
nadie ha regresado y nos ha contado, aun así, existen los nigromantes, los que
hablan con los muertos. Ellos nos brindan chispazos, trozos de lo que puede
haber, así como de plano, otros dirán que ya no hay nada más. Todo es materia,
no se crea ni se destruye, tan solo se trasforma.
Lo simbólico es
lo que nos une. Lo contrario es lo diabólico. Es lo representado y expuesto en
signos y señales. Pero nos hemos olvidado de interpretar los signos de los
tiempos como de las cosas. Por eso dice Umberto Eco, cuando un signo debe ser
explicado, ya perdió su sentido. Somos buscadores de sentidos de las cosas,
porque todo nos habla y las cosas suceden por algo.
La epopeya más
sublime de la era cristiana, según Mitre. En 1921, decía que si el lenguaje de
la “Divina Comedia” ha envejecido, ha ido regenerándose, pues su letra y su
espíritu se han rejuvenecido por la rica sabia de su poesía y su filosofía. Se
trata de una obra que hizo época y nutre el intelecto humano.
La Divina Comedia
es una obra escrita entre 1304 y 1321 (año de la muerte del poeta). En ella se
narra el itinerario que Dante sigue partiendo del infierno hasta alcanzar los
más altos cielos. El poeta logra llegar a el Estigia guiado por Virgilio,
hablará con Tomás de Aquino y en su viaje se encontrará por una selva aún más
oscura que la inicial. Su composición va del infierno, al purgatorio y
finalmente al paraíso para regresar y contar lo que vio.
Su lenguaje
corresponde a “il dolce stil novo”, (Dulce estilo nuevo) denominado por
Francesco de Sanctis en el siglo XIX para reunir a un grupo de poetas italianos
de la segunda mitad del siglo XIII, integrado por Guido Guinizzelli, Guido
Cavalcanti, Dante Alighieri, Lapo Gianni, Cino da Pistoia, Gianni Alfani y Dino
Frescobaldi.
Dante está
considerado el más grande poeta italiano de la historia de la literatura y la
cultura italiana y tiene rasgos entre los encumbrados en la república de las
letras. En él aparecen reflejadas las mismas tendencias poéticas del resto de
escritores. En su libro Vita Nova (escrito hacia 1294-1295) aparece ya
reflejada su idea del amor.
La Divina Comedia
no es solo una representación de las ideas y sentimientos contemporáneos, sino
también un reflejo claro y espontáneo de los pensamientos individuales del
poeta, desde la indignación que le produjo su exilio hasta la fe del creyente y
el ardor del filósofo. La Divina Comedia definió el destino de la literatura
italiana, dando lustre artístico a todas las formas literarias que la Edad
Media produjo. Dante es uno de los precursores del Renacimiento. Hasta bien se
le puede ubicar como profeta, porque el arte cuenta la historia de nuestro
pasado e insinúa nuestro futuro. Publicada en 1321, en 1342 la ciudad de
Florencia pidió a Bocaccio que explicara todo el simbolismo existente, para
ello prepararon una edición en 1373.
Todo comienza en
la selva obscura, donde el poeta se pierde en medio de la noche, se atraviesa
Virgilio. Le dice que lo manda Beatriz a salvarlo. Ella está en el Limbo,
llegan a la puerta del infierno, en donde pueden leer: “Lasciate ogni speranza
voi che entrate”. En el itinerario se refleja el himno de los tristes. No es
fortuito, el hecho de que haya elegido a Virgilio, quien escribió en la
“Eneida”: He vivido y he recorrido el camino que la fortuna me había trazado.
El Infierno
Son nueve
infiernos, en donde vemos las expectativas de la vida medieval y condiciones
sociales. Las clasifica de acuerdo como a la moral cristiana y los fines que
buscaron los seres humanos y en consecuencia, están pagando sus consecuencias.
Puso a sus enemigos y contrarios, repleta de mitos y personajes tanto de
Florencia como de la historia y de su tiempo.
