Antonio Guerrero Aguilar/ Escritor e historiador
Nuestra historia regional está repleta de casos que
tienen que ver con albazos e incursiones de los llamados indios bárbaros; que
atacaban, asaltaban y huían despavoridos por los montes y desiertos, llevando consigo
lo que podían cargar. Lo mismo ropa, armamento, objetos de valor, la caballada
y el ganado menor como mayor. A veces mataban y morían en el intento. Un
detalle para el asalto: lo hacían por sorpresa y sin dejarse ver, dejando un
rastro apenas perceptible que tenía la peculiaridad de engañar y desorientar. Pero
por sobre todas las cosas, les gustaba atrapar jóvenes con las que podían
procrear. Decían que las sometían a tal grado de que podían cuidar el sueño y
el descanso de los guerreros. Estos habitaban las dilatadas tierras que nadie
conocía y tampoco recorrían por temor, los valles y bolsones que se forman
entre la Sierra Madre Oriental y la Mesa del Norte, ahora pertenecientes a los
municipios de Camargo, Ojinaga y Manuel Benavides, Chihuahua y Sierra Mojada, Ocampo,
Cuatro Ciénegas y Múzquiz, Coahuila, y
las llanuras y sitios desolados en los márgenes del Río Bravo o Grande del
Norte.
En todos estos lares había puntos estratégicos que
conocían perfectamente, y por los cuales se podían mover tanto para Chihuahua,
Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y el sur de Texas y Nuevo México. Existen referencias
de que se llevaron niños, que luego se convirtieron en feroces y valientes
guerreros. Le voy a comentar tan solo dos casos. Por el rumbo de la región centro
de Coahuila, se habla mucho del “cautivo de Castaños” perteneciente a la
familia Fuentes, cuando los indios mataron a un familiar de ellos y se llevaron
a varios más el 30 de noviembre de 1838. Esto ocurrió allá en Castaños, población
cercana a Monclova. Manuel Fuentes y Catarina de Hoyos formaron una familia con
diez hijos: nueve hombres y una mujer, cuyos nombres se consignan como Ramón,
Pedro, Anastasio, Telésforo, Andrés,
Ildefonso, Avelino, Abraham y Elena, todos nacidos entre 1815 y 1836.
Pedro Fuentes estaba recién casado con María Arciniega. Salieron
de Castaños con rumbo a Monclova. Los acompañaban Avelino, Abraham y Elenita
así como la esposa de Ramón llamada María Josefa Cosío. A dos kilómetros al
norte de Castaños, en el lugar que llaman El
Puertecito, fueron asaltados por una numerosa partida de indios apaches
chiricahuas. Mataron a Pedro y los indios se llevaron a todas los demás. Las noticias llegaron pronto a Castaños como a
Monclova. Las autoridades decidieron perseguirlos y liberar a los integrantes
de la familia que se habían llevado como cautivos. Esa noche les dieron alcance
en Pozuelos de Arriba, recuperando a Josefa Cosío de Fuentes, Abraham y la niña
Elena, pero les fue imposible rescatar a María Arciniegas y Avelino, de quienes
ya no supieron de ellos.
En 1853 llegó a San Buenaventura un indio montado a caballo.
Inmediatamente lo llevaron a la prisión. Como no hablaba nada de español ni
había quien entendiera el dialecto con el que les hablaba, lo trasladaron a
Nadadores. Ahí vivía un vecino que estuvo cautivo por varios
años. Por medio del intérprete les hizo saber que él no era indio; que su
tierra estaba al otro lado de cerro grande y apuntaba rumbo al cerro del
Mercado, dando a entender que su tierra era Castaños. Logró escapar después de haberse
peleado con otro indio al que le dio muerte en un lugar cercano a San Blas. Pasó
por San Buenaventura con la intención de
regresar a su hogar, pues un indio anciano le dijo alguna vez que Castaños era
su tierra.
El cautivo era ni más ni menos que Avelino que ya contaba
con 22 años de edad. De Nadadores lo trasladaron a Monclova, cuyo presidente municipal
era Telésforo Fuentes. Su padre Manuel Fuentes ya no vivía, solamente doña
Catarina de Hoyos. Para saber si en realidad se trataba de su hermano Avelino,
juntaron a muchas señoras de la localidad que habían perdido a familiares en
los albazos de la indiada. Lo pararon al centro del salón y le dijeron que se
fijara bien, para ver si conocía a su madre entre todas aquellas mujeres. Posó
su vista en cada una de ellas hasta que llegó con doña Catarina a la que apuntó
con el dedo para luego expresar "esta
es mi madre".
