Antonio Guerrero Aguilar/ Cronista Municipal de Santa Catarina
El 13 de junio de 1868, nació en Zacualtipán, Hidalgo,
uno de los prohombres más importantes que participaron en la Revolución
Mexicana, el general Felipe Ángeles. Hijo de Felipe Ángeles y Juana Ramírez.
Con el correr del tiempo se casó con Clarita Craus con quien procreó una
familia compuesta por una hija y tres varones. Pasó su infancia en Huejutla y
después en Molango, en donde su padre había sido jefe político del lugar. En
esos lugares inició su educación primaria, continuándola en el Instituto
Literario de Pachuca. Desde niño sacó a relucir esa chispa intelectual y gusto
por los estudios, especialmente los de matemáticas y de lectura de los clásicos
griegos y romanos. Ingresó en 1883 al Heroico Colegio Militar, del cual egresó
con el título de teniente de ingenieros en 1892. Fue un alumno sobresaliente
tanto en los estudios como en las actividades físicas de la institución. A tal
grado de que era buscado por sus compañeros para que les explicara los asuntos
relacionados a las matemáticas.
Por ello, siendo estudiante de los últimos semestres fue
seleccionado para impartir el curso de mecánica analítica. También formó parte
como maestro de ceremonias y orador en las fiestas de fin de cursos. En una de
ellas, se refirió al hecho de que la educación militar debe comenzar con muchos
de los generales de la élite porfirista, los cuales ostentaban grados y glorias
militares pero eran unos grandes incultos, sabiendo que entre los presentes se
hallaba el mismo general Porfirio Díaz. Una vez que concluyó sus estudios,
formó parte del Cuerpo de Zapadores que participaba en la construcción de obras
de infraestructura en Zamora, Michoacán. Dos años después fue enviado como
capitán de artillería, asignado a la Fundición Nacional y fue invitado en 1904
para estudiar en los Estados Unidos un nuevo invento sobre la pólvora sin humo.
En 1908 fue nombrado director de la escuela de tiro. En
ese año fue establecida la Escuela Militar de Aspirantes y ante la intención de
convertirla en rival del Colegio Militar, se atrevió a decir que un egresado de
ésta institución aprendía más en una charla de sobremesa que los tres semestres
que duraban los estudios de los aspirantes. Como castigo fue enviado a Francia
para estudiar los métodos de artillería y tácticas de guerra. Estando en
Francia, al saber del inicio de la Revolución Mexicana, solicitó su regreso
pero el Ministerio de Guerra le respondió que permaneciera en Europa. Por sus
méritos y adelantos académicos, el 25 de mayo de 1911 fue nombrado Caballero de
la Legión de Honor Francesa. Durante mucho tiempo, el general Ángeles fue
considerado el orgullo del Colegio Militar y el prototipo del militar honesto,
preparado, el verdadero hijo de la Patria de acuerdo al ideal espartano de
formación. En países como Francia e Italia se le reconocía por sus estudios
sobre métodos de tiro y que fueron adoptados por sus ejércitos.
Ángeles regresó a México el primero de enero de 1912 y
Madero lo nombra director del Colegio Militar. Bajo su dirección se convirtió
en una institución de renombre. Llegando a convertirse en un hombre de
confianza para el presidente Madero. El 2 de junio fue nombrado general de
brigada para luego ser enviado a Morelos en donde se hizo cargo de la campaña
en contra de los zapatistas que habían proclamado el Plan de Ayala el 28 de
noviembre de 1911. Durante su estancia, la tranquilidad regresó a Cuernavaca,
pues logró acuerdos y treguas con los zapatistas.
Cuando estalló la Decena Trágica en febrero de 1913,
Madero hizo traer a Ángeles desde Cuernavaca y lo pone a las órdenes del
general Victoriano Huerta. Pero por ser simpatizante del Mártir de la
Democracia, fue depuesto de su cargo de director del Colegio Militar y
encarcelado en la Penitenciaría del Distrito Federal. Por su honestidad y
congruencia se ganó la enemistad de Huerta y del régimen dictatorial. Tuvo que
renunciar la obediencia militar cuando le solicitaron que se pusiera en contra
de Madero.
Una vez que Carranza proclamó el Plan de Guadalupe el 26
de marzo de 1913, Ángeles fue liberado por el general Mondragón quien le
reprochó sus métodos; a lo que Ángeles le dice que siempre estará en contra de
los enemigos del sistema, sin importar las consecuencias. Con el temor de ser
nuevamente apresado o asesinado, huyó a Europa; tres meses después regresa a
México.
El 16 de octubre de 1913 llegó a Sonora procedente de
Francia, respondiendo a una invitación de Venustiano Carranza, pues consideraba
que tenía una brillante carrera militar y porque había sido defensor y
partidario de Madero. Por ello le ofreció el puesto de Secretario de Guerra.