En el año de 1300
se despierta en la noche del Viernes Santo, quiere subir una loma, desiste y es
cuando encuentra a Virgilio. Para ir al Paraíso deben pasar por el Infierno y
el Purgatorio. Hay un preludio: un cielo negro, persiguen a una bandera
ondeante, pero son picados por avispas y avispones hasta sangrar. Escapan y se
van al río Aqueronte, uno de los cinco ríos del inframundo y morada de los
muertos y espíritus. Logran subir a la barca de Caronte.
El primer círculo
es el Limbo, donde no había malos, sino personas que faltaba la fe. Ahí vio a
Homero, Ovidio, Horacio, Platón y Aristóteles. En el segundo está la Lujuria,
el sufrimiento, pero el menor de los pecados. Un ser monstruoso los separa con
la cola. En el tercer círculo: La Gula, ve a los glotones que son almas sin
cuerpo. Ve a Ciacco de Florencia que le profetiza que ganará el partido del
pontífice. En el cuarto círculo: la avaricia, en donde está Plutón, acuden los
envidiosos y descuidados. En el quinto círculo está la Ira, en un río donde hay
almas en pugna. Ve a las Erinias que persiguen por venganza a los que
cometieron ciertos crímenes. Los herejes y los ángeles les niegan la entrada,
solo dejan a Virgilio. Las Erinias eran diosas de la venganza que tenían una
insaciable necesidad de vengar todo tipo de injusticias que los dioses y los
mortales
Pueden ver una
ciudad con los círculos que van del sexto al noveno. En la primera a los
herejes como los Epicúreos. En el
séptimo a los violentos, pelean consigo mismo, dañan al arte, con Dios y la
naturaleza. Ven al Minotauro. Tras una persecución fueron salvados por los
Centauros y advierten de un río de sangre. Ahí reconoció a su preceptor, quien
le advierte de su exilio de Florencia. En el octavo vio a Gerión, un monstruo
antropomorfo con tres cuerpos humanos. A seres cual quimeras. Ahí están los
fraudulentos, los abusadores y esclavistas, a los que practicaron la simonía,
los adivinos y hechiceros. Los políticos y estafadores, ve a los hipócritas que
caminan lentamente porque llevan una túnica pesada. A los estafadores y
manipuladores. Le advierten del grupo al que pertenece. Ahí vio a Odiseo y
Diomedes.
En el noveno
están los traidores, vio al gigante que hizo Babel. Los pecadores están
atrapados en el hielo, congelados en regiones como Caína, Atenora (a su país),
Tolomea (por invitar a la traición contra su suegro) y Judea por Judas. En el
centro del infierno está el demonio atrapado. Todo está al revés. Recuerden, en
la guerra de Miguel Arcángel, contra Lucifer, lo confinó al infierno.
El Purgatorio,
como anticipo del Monte Sion.
Por fin llegan al
Purgatorio, después de vagar dos días. Salieron por cráter que se formó cuando
Lucifer cayó del infierno. Conforme avanzan, ven que los castigos derivados por
los siete pecados capitales empeoran:
Los siete pecados
capitales corresponden a la clasificación de los vicios o deseos del hombre
según las enseñanzas morales del cristianismo. Los pecados capitales son
lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia y soberbia.
Hay un
ante-purgatorio. Para llegar a la montaña, hay terrazas complicadas. Hay
purgatorio como un castigo temporal después de la muerte. Es para limpiar los
pecados, se puede bajar o subir. Están los ex comulgados. El castigo se
multiplica por 30. Solo las oraciones pueden recortar las penas y estancias.
Los paganos no tienen opción, requieren de la fe. La montaña es una
representación divina. Ahí ve a Catón, al valle de los Príncipes, como un
sepelio, el águila que arde, la puerta en donde Santa Lucía les da la
bienvenida. Un ambiente de fulgor, púrpura y rojizo. Le ponen siete P en la
frente que le quitan conforma avanza.
Los poetas por
cumplir con los pecados capitales. Al infierno van los pecadores y al
purgatorio, los que tienen emociones. Primero, los orgullosos por
inconscientes, en la segunda terraza a los envidiosos. Ahí Dante se queda ciego
temporalmente, la ira. Una voz que los puede guiar en el trayecto.
