lunes, 4 de septiembre de 2023

Dante, "il divo" y la "divina" obra...

Antonio Guerrero Aguilar/ Becario PECDA Nuevo León 2023

El medioevo, se divide en dos: el Alta y la Baja Edad Media. La primera comprende desde la caída del Imperio Romano Occidental, con el sistema filosófico y pedagógico de la patrística. Le corresponden las oleadas e invasiones de los llamados bárbaros que asediaron la “ciudad eterna”. Es la etapa del Sacro Imperio Romano Germánico, creado en el 962 por Otón I, rey de Germania. Su nombre deriva de la pretensión de sus gobernantes de ser la continuidad del Imperio de Carlomagno, el cual se desintegró en el 843 tras la firma del Tratado de Verdún.

Si Roma es sabina y latina, Florencia la precede, es etrusca. Los etruscos, llegados de Asia Menor, se asentaron en siglo IX a.C. En el año 395 a.C. fueron sometidos por Roma. La ciudad está al Piamonte del Fiesolana. Los fiesolinos fueron sacrificados por Pompeyo, por ser enemigos de la República. De la destrucción nació Florencia. La ciudad fue edificada por Marte, por eso Dante la amaba como la odiaba, a tal grado de referirse a ella como “Aborto del Demonio”.

Durante las campañas de colonización de Silla, los romanos fundaron una villa a la que llamaron “Florentia”. Se trataba de un campamento fortificado, situado en la encrucijada que formaban los caminos de la costa del Tirreno y los de los Apeninos, unidos para recorrer el alto valle del Arno hacia Roma. Permaneció fiel al imperio, hasta su caída y división en el siglo IV.

En el año 774, Florencia fue conquistada por Carlomagno pasando a formar parte del Imperio Carolingio. En 1115, se liberó aprovechando las disputas motivadas por la sucesión del poder en la región. Lograron quitarse el yugo y fueron consolidando una región para vivir del comercio y del traslado de mercancías.  No eran nobles, pero amasaron riquezas. Dividieron la ciudad en barrios en los cuales prevalecían los oficios y talleres. Tenían el tiempo libre y pudieron dedicarse a las artes liberales, como el Trívium y Quadrívium. Con el nuevo milenio, pasaron de una concepción del universo geocéntrica y teocéntrica a una heliocéntrica como antropocéntrica.



Italia está bajo la constelación de Aries. Así como Florencia le ha ganado a Roma en magnificencia, también le ha de ganar en ruina como en miseria, dijo alguna vez Dante. Una ciudad que se hizo con el comercio con Francia. El símbolo es la flor de lis, el “florín” desde 1352. Usada desde tiempos ancestrales, para designar lo divino, la trinidad, la devoción a la virgen, así como la sagrada ampolla de los Francos, con la cual llegó el Espíritu Santo con el aceite para la unción del rey. Tiene diversos colores, pero la de Florencia es violeta, debido a los campos repletos de tal flor.

La Baja Edad Media comienza con la llegada del nuevo milenio, el cual pensaban sería el fin del mundo, los tiempos escatológicos para la segunda resurrección del Señor. Ya no es la patrística apoyada en Platón. Ahora es la escolástica se fundamentó en la recuperación de los textos aristotélicos. Los florentinos abiertos a todo tipo de conocimiento, también buscaron los conocimientos ancestrales de Pitágoras como de Platón. Los que tenían el tiempo libre, requerían actividades de ocio. Para no pasar tanto tiempo en el “dolce far niente”, se dedicaron a cultivar el espíritu, a formar el “gentil hombre” que fuera capaz de dominar todos los campos del saber y del hacer. Es de suponer que tenían disponibilidad de horarios y por eso, para negar el ocio, se dedicaron al negocio.

En ese tiempo, la Italia estaba dividida en repúblicas y ducados que peleaban entre sí. Pero que también estaban enfrentadas en dos bandos: los fieles al poder pontificio y los que estaban a favor del imperio. En medio de pugnas regionales, se alió con Pisa, que le proporcionaba los barcos que necesitaba para su comercio, contra Siena cuyas bancas disputaban a los florentinos, la clientela de la Santa Sede. En 1218 entró en guerra contra Pisa por la hegemonía de la Toscana.

Su contexto histórico era el conflicto secular entre el papado, que pasaría a estar apoyado por los güelfos, contra el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, apoyado por los gibelinos. Durante esta época ambas facciones representaban a los dos poderes universales.