Mas los generales sonorenses como Obregón, Hill, Diéguez entre otros, se
opusieron abiertamente pues había sido un fiel soldado federal. Por eso Carranza
lo nombró subsecretario. Tuvo problemas con el grupo de generales sonorenses,
por lo que en marzo de 1914 Ángeles se incorporó a la División del Norte, bajo
las órdenes de Pancho Villa y que aglutinó a muchos militares de renombre
quienes vieron en esa dupla el renacimiento de los ideales democráticos de
Madero, quienes además vengarían su muerte de Madero. Gracias a la pericia y
orden táctico de Ángeles, le dio sus más conocidas y exitosas batallas, como la
toma de Zacatecas, Torreón y Paredón.
El régimen huertista cayó el 13 de agosto de 1914. Pero
ante la evidente ruptura de los grupos revolucionarios, el 10 de octubre
iniciaron los trabajos de la Soberana Convención Revolucionaria de
Aguascalientes que tenía por fin unificar las distintas facciones ideológicas y
revolucionarias. Para ello, Ángeles marchó hasta Morelos para convencer a Zapata
para que asista o mande una representación a la convención de Aguascalientes.
Ahí los grupos opositores desconocieron el papel protagónico de Carranza, quien
el 5 de noviembre ignoró los acuerdos de la Convención e instaló su gobierno en
Veracruz. Por su parte, los convencionistas designaron a Eulalio Gutiérrez como
presidente. Es cuando Villa le solicita a Ángeles que marche a Coahuila y a Nuevo
León, para sofocar los levantamientos constitucionalistas en una región en
donde existía mucha simpatía por el movimiento de Carranza y los generales
Pablo A. González y Antonio I. Villarreal.
El 15 de enero de 1915, Ángeles tomó la ciudad de
Monterrey, en donde se ganó la simpatía popular, pues vieron en él la antítesis
de Villa. Ciertamente Ángeles era el estratega, el alma y el corazón que muchas
veces tuvo que enfrentarse a la influencia de otros generales que influían
negativamente en Villa. Por ejemplo, el 29 de marzo de 1915 Felipe Ángeles le
sugiere que no se enfrente a las fuerzas de Obregón en Celaya y Villa al no
hacerle caso, mandó a su famosa División del Norte a una derrota después de las
batallas entre el 7 y el 15 de abril en Celaya. Villa quería la revancha y por
no hacerle caso nuevamente a Ángeles, la División del Norte volvió a ser
derrotada por el ejército obregonista en León.
La falta de entendimiento entre los dos caudillos hizo
que Felipe Ángeles dejara la División del Norte y huyó a los Estados Unidos
para buscar a otros exiliados, con la intención de convencerlos de que actúen
juntos en el posible caso de una invasión norteamericana. Para el mes de
octubre de 1915 Ángeles vivía en El Paso, Texas en donde adquiere un rancho y
se dedica a vender leche. Al ver que el gobierno de los Estados Unidos
reconoció a la presidencia de Venustiano Carranza, marchó hasta Nueva York para
promover la oposición al régimen carrancista. En aquella ciudad se estaba
conformando una alianza que integraría a todos los partidos políticos y
tendencias ideológicas en México para recuperar la revolución democrática de
Madero.
A fines de 1918 cruzó la frontera entre Ciudad Juárez y
el Paso para unirse con Villa, pero ya no coincidieron en la lucha. Dos
proyectos distintos; uno al margen de la ley pues Villa ya era considerado un
bandolero y el otro basado en una visión utópica en torno a lo que realmente
debe ser la revolución. Ambas posturas los hizo irreconciliables. De todas
maneras, aprovechó su aventura para dar a conocer su proyecto de búsqueda de la
paz, la concordia y la reconciliación de los mexicanos. Villa se fue con su
gente a la sierra de Chihuahua y Ángeles se quedó con la compañía de un
individuo de apellido Salas y de su mujer que les preparaba la comida. Salas
finalmente lo denunció y preparó la entrega del general Ángeles el 17 de
noviembre de 1919, en el cerro de las Moras en Chihuahua.
El 25 de noviembre fue sometido a un juicio en el cual se
le acusó de traición y sedición y se le sentencia a muerte. El carrancismo
organizó un Consejo de Guerra que no escuchó la opinión pública tanto nacional
como extranjera. A pesar de ello, Ángeles reconoció no tener enemigos y se
presentó con gallardía ante el pelotón de fusilamiento, con la sonrisa en los
labios y la entereza que solo vemos en los mártires cristianos. El día 26 de
noviembre de 1919, murió el idealista; una de las figuras más nobles y
generosas de la historia de México, a la cual no han querido o no ha podido
reconocer en el nicho que corresponde a los verdaderos héroes que nos dieron
patria. Porque mi general Felipe Ángeles es uno de los verdaderos hombres que
han inventado y hecho la Revolución. ¡Qué viva mi general Felipe Ángeles!