miércoles, 14 de enero de 2015

Cuando la revolución llegó a Nuevo León

Antonio Guerrero Aguilar/ Cronista de la Ciudad de Santa Catarina


Muchos pensaron que el movimiento maderista sería muy bien recibido cuando se proclamó el Plan de San Luis, pero muchos clubes de afiliación reyista y simpatizantes del viejo régimen lo vieron recelo. La familia Madero mantenía nexos con grupos empresariales y políticos de la entidad. Por ejemplo, su tío, el Lic. Viviano L. Villarreal quien había gobernado al estado entre 1879 y 1881 y luego de 1911 a 1913. En donde si tuvo aceptación, fue en las clases medias y bajas que buscaban un cambio a las situaciones sociales imperantes que les negaban posibilidades de acceder a las oportunidades que el porfiriato pregonaba se habían alcanzado.

Madero estuvo en Monterrey en plena campaña en junio de 1910. Por rebeldía fue aprehendido y confinado a San Luis Potosí. Dicen que uno de sus principales oradores Roque Estrada, estaba dirigiendo discursos cada vez más alzados de tono, por lo que fue aprehendido en Monterrey. Madero solidariamente pidió ser encarcelado junto con él en la penitencía de Monterrey para luego ser llevados a San Luis Potosí. Cuando escapó vino a Monterrey, en donde se ocultó en la casa de su tío Viviano L. Villarreal; una casona que aun está enfrente de la Alameda Mariano Escobedo, sede de la rectoría de la Universidad Regiomontana. Al año siguiente cuando Madero ya era presidente, el trato hacia él cambió radicalmente.  Durante la presidencia de Madero, el crecimiento económico de la región continuó pero a marchas forzadas.

A la caída de Madero en febrero de 1913, en Coahuila surgió la reacción contraria al presidente Victoriano Huerta, pues en Ramos Arizpe, Coahuila se proclamó el 26 de marzo de 1913 el plan de Guadalupe. También Carranza mantenía nexos con Nuevo León, pues había nacido cuando ambos estados formaban una sola entidad y por parte de su mamá, tenía sus raíces en Villa de García.

Victoriano Huerta nombró como gobernador del estado al Lic. Salomé Botello quien tomó posesión el 24 de marzo de 1913. Originario de Villaldama, recibió abiertamente el apoyo de los grupos empresariales. Solo el alcalde de Monterrey, don Nicéforo Zambrano se opuso a él, por lo que fue aprehendido. Una de las cosas que hizo don Salomé Botello fue la de organizar un grupo llamado la Defensa Social de Monterrey, conformado preferentemente por empleados  de las empresas y principales casas comerciales y obreros de las industrias para que actuaran como grupo paramilitar y defendiera los intereses oficiales como de los particulares.

Muchos de los recursos y artículos de primera necesidad fueron conseguidos gracias al apoyo de la Cámara de Comercio de Monterrey, de las principales industrias y de los gremios de médicos, maestros y abogados. Cuando cayó el usurpador Huerta, militares identificados con Carranza y que eran originarios del norte del estado, como Antonio I. Villarreal, Pablo A. González y Fortunato Zuazua, van a mantener el control militar y político de la región noreste. Los días de mayor tensión en el estado fueron el 23 y 24 de octubre de 1913. Algunos municipios como Mina y Salinas Victoria  ya estaban tomados por los carrancistas. El 22 de octubre de ese año se enfrentaron los carrancistas contra los últimos reductos fieles a Huerta en el Topo Chico. Fue cuando los carrancistas se apoderaron de la cervecería y se tomaron todo el producto que encontraron.