En la cuarta
terraza los perezosos, alaban a los pacificadores. Por negligencia espiritual.
El amor como fuerza motriz. Sueña con la sirena, siguiendo la terraza, un ángel
del cielo. En las que siguen, están los que sufren por avaricia, gula, lujuria,
los que se malograron. La tierra tiembla, señal que deben salir. Dante estaba
con los justos, pero se desvió.
Alcanza el
Paraíso gracias a Virgilio. Ve al árbol de la vida y del bien. El ángel le
quita la última P. Cuando Virgilio se despide, le dice: no esperes más palabras
ni señales de mi parte, mi voluntad es libre, erguida y entera. Por fin puede
apreciar al jardín del Edén. El asunto del libre albedrío. Hay maldad cuando se
carece del mismo.
Por fin puede ver
a Beatriz, como el camino hacia Dios. El agua y los pecados. Vio la procesión.
Compara a los ríos, el del olvido como de la memoria.
Infierno en la
teología cristiana
Jesús bajó a los
infiernos, como misterio de la encarnación, que se comparte con el sepulcro y
el descenso al infierno. La de Cristo fue una verdadera muerte, la de Dante no.
Las puertas del infierno no pueden con la Iglesia católica.
Quien no ama
permanece en la muerte. Aquello que nos separa de la gracia, solo con la
libertad y el estado de gracia.
Quienes van al Purgatorio,
los que mueren en la gracia y en la amistad con Dios, pero no están purificados
del todo, aunque están seguros de su eterna salvación. Por eso sufren después
de su muerte una purificación para entrar a la alegría del cielo.
Es distinta al
castigo de los condenados. Lo fijaron en los Concilios de Florencia y de
Trento.
Se pensaba en un
cierto espacio, donde se encontraría el purgatorio. Para el papa Benedicto XVI,
el purgatorio no se presenta como un elemento del paisaje de las entrañas de la
tierra: no es un fuego exterior, sino interior. Esto es el purgatorio, un fuego
interior. Es el fuego purificador que libera la pena temporal. El pecado es lo
que nos priva de la gracia, la incapacidad de la vida eterna.
En cambio, el Paraíso:
como aquello que se comparte de la creación divina. Es la armonía consigo
mismo. Trasciende la historia y el mundo, símbolo de fe, es lo visible como
invisible. La totalidad de lo que existe. Lo que se complementa y sirve
mutuamente. Como símbolo de los apóstoles.
El cielo
Jesús murió al
tercer día resucitó. Algo similar el viaje que Dante hizo acompañado por
Virgilio en dos de sus periplos hacia el cielo. Concebido como la esperanza
después de la purificación. Para ello debe olvidar sus pecados en el río Leteo,
para llegar al paraíso debe tomar de tal agua, para comenzar el trayecto hasta
el Eunoe sitio de las buenas acciones. Ahí recibe el baño santo.
Otra vez, situado
en esferas a las cuales debe acceder, son círculos repletos de luminosidad. En
la primera está la luna, a donde llegan los espíritus débiles, aunque se
portaron bien. Ya tiene a su lado a Beatriz. Como punto de partida, la actitud
de vivir en paz y en armonía, no es necesario entender los misterios.
La segunda esfera
corresponde a Mercurio, donde moran los espíritus activos. Son recibidos con
dicha y paz, quieren hablar con él, pero no hay tiempo de escuchar relatos
increíbles.
En la tercera
esfera está Venus, donde habitan los amados y los bellos. El alma bella es la
que tiene esplendor. Ahí los serafines cantan conmovidos.
En la cuarta
esfera está el Sol, como círculo de la sabiduría y la gloria del sitio, habita
ni más ni menos que Santo Tomás de Aquino.
La quinta esfera,
es bajo la regencia de Marte, donde habitan las almas militantes. Ve al cuerpo
de Cristo en la cruz, resguardados por seres celestiales. Aquí el tatarabuelo
de Dante le advirtió de su exilio de Florencia.
