Antonio Guerrero Aguilar/ Integración Cultural del
Noreste, A.C.
Como Estado Libre y Soberano, Nuevo León surgió como
entidad federativa de acuerdo al decreto número 45 del 7 de mayo de 1824,
expedido por el Honorable Congreso Constituyente de la Nación Mexicana. En el
mismo punto se ordenaba la elección de un congreso local conformado por
representantes, los cuales fueron elegidos el 9 de julio de 1824. Quedaron como
diputados al Primer Congreso Constituyente de Nuevo León, los ciudadanos: Dr. José Francisco Arroyo, Dr. José María
Gutiérrez, José Andrés de Sobrevilla, Pedro Antonio Eznal, Lic. Juan Bautista
Arizpe, Rafael de Llano, José María Parás, Juan José de la Garza, Antonio
Crespo, José Manuel Pérez, Pedro de la Garza Valdez y Pedro Agustín
Ballesteros.
Después de arduas sesiones de trabajo, el 5 de marzo
de 1825 se promulgó la primera Constitución Política para Nuevo León, la cual
fue jurada en medio de una ceremonia no exenta de la piedad religiosa propia de
la época. Por ejemplo, fue jurada ante un crucifijo y una biblia. Por eso en el
párrafo introductorio se lee lo siguiente: “En
el nombre de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo autor y supremo
legislador de la sociedad. El Estado de Nuevo León legítimamente representado
en sus Diputados constituyentes, establece y decreta en uso de su soberanía
para bien estar de los pueblos e individuos que lo componen la siguiente
constitución política”. El primer artículo señala categóricamente: “El estado de Nuevo León se extiende lo
mismo que la provincia antes llamada Nuevo Reino de León”. Ya como entidad
libre, independiente y soberana, Nuevo León quedó uno de los Estados Unidos
Mexicanos, compuesta por tres poderes, el ejecutivo, el legislativo y el
judicial, Se abolió la esclavitud y estableció a la religión católica como
oficial.
La nueva entidad surgió con 23 municipios: Agualeguas,
Boca de Leones (Villaldama), Cadereyta, Cerralvo, China, Cañón de Guadalupe
(actual Hidalgo), Santiago del Huajuco, Labradores (Galeana), Linares, Marín,
Monterrey, Mota (General Terán), Pesquería Grande (García), Pilón
(Montemorelos), Punta de Lampazos, Río Blanco (Aramberri-Zaragoza), Sabinas,
Salinas, San Cristóbal Hualahuises, San Miguel de Aguayo (Bustamante), Santa
Catalina, Vallecillo y los demás que se conformaran en lo sucesivo.
Para los diputados constituyentes, el nuevoleonés es
todo aquel que haya nacido o resida legítimamente en éste suelo. Tiene por
obligación, contribuir para la seguridad en el Estado, acudir personalmente a
la defensa de Nuevo León, colaborar con su voto al buen gobierno del Estado,
amar a la Patria, ser veraz, justo, benéfico y en suma virtuoso.
La primera Carta del 5 de marzo de 1825 es la norma
básica para el ordenamiento jurídico y el corpus orgánico de nuestra estructura
política y de derecho, influida por el espíritu liberal y democrático de la
Constitución de Cádiz que favoreció las diputaciones provinciales a partir de
1812. Jefferson apuntó una ocasión: “Ninguna
sociedad puede hacer una constitución perpetua o aún un derecho perpetuo. La
tierra pertenece siempre a la generación viviente”. En consecuencia,
nuestras leyes se han ajustado a los tiempos y momentos históricos gestados a
partir del proyecto de Nación existente.
Todos éstos cambios se han realizado
en el marco institucional y de derecho, en donde los representantes de Nuevo
León han dejado sus leyes a través de cinco Constituciones: la fundante de
1825, la segunda del 29 de octubre de 1849, promulgada después de una etapa
crítica, pero que recuperaba la esperanza y la definición de nuestra entidad;
la del 4 de octubre de 1857, como fruto del Estado laico y liberal la cual
integra a Coahuila como parte de nuestra entidad. La cuarta promulgada el 3 de
noviembre de 1874 y la vigente del 19 de diciembre de 1917.
A 192 años,
conviene recuperar los preceptos y obligaciones de todo nuevoleonés como
mexicanos comprometidos por la verdad, la justicia social, la solidaridad y el
bien común. Y más en tiempos en los que pronto vendrán a pedir nuestro voto.
Felicidades al Congreso de Nuevo León y memoria y homenaje a los primeros
constituyentes de nuestra grandeza, siempre ascendente.
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