Monterrey estaba defendida por una fuerza de mil 700 hombres que le hicieron la vida imposible a Pablo González, quien finalmente optó por la retirada, dejando una estela de destrucción y muerte. En los cables de luz y telégrafos quedaron decenas de carrancistas ahorcados. Muchas casas tenían las huellas de los orificios provocados por las balas y se veía a muchos cadáveres regados por doquier.  Finalmente el 23 de abril de 1914 los carrancistas se hicieron de Monterrey, quedando como gobernador del estado don Antonio I. Villarreal. Cuando pasaron por el palacio de gobierno vieron desde un balcón la bandera de los Estados Unidos. Era la habitación en la cual el gobernador del estado tenía confinado al cónsul de los Estados Unidos en Monterrey, don Phillip Hanna en señal de rechazo por la presencia de las tropas norteamericanas en el puerto de Veracruz. Las tropas huertistas debieron salir con rumbo a Saltillo y para no encontrarse con los enemigos, se aventuraron a cruzar la Sierra Madre por el Cañón de Santa Catarina. Iban cerca de tres mil hombres, con ocho cañones y varias ametralladores al mando de Wilfredo Massieu. Las últimas batallas entre ellos se dieron en Guadalupe y Santa Catarina.

Ya como gobernador, Villarreal se cobró todas las simpatías que la Iglesia tuvo por el antiguo régimen. Todos los sacerdotes fueron expulsados de sus templos y quedaron prohibidos los oficios litúrgicos. Por ejemplo en Cerralvo, David G. Berlanga entró al templo de San Gregorio, juntó todas las imágenes y les prendió fuego. A la única imagen que no quemó fue la de un crucificado que lanzó de cabeza a una noria. Un coronel de apellido Garza Siller al pasar por el pueblo de Ciénega de Flores, mandó sacar al crucifijo de madera y lo fusiló. Villarreal se dedicó a destruir muchos bienes pertenecientes a la Iglesia, especialmente el del templo franciscano de San Andrés situado en el cruce de Ocampo y Zaragoza, el edificio colonial más antiguo de Monterrey.

También enfrentó a los empresarios que habían mostrado hacia Salomé Botello, incautó bienes a los principales hombres que apoyaron al huertismo. El 10 de junio de 1914, Pablo González impuso una fuerte multa a la Cervecería Cuauhtémoc, por lo que el cónsul de los Estados Unidos Phillip Hanna hizo un reclamo para evitar dañar la participación que los extranjeros mantenían en la empresa. A lo que Pablo González le contestó que era una empresa mexicana y que como tal debía estar sujeta a las autoridades del país. Y más cuando se decía que sus dueños habían apoyado a Porfirio Díaz y a Bernardo Reyes.

Carranza estuvo en Monterrey en dos ocasiones. La primera el 25 de junio de 1914. Durante su estancia se quedó en una de las casas del cerro del Mirador y en Monterrey en la casa del Lic. Eugenio Castillón. Otra vez entre el 13 y 19 de octubre de 1914. Fue bien recibido por los empresarios, quienes le hicieron una comida en la Quinta Calderón.  No obstante al recibimiento que le habían dado, amenazó a los principales invitados con fusilarlos por apoyar al régimen del traidor Huerta.

Por estas fechas se da el rompimiento entre los ejércitos de Villa y Zapata en contra del de Carranza, a quien desconocieron como primer jefe del ejército constitucionalista. De nueva cuenta la región fue escenario de los enfrentamientos entre la famosa División del Norte y la aguerrida División del Noreste. Finalmente los carrancistas entregaron la plaza y se fueron a algunos lugares de Coahuila y Tamaulipas en donde esperaron la oportunidad de enfrentar de nueva cuenta a los villistas. Quienes se hicieron cargo de la autoridad en la capital, fueron los de la Cámara de Comercio de Monterrey.

Felipe Ángeles entró a Monterrey el 15 de enero de 1915, quien quedó como gobernador. Luego le siguió Raúl Madero, hermano de los mártires Francisco y Gustavo. Villa llegó a Monterrey con el grueso de la División del Norte el 13 de marzo de 1915, para dejar la ciudad el día 19 de ese mes. En éste periodo existen algunas anécdotas en torno a la estancia de Villa en Monterrey. Finalmente los villistas abandonaron la ciudad. Se fueron a Icamole, perteneciente a Villa de García, en donde se enfrentaron. Ahí en Icamole, la División del Norte sufrió otra de sus peores derrotas.


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Me dedico a contar narraciones e historias en donde me piden y me invitan.

Santa Catarina, Nuevo León, Mexico