domingo, 15 de noviembre de 2015

Antecedentes y hechos históricos de la Revolución Mexicana en Nuevo León (primera parte)

Antonio Guerrero Aguilar/ Cronista de Santa Catarina

Porfirio Díaz llegó por fin al primer cargo político de la nación en 1877, después de dos fallidas revolucionas: la de la Noria en 1871 en contra de las reelecciones de Benito Juárez y la de Tuxtepec el 21 de marzo de 1876 en contra de Lerdo de Tejada. En buena parte, Díaz obtuvo lo que anhelaba gracias al apoyo de caciques y caudillos que mantenían el control político en sus respectivos estados y regiones. En Nuevo León se apoyó en Jerónimo Treviño y Francisco Naranjo, quienes delegaron su influencia en la figura de don Genaro Garza García.

Este grupo rivalizó con otro encabezado por el héroe de la Reforma y distinguido militar que estuvo a las órdenes de Ignacio Zaragoza, don Lázaro Garza Ayala. Por lo tanto, entre 1870 y 1885, uno y otro grupo se sucedían en la gubernatura de Nuevo León. Y con la intención porfiriana de pacificar al país a costa de lo que sea, hábilmente enfrentó a los dos grupos para que se desgastaran y finalmente apoderarse del control de una región que comenzaba su empuje industrial y comercial. Para ello puso al general Bernardo Reyes como gobernador interino  y comandante militar de Nuevo León entre 1885 y 1887. Los dos años siguientes, Lázaro Garza Ayala fue gobernador en el lapso de 1887 y 1889; mientras que Genaro Garza García se había confinado al ostracismo político en Villa de García.


Reyes se hizo gobernador en 1889 y no se fue hasta 1909, exceptuando un período correspondiente entre 1900 y 1902 que fue gobernador del estado el linarense Pedro Benítez Leal, pues tuvo que atender la cartera del ministerio de Guerra en el gabinete de don Porfirio. Con don Porfirio en la presidencia y con don Bernardo en la gubernatura, la inversión extranjera encontró en Nuevo León un óptimo espacio para establecer sus proyectos económicos. Muchos municipios de Nuevo León se beneficiaron con ésta participación que hizo posible la producción minera, agropecuaria e industrial en considerable proporción. Como había dinero circulante, nacieron los bancos de Nuevo León en 1892 y el Mercantil en 1899.

Precisamente don Porfirio estuvo unos días en Monterrey a fines de 1898, en donde visitó fábricas, inauguró obras y a mantuvo contacto con las élites económicas de la entidad. En esa estancia don Porfirio le dijo a Reyes: “General Reyes, así se gobierna: así se corresponde al soberano mandato del pueblo”. Para muchos, esas palabras colocaron a don Bernardo en la antesala de la presidencia de la república. Y en efecto, en la última etapa del porfiriato se formaron dos grupos que buscaban el poder: los científicos encabezados por el ministro de Hacienda don José Yves Limantour y los reyistas promovidos por el mismo gobernador de Nuevo León. A partir de 1880 hubo crecimiento económico a la par de obras de desarrollo e infraestructura social. No obstante, muchos sectores permanecían rezagados de los beneficios que el viejo régimen proporcionaba; a decir de ellos, llegaba solo a unos cuantos.


Se sabe que en esa época surgieron grupos rebeldes en el oriente de Nuevo León encabezados por Mauricio Cruz y en el norte, un bandolero de nombre Juan Rodríguez apodado “El Coyote”, mantenían intranquila a las respectivas poblaciones. Para ello establecieron las famosas “acordadas” formadas por grupos civiles al amparo del gobierno para erradicar el bandolerismo y todo tipo de descontento social. Por ejemplo, hubo una manifestación en 1903, en donde se notó el clima de tensión y animadversión en contra del porfiriato y que por lo mismo fue disuelta a balazos y a trancazos. La primera década del siglo XX estuvo marcada por tragedias no solo provocadas por los ánimos sociales y políticos; en 1898 hubo una epidemia de fiebre amarilla que se repitió en 1903 y los veranos trajeron muchos calores pero a la vez lluvias que dejaban paralizadas a las municipalidades, preferentemente la de 1909 que provocó fuertes pérdidas humanas y materiales que lamentar.

Lo que don Porfirio hizo en el plano nacional, don Bernardo lo aplicó en el plano estatal; al mantener el control de los puestos de elección popular a través de los denominados clubes del Partido de Unión y Progreso, que en los municipios eran dirigidos por caciques afines a la política oficial quienes ocupaban los cargos de alcaldes y regidores que se reelegían o alternaban en el poder. Bernardo Reyes dejó la gubernatura al general José María Mier el 24 de octubre de 1909, quien a su vez le entregó el cargo al Lic. Viviano Villarreal en 1911 quien ocupó el puesto hasta 1913.

La Revolución Mexicana comprende muchas etapas que tienen una delimitación temporal y que están focalizadas en acciones que se dieron preferentemente en Chihuahua, Coahuila, Zacatecas, Durango, Guanajuato, Nuevo León, Tamaulipas, Ciudad de México, Veracruz y Morelos. Aunque también ocurrieron eventos propios de la revolución en otras entidades, no fueron tan continuos y recurrentes como los que se dieron en los lugares ya señalados.

Al iniciar la Revolución Mexicana el 20 de noviembre de 1910 con el Plan de San Luis, la situación política en Nuevo León guardaba todavía ciertos influencias reyistas, aún y cuando el general Bernardo Reyes se fue en 1909. Desde el punto de vista económico, Monterrey había sido escenario de una segunda revolución industrial que inició con el establecimiento de la cervecería en 1890, lo cual dio origen a un grupo empresarial, que no dependía tanto de la agricultura, la ganadería y la minería, actividades importantes en casi la totalidad de los municipios de Nuevo León.

Muchos pensaron que el movimiento maderista sería muy bien recibido cuando se proclamó el Plan de San Luis, pero muchos clubes de afiliación reyista y simpatizantes del viejo régimen lo vieron recelo. La familia Madero mantenía nexos con grupos empresariales y políticos de la entidad. Por ejemplo, su tío el Lic. Viviano L. Villarreal fue gobernador entre 1879 y 1881 y luego de 1911 a 1913. Pero sí tuvo aceptación, en las clases medias y bajas que buscaban un cambio a las situaciones sociales imperantes que les negaban posibilidades de acceder a las oportunidades que el porfiriato pregonaba se habían alcanzado.


Madero estuvo en Monterrey en plena campaña en junio de 1910. Por rebeldía fue aprehendido y confinado a San Luis Potosí. Dicen que uno de sus principales oradores Roque Estrada, estaba dirigiendo discursos cada vez más alzados de tono, por lo que fue aprehendido en Monterrey. Madero solidariamente pidió ser encarcelado junto con él en la penitenciaría de Monterrey para luego ser llevados a San Luis Potosí. Al escapar, regresó a Monterrey en donde se ocultó en la casa de su tío Viviano L. Villarreal; una casona situada enfrente de la Alameda Mariano Escobedo, (sede actual de la rectoría de la Universidad Regiomontana). Cuando Madero se hizo presidente, el trato hacia él cambió radicalmente.  Durante su presidencia el crecimiento económico de la región continuó pero a marchas forzadas.

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Me dedico a contar narraciones e historias en donde me piden y me invitan.

Santa Catarina, Nuevo León, Mexico