Antonio Guerrero Aguilar/ Cronista de Santa Catarina
En días pasados publiqué el soneto que nos expresa el
mensaje de Pedro Flores, un vecino de la vieja Ciudad Guerrero, Tamaulipas. Muchos
lectores expresaron su curiosidad en saber la identidad de tan distinguido
personaje, que a 135 años aún nos habla desde su última morada. Y no solamente
es Pedro Flores, hay dos o tres lápidas que llevan mensajes escritos en ese
cementerio del siglo XIX, como el señor Juan Treviño, quien murió en 1873 a
causa de un golpe que le propinó un caballo.
Inmediatamente el investigador e historiador, el maestro Ricardo
Raúl Palmerín Cordero, se dedicó a buscar referencias de tan enigmático vecino
de aquella pujante ciudad fronteriza que quedó sumergida en las aguas de la
presa Falcón por mucho tiempo. Gracias al registro de bautizo, sabemos que con
tan solo cuatro días de nacido, Pedro fue bautizado en el templo parroquial de
San Ygnacio de Loyola de Revilla el 2 de mayo de 1823 por el padre Juan Santiago
Sánchez. Pedro era hijo legítimo de Toribio Flores y de María Ygnacia Buentello,
fueron sus padrinos Tranquilino Martínez y María de Jesús Vela.
Pedro Flores se casó con Agustina Treviño. Desconozco su
oficio; aunque supongo que se dedicaba a la cría de ganado vacuno y de
caballos, tan famosos y reconocidos en ese tiempo en ambos lados del Río Bravo.
Aparece en la lista de alcaldes de Ciudad Guerrero, cargo que ocupó en 1860.
El maestro Palmerín ubicó su acta de defunción: “En la Yglesia Parroquial de C. Guerrero en
catorce de Junio de mil ochocientos ochenta y uno, yo el infrascrito Cura hize
las ecsequias religiosas de entierro mayor al cadáver de D. Pedro Flores,
casado que fue con Da. Agustina Treviño: murió a los 58 años de edad, recibió el
Sacramento de extrema unción y para que conste lo firmó. Jesús de la Garza”.
También el maestro Palmerín añade nueva información respecto
a la fundación de la Villa de Revilla perteneciente al Nuevo Santander. Refiere
cuando el Capitán de Dragones José Tienda de Cuervo, envió en 1757 un “Informe del Reconocimiento e Inspección de la Colonia de el Seno
Mexicano de orden de el Exmo. Señor Virrey Marquès de las Amarillas”. Revilla
se fundó el 1 de octubre de 1750, con la advocación de San Ygnacio de Loyola. El
año del informe, José Báez Benavides era el capitán encargado de la población
formada por 73 familias y 336 personas. Tenía una misión llamada de San
Francisco Solano, a cargo de fray Miguel de Santa María, pero sin “indios congregados á execcion de pie en la
cercanía Poblazion de Dolores a la otra parte de aquel Río Grande del Norte”.
Está situada en un ángulo que forman los dos rios de “Savinas y el Grande del Norte en buen
terreno fértil y de buenos pastos, tiene buena saca de Agua que de pesada de
dicho Rio de Savinas, ya ban empezando a trabajar en ella abunda el pescado”.
El río Sabinas también se le conoce en el lado de Nuevo León como de Tamaulipas
como Salado. Añade Tienda de Cuervo: “su
vecindad es mui dezente, tiene muchos ganados de los que ia ban pasando algunos
a la otra vanda del Rìo grande del norte, y creo se aumentara mucho concluida
la saca de Agua y que se a de lograr allí una gran Mision. queda 10 leguas al
noroeste del lugar de Mier, y 10, al sueste de la Poblazion de Dolores Rio
grande del Norte en medio”. Desde su fundación, Revilla estaba expuesta a
los albazos de los llamados indios bárbaros, por estar situada en un paraje que
“se contemplaba del maior riesgo”.
Para consolidar la población, debieron trabajar más de dos años para establecer
familias que “la poblasen y a algunas de
ellas me fue preziso fomentar fazilitandoles Maizes que totalmente escaseaban
en la razon y otras cosas necesarias”.
Lo que las aguas de la presa no dañaron, ahora lo están
afectando las acciones de algunos visitantes que van a buscar tesoros. Pero
también, Guerrero Viejo está en los planes de convertirlo en un gran centro de
resguardo patrimonial de carácter binacional.
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