Entre los siglos XII y XIII, los florentinos participaron activamente en las guerras entre güelfos y gibelinos, facciones que se disputaban la sucesión a la corona imperial. Los güelfos defendían el poder papal y estaban en contra de los privilegios nobiliarios y los gibelinos, apoyados por el emperador germano, se oponían al poder del pontífice. Florencia fue predominantemente güelfa. La nobleza quedó muy debilitada por estas luchas y fue expulsada del poder en 1293, abriéndose el periodo del segundo pueblo. Güelfos los blancos y los Gibelinos son los negros. Los Güelfos agarraron la flor de lis de Carlos II, de la Casa de Francia que luego adoptaron los Gibelinos. En cambio, el signo consagrado al imperio, el águila, que tomaron los gibelinos.

En esa época Florencia era la primera ciudad de Toscana, ya que Pisa había sido derrotada por Génova en 1284 y Siena empezaba a declinar. Los negocios eran familiares y poseían sucursales en toda la Europa occidental. Las compañías más antiguas seguían enfrascadas en la disputa entre blancos y negros. Estos conflictos políticos no impidieron que la ciudad se convirtiera en una de las ciudades más poderosas y prósperas de Europa, hacia la que se dirigió su comercio, al contrario que Venecia que se expandió por el Mediterráneo. Etapa preponderante con los Médicis.



La rivalidad entre el imperio y el papado convulsionó la vida italiana por espacio de dos siglos: los partidarios del emperador – los gibelinos – se aferraban a las tradiciones de la aristocracia feudal; los güelfos, apoyados por el Vaticano, representaban los intereses de la naciente burguesía comercial. Esta lucha alcanzó su punto álgido en Florencia, donde un artesanado emprendedor e inteligente echaba las bases de la sociedad moderna. El triunfo de los güelfos fue allí rotundo, determinando el establecimiento de una república dominada por la oligarquía mercantil.

Desde 1326 las nuevas compañías se dedicaron al comercio, a la industria y a la actividad económica más importante, la banca. Los florentinos organizaron el préstamo a gran escala, prestaban a los soberanos de Europa a cambio del arrendamiento de los impuestos. La crisis económica del siglo XIV y la Guerra de los Cien Años llevaron a la ruina a estas compañías, aunque volvieron a surgir otras nuevas, también de base familiar, que actuaron de manera más prudente.

En 1406 Florencia conquistó Pisa y se convirtió en potencia marítima. La mayoría de los ricos comerciantes, para asegurar la salvación de su alma, dedicaban parte de sus ganancias a edificar capillas e incluso iglesias. Transformaron sus casas y granjas en verdaderos palacios.

¿Por qué detonó el crecimiento de la riqueza en el año 1500 y no antes ni después? Comenzaba en Italia el Renacimiento. Los Médicis, los opulentos banqueros de Florencia. El entorno habitual de este comerciante era la más alta burguesía de las ciudades. Se dieron cuenta de que hacerse rico en forma individual, era válido y legítimo. Antes, nadie podía serlo en forma privada. Si alguien lo intentaba, la religión o el estado lo destruían.

Es la transición del medioevo a la era moderna. Entre ambas, está el Renacimiento que comprende “il quattrocento” y el “cinquecento”. Para muchos, el precursor de la lengua italiana es Dante. Aunque unos dirán que fue el canto de Francesco, “Hermano Sol, hermana Luna” de 1225. La lengua italiana es “romance”, procede del latín que se hablaba en el imperio y prevaleció entre las clases cultas y preponderantes.

El hecho de ser aún el epicentro del otrora gran imperio, hizo que llegaran invasiones de distintos rumbos, como la asistencia de bizantinos y eclesiásticos. De las escuelas palatinas a los “studium generale”, convertidos en universidades, siendo la de Bolonia la más antigua de todas las existentes. Ante las modas imperantes, no se olvida la tradición clásica y ante los avances, se mantenía aún el vínculo con el pasado, quedando un sistema neoclásico, que tenía en las siete artes liberales y en las humanidades, la manera de recuperar el pasado, actualizado y como una forma de relacionarse con otras culturas.

El latín no desapareció en Italia. El uso de las lenguas locales en la literatura italiana fue inicialmente escaso, y estuvo precedido por dos periodos de literatura italiana en lenguajes extranjeros, sobre todo franceses. Hubo muchos italianos que escribieron en provenzal. Al mismo tiempo, la poesía épica se escribía en un lenguaje mezclado, un dialecto italiano basado en el francés.