En la sexta
esfera Jupíter, el círculo de los justos y de los buenos gobernantes. El
séptimo cielo, Saturno, donde habitan los contemplativos y la caridad. Hay una
gran escalera dorada. Las estrellas bajan, pero en realidad son almas que
pueden escuchar y responder. Es cuando dejó de oír las alabanzas. Ahí habita
San Benito. Puede subir la escalera.
En la octava esfera,
las estrellas fijas, se manifiesta el triunfo de Cristo y habita la virgen
María. Desde el Empireo puede ver al planeta y le recomiendan que no se
preocupe por los pueblos. El cielo gira alrededor de él. Los cánticos vuelven
repletos de alegría y paz. Puede llegar hasta San Pedro que le pregunta sobre
la fe, si la tiene y sí la biblia está repleta de verdades. Según las
respuestas se puede avanzar. Puede ver a Santiago como a San Juan.
En la novena
esfera está el primer inmóvil, rodeado de nueve coros angelicales que cantan
por siempre. Una de las vías de Santo Tomás para demostrar la existencia
divina, es el motor inmóvil, la causa-incausada. Es un bello centro apacible,
luminoso como el Sol. El alma que habita ahí es paz y la gloria. Ahí las leyes físicas
no gobiernan, puede ver a Dios como a la trinidad y puede ver la forma humana
de Cristo. Ahí se despide de Beatriz.
Termina el
trayecto, “A la alta fantasía, aquí faltaron fuerzas…
Más que movía mi
deseo y mi vuelo…
Como rueda a su
vez movida
El amor que mueve
al Sol y las demás estrellas”
Es regresar al
origen de donde todo viene y todo va. Despertó en la vida terrenal.
Los relatos
escritos en verso, ponen al cielo como centro del Universo a la tierra inmóvil.
El concepto geocéntrico imperante en el medioevo. Una filosofía escolástica con
la incipiente cosmología, metafísica y ontología, en donde interactúa el
pensamiento pitagórico de los iniciados.
Dante se eleva al cielo impulsado por la fuerza misma que hace rodar a
los objetos celestiales, acompañado por su amada Beatriz. Al entrar en su
pensamiento, se hizo casi divino. El intelecto alcanza su culmen en la
contemplación divina. El alma racional es el último atributo humano creado por
Dios. La libre voluntad es el máximo tesoro. Apolo y las musas preceden la
inspiración divina.
Atraviesa los
cielos en sus nueve fases. Según Tolomeo son nueve cielos. Para Dante son nueve
coros celestiales. La perfecta visión de ver a Dios. Las estrellas forjan el
cortejo del Sol. Héspero va detrás. «Héspero es Fósforo» es una frase famosa en
la filosofía del lenguaje (véase por ejemplo nombre propio). Gottlob Frege usó
los términos ‘lucero vespertino’ (der Abendstern) y ‘lucero del alba’ (der
Morgenstern) para ilustrar su distinción sobre el sentido y la referencia, y
filósofos posteriores cambiaron el ejemplo a «Héspero es Fósforo» para que
utilizase nombres propios.
Saul Kripke usó
la frase para demostrar que el conocimiento de algo necesario (en este caso la
identidad de Héspero y Fósforo) puede ser conocido empíricamente, siendo por lo
tanto falso que todo lo necesario sólo puede conocerse a priori. Hermano gemelo
de Heosforos o Lucifero que va delante.
y Evoca continuamente el misterio de la eucaristía, desde donde nace el sol
hasta el ocaso por todo el orbe.
También evoca a
la tradición angélica de Santo Tomás de Aquino: en el primer inmóvil habitan
los serafines, en el cielo de las estrellas fijas los querubines, en Saturno
los tronos, en Júpiter las dominaciones, en Marte las virtudes, en el Sol las
potestades, en Venus los principados, en Mercurio los arcángeles y en la Luna
los ángeles.
Dante pudo
regresar y refrendó a la memoria como la segunda vida que la posteridad da a
los grandes
Termina: “Con mis
alas, tan alto no volaba, cuando repercute sentí en la mente un fulgor que su
anhelo condensaba. Ya como alta fantasía fue impotente; más cual rueda que gira
por sus huellas, el mío y su querer movió igualmente, el amo que al sol mueve y
las estrellas”.