La señora tuvo un sobresalto en el pecho. Le preguntó a Telésforo
si recordaba que Avelino tenía un lunar en la cintura, en medio de las caderas
del tamaño de una peseta. Levantaron el faldón de la camisa del indio y allí
estaba el lunar. El hijo ausente regresó a su tierra y con su gente. Avelino se
fue a vivir con su mamá. A los dos meses Telésforo Fuentes recibió una carta
procedente de Las Cruces, Nuevo México. Se trataba de doña María Arciniegas
pidiéndoles informes de Avelino. Quería saber
si estaba Avelino estaba con bien. En la misiva les informó que tenía salud y
que tenía un hijo llamado Victorio, de 14 años de edad y que era muy valiente. Don
Telésforo le contestó que Avelino estaba con ellos y puso a su disposición la
parte de herencia de su hermano Pedro. Doña María contestó la carta. Se sintió
contenta por saber el paradero de Avelino, pero no aceptó la herencia que se le
ofrecía. Le mandaron una carta que ya no contestó, ni se supo más de ella.
Después de la guerra y la ocupación que hicieron en
México, el gobierno de los Estados Unidos hizo una guerra sin cuartel tanto a los
comanches, apaches, lipanes y mescaleros que estaban diseminados entre Nuevo
México, Arizona y Texas. Por lo que surgieron muchos caudillos, entre los
cuales se hallaba el indio Victorio, supuestamente hijo de María Arciniegas y
de un guerrero que llegó a ser el jefe de la nación apache que hacía sus
incursiones por esos dilatados territorios. El jefe Victorio, a pesar de ser
hijo de una mujer blanca que fue raptado por los indios, sentía un particular
odio por todos los hombres blancos.
Victorio fue uno de los principales líderes que pusieron
en jaque a las autoridades mexicanas como de los Estados Unidos, tan famoso
como Ju, Gerónimo y Alzate. Lo describen valiente, cruel y sanguinario. Tenía
su pueblo o cuartel general en Tres Castillos, en el actual Coyame del Sotol en
el estado de Chihuahua y allí fue exterminado en 1880 por fuerzas federales y
del Estado comandadas por don Joaquín Terrazas.
Don Avelino murió en Monclova en 1915 de 85 años. Conservó
para siempre el color de piel cobriza que adquirió por vivir en los montes y
desiertos, pero sus ojos eran de un azul intenso. Tenía toda su dentadura
perfecta y la gente que lo conoció, quedaban asombrados al ver que podía trozar
un mecate de ixtle de 4 hilos con tan solo dos mordidas. Nunca pudo hablar bien
el español. Por cierto, llegó en un caballo semental. Al coronel Ildefonso
Fuentes le regalaron el caballo semental de un jefe francés que murió en la
batalla de Santa Isabel el 9 de marzo de 1866. Platicaban los viejos de ese
tiempo que todas las crías que había dejado el caballo del indio, eran mejores
que las había del caballo francés del coronel Ildefonso Fuentes.
Siempre le preguntaron a Avelino Fuentes: ¿a quién se parece
Victorio? Y contestaba: A mí. ¿Cómo tiene o de qué color son los ojos de
Victorio?, y decía como los míos. En la familia Fuentes, persistió siempre la
duda de si Victorio fue hijo de Pedro Fuentes, o del indio que tomó como esposa
a doña María Arciniegas.
El gran jefe apache Alzate
Hubo un caso similar pero allá en Múzquiz, Coahuila. A
principios de siglo XIX, unos apaches entraron al antiguo Presidio de Nuestra
Señora de Santa Rosa María del Sacramento. Ahí se llevaron a un niño de nombre
Miguel Múzquiz González, nacido en esa población en el año de 1800. Fue
adaptado por la tribu y se casó con una joven apache, procreando a un varón al
que llamó Pedro, (según un acta de bautizo encontrada por Raúl Ricardo
Palmerín, en realidad se llamaba Leonardo) quien al crecer alcanzó notoriedad
por su hombría, intrepidez y astucia para la guerra. Lo refieren como alto, delgado, musculoso y
de nariz ligeramente aguileña con ojos de águila.
Lo atraparon cerca del Presidio del Paso del Norte. Le
preguntaron su nombre y dijo llamarse Alzate. Los soldados presidiales pensaron
que el nombre tenía que ver con un capitán llamado Francisco Arzate. Los
desiertos de Chihuahua como de Coahuila supieron del valor de su bravura y
continuamente atacaba por el suroeste de Texas, de tal manera que por el rumbo
del Big Bend, haya sitios que aún lo recuerdan como el Charco de Alzate, el
arroyo de Alzate, la Formación de Alzate, la Cara de Alzate, la Cueva de Alzate
y las Luces del Espíritu Santo de Alzate.