La literatura toscana

En los tiempos de Dante, la Toscana estaba en una situación excepcional. El dialecto toscano que por entonces se hablaba se asemejaba mucho al latín, y de hecho este dialecto se convertiría posteriormente en el lenguaje casi exclusivo de la literatura italiana, pues ya a finales de ese siglo se le consideraba superior al resto de los dialectos: “Lingua Tusca magis apta est ad literam sive literaturam (La lengua toscana es la mejor para la carta o la literatura), escribió Antonio da Tempo. En 1266, se convirtió en la primera provincia de Italia. Comenzó un movimiento de reforma política que en 1282 culminó en el establecimiento del Priorato de las Artes, y el establecimiento de las Artes Menores. Esto fue posteriormente copiado por Siena (con la Magistratura de los Nueve), por Lucca, por Pistoia y otras ciudades güelfas de la Toscana con similares instituciones populares. Los gremios tomaron el control del gobierno en sus manos, dando lugar a una época de prosperidad social y política.

Dante Alighieri

Bautizado como Durante di Alighiero degli Alighieri, Dante nació en Florencia el 26 de mayo de 1265 y fue un hombre de su época: la Edad Media. Soñaba con ser parte del mundo de la nobleza y se introdujo por los oscuros pasillos de la política donde los ideales y valores se dividían entre odios facciosos y la corrupción partidista, mientras la Iglesia Romana peleaba contra los poderes terrenales de reyes o emperadores.

Dante se convirtió en caballero y luego en prior, luchando por su patria Florencia, de la cual se vio obligado a abandonar tras ser enjuiciado políticamente. El dolor de la partida fue tremendo. En su exilio descubrió la increíble versatilidad humana y geográfica de la Italia del siglo XIV, para escribir en Rávena su “Comedia” (denominada a su muerte en Rávena “Divina”), si bien durante todo este periplo jamás olvidó a Florencia.

 En su trayecto al Paraíso, vio al alma de un ancestro llamado Cachigüida, pero no quiso hablar con él. Casado con una dama de los Alighieri de Ferrara. Por eso el hijo se llama Alighieri, de cuya unión nació Belinchón Alighieri II, padre de Dante.

Como se advierte, pertenece a la Toscana por nacimiento, humanismo, tradición y por lingüística. Su pureza es la nota más esencial de su personalidad, la llave de oro con la que abre, ante la mirada atónita del mundo, las grandes puertas itálicas del Renacimiento, para dar paso a una luz nueva y esplendorosa a los personajes de su tiempo, a quienes por cierto antecede.

¿Qué estudió? Como los niños de su tiempo, pertenecientes a la nobleza claro está, nociones de latín y el trívium. Luego las artes mayores para acceder a la antigüedad clásica. La formación se hacía en universidades como en academias y Florencia llegó a tener la mejor de su periodo. Uno debía transitar entre las artes y la jurisprudencia, la política como la filosofía y la teología. Pero concedió el primado a las humanidades, que a los estudios profesionales de la época.

Poeta de poetas a decir de Bartolomé Mitre. Inspirador de sabios y pensadores y de la conciencia humana. Para Humboldt es el creador sublime de un mundo nuevo, porque se convirtió en un puente entre la Europa de la Edad Media y del Renacimiento ya que el enfoque del arte y del pensamiento cambió de los asuntos religiosos a aquellos de la humanidad. Activo en política en Florencia, al final Dante fue enviado al exilio en 1302 por sus opiniones contra lo que él veía como un abuso de poder y corrupción por parte de los pontífices. Dante tenía «tres dones que le impedían seguir la carrera del político práctico: un temperamento poco acomodadizo, una lengua feroz y una superfluidad de intelecto escandalosa».



En 1309, Roma lo desilusionó aún más con el exilio impuesto del papa a Aviñón. Dante empezó a apoyar las ambiciones del emperador del Sacro Imperio Romano, aunque su lealtad política cambiaba a su vez dependiendo de las circunstancias. Dante alimentó las esperanzas de que el Sacro Imperio Romano pudiera restaurar el orden cristiano en Europa. En esto se equivocó irremediablemente, pero por lo menos sí predijo correctamente que las rencillas entre las diferentes ciudadesEstado italianas solo conducirían a la caída de todas.

Dante se comenzó a mover en donde pudo y hubo lugar: Roma, Florencia, Verona y luego circuló entre el centro y el norte de Italia. Entretanto, la esposa de Dante, Gemma Donati, junto con sus cuatro hijos (tres varones y una niña) se quedaron en Florencia. Fue durante este exilio errante que escribió su obra maestra, la Divina Comedia. Dante nunca más regresó a casa y murió de malaria en Rávena el 13 de septiembre de 1321.

Dante Alighieri, insigne poeta y padre del idioma italiano, murió entre el 13 y el 14 de septiembre de 1321 en Rávena, Italia. Como lo habían desterrado y le tenían prohibido entrar a Florencia, fue sepultado en la iglesia de San Francisco, en Rávena, entre solemnes homenajes. Su epitafio, escrito por él mismo: "Aquí yazgo yo, Dante Alighieri, hijo de Florencia, exiliado de mi tierra, patria de poco amor".

