lunes, 25 de marzo de 2019

Cuerámbaro, Nuevo León

Antonio Guerrero Aguilar/

Bajando por el Cañón de Santa Rosa, allá por donde se comunica Galeana e Iturbide con Linares, hay un solar tan antiguo, cuyo nombre sorprende y causa extrañeza a todos los residentes y viajeros. Se llama Cuerámbaro, y por el nombre inmediatamente lo relacionamos con algún punto de Guanajuato como de Michoacán. Es más, existe un paraje llamado Cuerámbaro perteneciente a Amatitán, Jalisco. El paraje lleva una voz tarasca y literalmente significa “lugar de ocotes” o también “ocotal”. 

La estancia perteneció a los Leal y por boda, se hizo patrimonio de Jesús María Benítez y Pinillos, un patriarca sabio que se casó con Felipa Leal y Torrea. Lugar donde pastaba el ganado mayor y menor, con buenas tierras para la agricultura en donde se daba la mejor caña de azúcar en la región. Tan histórico que de ahí salieron tres gobernadores de Nuevo León y fue refugio del general Mariano Escobedo cuando tuvo problemas con Jerónimo Treviño y Francisco Naranjo. La primera planta de luz que tuvo Linares ahí estaba y después de José A. Robertson, don José Benítez Martínez apuntaló a toda esa zona en vocación citrícola. A reserva de que puedan sentir los paisanos de aquel rumbo, pero los que saben, dicen que la mejor naranja se pizcaba en Cuerámbaro. 

Ahí formó hogar y familia don José Benítez Gómez, heredero de aquellos prohombres. La imagen que les presento es de un acuarelista, viajero y aventurero norteamericano de apellido Chamberlain, quien puso la inscripción de Paso de Linares y la otra foto es de una viga que nos muestra el año de la construcción de la casa el 1 de noviembre de 1851.





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Santa Catarina, Nuevo León, Mexico