En la Navidad de 1849 los apaches mezcaleros llegaron
hasta Santa Rosa María del Sacramento. La población estuvo a punto de ser
arrasada, de no ser por Marín Ortiz, un joven de Lampazos al cual secuestraron siendo
un niño y pusieron por nombre Zesnacané. Tuvo la habilidad para escaparse de la
tribu para darles aviso a los pobladores de los planes que tenían los hombres de
Alzate. Dicen que robaban la caballada y
objetos de valor, se hacían de cautivos que dejaban en el presidio de San
Carlos en el actual Manuel Benavides, Chihuahua. Ahí los vecinos regresaban a
las personas que habían atrapado en sus correrías. Los apaches avanzaban con
rumbo a Jiménez, Camargo y otras poblaciones fronterizas de Chihuahua, que a
Cuatro Ciénegas, Múzquiz, Monclova y Sierra Mojada.
En 1878 el general Porfirio Díaz ordenó la captura de Alzate.
Se organizó una fuerza considerable que finalmente lo atrapó y llevaron a Santa
Rosa. Entre los guerreros estaba su padre Miguel Múzquiz. Ya viejo y ciego pidió hablar con un hermano
de nombre Manuel. Cuando éste llegó, lo vio y recordó que una vez se habían
llevado a un hermano suyo. Para cerciorarse le pidió que se quitara un mocasín.
Los Múzquiz padecían un problema genético, algunos nacían con seis dedos en el
pie derecho. Miguel le dijo que tenía seis dedos pero que se quitó uno porque
no caminaba bien por el desierto y los montes.
Manuel logró que Miguel se quedara con ellos, no así su
sobrino mejor conocido como Alzate que
fue llevado con los suyos hasta la prisión de la Acordada en la Ciudad de
México. Como el general Miguel Blanco y Múzquiz era un militar muy cercano al
presidente, le pidieron ayuda para el buen trato de su familiar. Cuentan que
una noche llegó una carreta a la que se subieron todos los guerreros. Ya fuera
de la Ciudad de México huyeron con rumbo al norte en donde se dedicaron a robar
y a cometer albazos entre los ranchos y pueblos. Para atraparlos otra vez, el
jefe militar de San Carlos les hizo creer que había un acuerdo de paz con
ellos. Alzate le creyó y se congregó con la gente que le seguía. Comieron
abundante barbacoa y los emborracharon con vino mezcal. Cuando todos dormían
cayeron sobre ellos y los mataron.
Cuando llegaron a Múzquiz, Alzate traía un niño que fue
bautizado el 6 de abril de 1880 con el nombre de Nicacio, con apenas dos años,
hijo de Leonardo Múzquiz Alzate. Fue
rescatado el 14 de diciembre de 1878, aprisionado en San Carlos Municipalidad
de Ojinaga. Lo adoptó Rómulo Galán por el mismo Alzate; fueron sus padrinos
Jesús Galán Castillón y María Gertrudis.
El gran guerrero Alzate, fue jefe de los apaches mescaleros.
Cuenta don Alfonso Reyes, que los
apaches son verdaderos hijos del desierto, mal remolcados por la historia, a
quienes hace falta conocer, pero sobre todo reivindicar. Estoy de acuerdo.
Una costumbre importante de los indios salvajes le faltó señalar; los indios apaches y comanches les gustaba llevarse a los niños de las rancherías que atacaban (de 8 a 12 años de edad), con la intención de dejarlos al cuidado de sus caballos, mientras ellos salían a sus correrías, confiando en que los niños de esas edades no se iban de donde los dejaran; por no tener, a esa edad, un sentido de la orientación. Además, el autor nos dice que algunos niños robados, ya de grandes, volvían con sus familiares y eran bien recibidos. Tengo que decirle que, en algunos casos, los niños que regresaban con su familia ya grandes, no los aguantaban mucho en casa de sus familiares por las costumbres que de los salvajes habían aprendido.
ResponderBorrarBuen articulo, existira algun retrato de Alzate? en el Museo de las Etnias de Muzquiz andan buscando algo de Él, lo unico que yo he encontrado es la foto del cerro que se llama "El fantasma de Alzate" (es una figura de un perfil aguileño) en la region del Big Bend.
ResponderBorrarSR. ANTONIO GUERRERO, MI NOMBRE ES ENRIQUE FUENTES DESCENDIENTE DE ANASTACIO FUENTES HERMANO DE AVELINO, CREO QUE LA FOTO DEL ARTICULO ES VICTORIO, YO TENGO UNA FOTO QUE AL PARECER ES DE AVELINO, LE DEJO MI CORREO FUEVEL@HOTMAIL.COM SI GUSTA PARA QUE ME CONTACTE Y LE MANDO LA FOTOGRAFÍA
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