Antonio Guerrero Aguilar/
Durante el medioevo, para los pueblos de Europa como de Asia Menor, las noches festivas de la Noche Buena y la de Fin de Año, dedicada a San Silvestre, representaban al ocaso y la madrugada; como un espacio en donde reinaba lo misterioso y lo prodigioso. Preferentemente, buscaban enlazar el mundo actual con el mundo que ya se nos fue. Precisamente todas las fechas que se dan a partir del día de Halloween hasta la noche de fin de año, pretenden comunicar a los muertos con nuestro mundo y a nosotros con el mundo de ellos. En aquella geografía, los inviernos son más duros y obscuros que los nuestros que vivimos en el noreste mexicano.
La fiesta de los muertos y de las brujas, está asociada a la libre circulación de las almas y de los aparecidos entre los dos mundos. En la mentalidad medieval, se pensaba que la falta de observancia de las fiestas de guardar podía provocar una venganza divina y por ello recurrían a ciertas prácticas que evitaran esas acciones negativas; por ejemplo, tener una cena familiar, vivir en paz y armonía, dejar los trabajos manuales para después entre otras cosas más repletas de supersticiones.
Muchas fiestas y tradiciones que practicamos tienen un origen pagano. En ellas se relacionan ciertos ritos como la cacería y la recolección, en una estación donde comenzaban a escasear los víveres. En las aldeas de Europa central, se tenía la creencia de que había un ser mitad hombre y mitad caballo, que buscaba comida en las aldeas y que luego repartía. Luego ese centauro, se convirtió en una especie de hombre de las nieves, un hombre del bosque, bueno y justo, que viene y nos trae lo que necesitamos y queremos. Nos regala presentes para aliviar las necesidades que tenemos.
A decir
verdad, muchas de las ideas del cristianismo se arraigaron en costumbres
paganas, a las que les dieron otro sentido de índole religiosa. Con ello
conformaron un sincretismo religioso, que ahora debemos interpretar y analizar,
pues se nos presentan en materia de dogmas, prácticas religiosas o de ritos. Las
viejas prácticas paganas se van a cristianizar y van a actualizar el mensaje
cristiano a través de ellas. Todo tiene un sentido y un por qué y si lo
estudiamos, solo así entenderemos las necesidades religiosas de los paganos
evangelizados a lo largo de la historia.
Por ejemplo, entre los ritos de navidad figura destacadamente el árbol decorado. La costumbre del pino parece tener su origen en Alsacia más o menos en el siglo XV. Durante la edad media se colocaban en las casas unas ramas de abeto. En los templos y abadías, se colocaban pinos decorados con manzanas rojas que nos recordaban la tentación de Adán y de Eva. Existe la creencia de que el árbol mágico se convierte en el árbol terrenal, símbolo de la inmortalidad y de la perennidad, asociado a la Natividad del Salvador. El culto a los árboles corresponde a las viejas civilizaciones orientales como de los países nórdicos. Hay que recordar que la cruz representa el árbol de la vida.
Muchos países tienen formas distintas de festejar el fin del año que se vive. Los italianos por comen un plato de lentejas, los argentinos comen doce uvas pasas, mientras los españoles consumen doce uvas al compás de las doce campanadas que marcan la media noche y el inicio de un nuevo año. Son doce uvas que se comen, porque son doce meses que se fueron y por las doce campanadas. Ahora que también el simbolismo del número 12 es muy especial: el uno representa lo indivisible, la unidad, el mundo espiritual y el 2 lo divisible, lo material. En consecuencia, el 12 tiene que ver con la unión de lo material con lo espiritual.
La costumbre
de las doce uvas tiene su origen en el pueblo catalán de Penedés, cuando en
1909, los agricultores tuvieron un excedente de cosecha, entonces repartieron
racimos de uvas a la gente que estaba congregada en la plaza del pueblo,
inventando que consumirlas el día de Noche Vieja garantizaba la buena suerte.
Desde 1962 las dos cadenas de televisión española comenzaron a trasmitir dicha
costumbre, que seguramente llegó a México con las compañías vitivinícolas de
procedencia ibérica.
En México se conjuntan diversas creencias como ritos, derivados por la influencia prehispánica y occidental. Los antiguos mexicanos hacían fogatas, rompían cazuelas y demás objetos de barro. Nosotros creemos que para concluir el año, debemos de deshacernos de cosas que nos tienen anclados en el pasado. De ahí la necesidad de descontaminar el hogar y el cuerpo para que la suerte, la dicha, la felicidad y el dinero lleguen sin problemas a nuestras vidas en el año por venir.
Con el fin de asegurar las cosas buenas, se hacen reuniones y usos, que en cierta forma repiten el ambiente de la Noche Buena. Por eso la cena, la decoración, la música y el ambiente deben ser espléndidos. La música que más se escucha es la cumbia que en su letra dice: "yo no olvido al año viejo, porque me ha dejado cosas muy buenas" o la ranchera que pregona: "diciembre me gustó pa´que te vayas". En el ambiente de las casas y de las calles no pueden faltar los cohetes, el ruido y el fuego. Los antiguos mexicanos hacían fogatas, golpeaban los troncos y las rocas. Como verán mis estimados lectores, las cosas no han cambiado mucho en todo éste tiempo.
Para recibir
el año y atraer salud, dinero y amor, estrenamos alguna prenda de ropa interior,
que ayuda a propiciar cosas. Si lo que se desea es amor, es indispensable que
sea roja, y si lo que deseado es dinero, tiene que ser amarilla. El hogar debe
estar muy limpio esa noche y se debe de limpiar en especial hasta en los
rincones donde se acumula polvo. También deshacerse de todo lo que esté roto o
quebrado, para sacar del hogar todo lo desagradable y asegurar que habrá cosas
mejores y nuevas en el próximo año. Si alguien quiere tener muchos viajes, se
debe salir a dar la vuelta a la manzana cargando unas maletas. Otros tiran los zapatos
viejos y se hacen de unos para estrenarlos en la fiesta.
Según otras creencias, en la decoración de la mesa tiene que haber algo dorado para que no falte el dinero en el hogar. De bebida es necesario que haya un vino espumoso, porque se cree que las burbujas que se forman al momento de servirlas, son signos de la felicidad. El momento de brindar tras las campanadas es también importante: si se pone en la copa un anillo de oro, vendrá la riqueza.
Mientras que los hogares más religiosos, comienza el inicio de año con la veladora y oración respectiva dedicada a la Divina Providencia, para que no nos falte comida, casa y sustento. El primer día del año está marcado como fiesta de guardar y en consecuencia obliga a ir a misa. Cuando era niño, creía que el fin de año lo marcaba un cometa que bifurcaba el cielo. Por más que me quedaba viendo al cielo, nunca lo vi. A la distancia de aquellos años, aún perduran los deseos de que no falta salud, trabajo y amor. Habiendo ello, no hay crisis que nos pueda hacer daño. Y eso yo les deseo a Ustedes. Nos vemos Dios mediante en el 2021.
Maestro, sumamente interesante y bien documentado, como siempre, Para ti también deseo que todo el amor, felicidad y dinero te sean abundantes, junto a mucha salud en el 2021. Feliz Año Nuevo.
ResponderBorrarTu amigo.
Margarito Martínez Sauceda