Dante el divino

Los escritos denotan conocimiento de la teología como de la filosofía, de la moral como de la ética, de la política como de las artes liberales, además de eterno enamorado de Beatriz. La obra narra la historia de cómo el propio poeta recorre los reinos del infierno, purgatorio y paraíso, y de lo que allí encuentra. Es guiado por todos estos senderos por Virgilio y Beatriz, y por mil ángeles y así por la historia sin tiempo. Es una obra de difícil comprensión, que encierra complejas cosmogonías y que los constantes acertijos (a la moda de la época) hacen más -aún- difícil su comprensión. Las páginas están pobladas de voluntades y realidades, de sueños, metáforas y mil figuras (retóricas, ficticias, botánicas e imaginativas siempre).

Constituye la síntesis más imperfecta y «fiable» de conocimientos enciclopédicos de la época. El texto plasma la astronomía tolemaica y representa el «objeto de ficción filosófico» más representativo de toda una época. Es una etapa en donde prácticamente, la totalidad de las creaciones literarias eran consagradas a temas teológicos.

Hace poco más de siete siglos, escribió un poema épico, que se llamó Comedia, por su final feliz, opuesto a la tragedia y que luego se llamó Divina comedia por centrarse en valores cristianos, donde se destaca la presencia en la obra del infierno, el purgatorio y el paraíso…

Dante está perdido en la selva, asediado por animales simbólicos: un leopardo, un león y una loba, buscando a su amada Beatriz quien se encuentra en el paraíso. Para eso, deberá pasar primero por el infierno y el purgatorio. Conocer luego el firmamento y atestiguar la victoria de los santos y la gloria del Altísimo. Iluminado y convertido por la revelación, el poeta finalmente regresa a la Tierra y decide dar testimonio de su viaje en un poema para advertencia y consejo de la humanidad. La frase lapidaria más conocida de esta obra es la que escribe a la entrada del infierno: “quien cruce esta puerta, que pierda toda esperanza”…

La obra está escrita en lengua vulgar, en contraposición con el alto estilo que los más reverenciados (y ahora olvidados) poetas de la época solían emplear -latín-. Nos proporciona una compleja visión política. Es famosa la fijación Dante por el partido güelfo (le venía de familia). Las páginas de La Commedia ahondan en explicaciones políticas, y se puede escuchar un eco desesperanzado del poeta (recordemos como su bisabuelo Cacciaguida, ya en El Paraíso, profetiza su destierro y su desengaño para con ambos partidos, para con el hombre en general, convirtiéndole entonces en un espíritu libre, ya muy lejos de su tiempo, eterno).

Poco después de su muerte, ya existen los llamados Lecturae Dantis, centros en los que se leía la obra y se explicaba de manera alegórica, lingüística y demás. Dante se había convertido, en relativamente poco tiempo, en un modelo lingüístico y el referente de toda obra no escrita el latín.

Sus obras

La Vita Nouva (La Vida Nueva). Una obra extraña, en muchas ocasiones empleada como bastón histórico para aclarar algunos de los enigmas sobre la vida del poeta (sobre todo por las corrientes historicistas decimonónicas). Compuesta en prosa y verso, narra el precoz amor que Dante siente por la que por aquel entonces ya convirtió en su musa: Beatriz, una joven que conoce a los nueve años y que apenas ve un par de veces. Sin embargo, ello no es obstáculo para que se encumbre la figura de la bella mujer.

Convivio (El Convite) se comienza a escribir en 1304 y se deja sin terminar aproximadamente en 1308. Escrita, también, en lengua vulgar, la obra pretende ser un acercamiento popular a materias a las que por aquel entonces sólo tenían acceso los eruditos (escritas en latín). Con el título, siempre representativo y explicativo en las obras del autor, nos invita a compartir con él su visión literaria, histórica, filosófica, lingüística y política. De los cuatro tratados (en principio la obra iba a constar de un total de doce) que Dante escribió, el más reseñable es sin duda aquel que habla de los cuatro sentidos de la obra de ficción: Literal, alegórico, moral y anagógico.

Otras obras de Dante son De Vulgari Eloquentia (la lengua vulgar, curiosamente escrito en latín erudito), Monarchia (La Monarquía, escrita también en latín, en la que hace una crítica a las luchas, tan en boga en aquella época, entre el poder terrenal y el espiritual). No nos referimos aquí a otras cuya autoría ha sido (por algunos) puesta en entredicho. (primera parte)

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