Antonio Guerrero Aguilar/ Cronista de la Ciudad de Santa Catarina
Muchos pensaron que el movimiento
maderista sería muy bien recibido cuando se proclamó el Plan de San Luis, pero
muchos clubes de afiliación reyista y simpatizantes del viejo régimen lo vieron
recelo. La familia Madero mantenía nexos con grupos empresariales y políticos
de la entidad. Por ejemplo, su tío, el Lic. Viviano L. Villarreal quien había
gobernado al estado entre 1879 y 1881 y luego de 1911 a 1913. En donde si tuvo
aceptación, fue en las clases medias y bajas que buscaban un cambio a las
situaciones sociales imperantes que les negaban posibilidades de acceder a las
oportunidades que el porfiriato pregonaba se habían alcanzado.
Madero estuvo en Monterrey en plena
campaña en junio de 1910. Por rebeldía fue aprehendido y confinado a San Luis
Potosí. Dicen que uno de sus principales oradores Roque Estrada, estaba
dirigiendo discursos cada vez más alzados de tono, por lo que fue aprehendido
en Monterrey. Madero solidariamente pidió ser encarcelado junto con él en la
penitencía de Monterrey para luego ser llevados a San Luis Potosí. Cuando
escapó vino a Monterrey, en donde se ocultó en la casa de su tío Viviano L.
Villarreal; una casona que aun está enfrente de la Alameda Mariano Escobedo,
sede de la rectoría de la Universidad Regiomontana. Al año siguiente cuando
Madero ya era presidente, el trato hacia él cambió radicalmente. Durante la presidencia de Madero, el
crecimiento económico de la región continuó pero a marchas forzadas.
A la caída de Madero en febrero de 1913,
en Coahuila surgió la reacción contraria al presidente Victoriano Huerta, pues
en Ramos Arizpe, Coahuila se proclamó el 26 de marzo de 1913 el plan de
Guadalupe. También Carranza mantenía nexos con Nuevo León, pues había nacido
cuando ambos estados formaban una sola entidad y por parte de su mamá, tenía
sus raíces en Villa de García.
Victoriano Huerta nombró como gobernador
del estado al Lic. Salomé Botello quien tomó posesión el 24 de marzo de 1913.
Originario de Villaldama, recibió abiertamente el apoyo de los grupos
empresariales. Solo el alcalde de Monterrey, don Nicéforo Zambrano se opuso a
él, por lo que fue aprehendido. Una de las cosas que hizo don Salomé Botello
fue la de organizar un grupo llamado la Defensa Social de Monterrey, conformado
preferentemente por empleados de las
empresas y principales casas comerciales y obreros de las industrias para que
actuaran como grupo paramilitar y defendiera los intereses oficiales como de
los particulares.
Muchos de los recursos y artículos de
primera necesidad fueron conseguidos gracias al apoyo de la Cámara de Comercio
de Monterrey, de las principales industrias y de los gremios de médicos,
maestros y abogados. Cuando cayó el usurpador Huerta, militares identificados
con Carranza y que eran originarios del norte del estado, como Antonio I.
Villarreal, Pablo A. González y Fortunato Zuazua, van a mantener el control
militar y político de la región noreste. Los días de mayor tensión en el estado
fueron el 23 y 24 de octubre de 1913. Algunos municipios como Mina y Salinas
Victoria ya estaban tomados por los
carrancistas. El 22 de octubre de ese año se enfrentaron los carrancistas
contra los últimos reductos fieles a Huerta en el Topo Chico. Fue cuando los
carrancistas se apoderaron de la cervecería y se tomaron todo el producto que
encontraron.
Monterrey estaba defendida por una
fuerza de mil 700 hombres que le hicieron la vida imposible a Pablo González,
quien finalmente optó por la retirada, dejando una estela de destrucción y
muerte. En los cables de luz y telégrafos quedaron decenas de carrancistas
ahorcados. Muchas casas tenían las huellas de los orificios provocados por las
balas y se veía a muchos cadáveres regados por doquier. Finalmente el 23 de abril de 1914 los
carrancistas se hicieron de Monterrey, quedando como gobernador del estado don
Antonio I. Villarreal. Cuando pasaron por el palacio de gobierno vieron desde
un balcón la bandera de los Estados Unidos. Era la habitación en la cual el
gobernador del estado tenía confinado al cónsul de los Estados Unidos en
Monterrey, don Phillip Hanna en señal de rechazo por la presencia de las tropas
norteamericanas en el puerto de Veracruz. Las tropas huertistas debieron salir
con rumbo a Saltillo y para no encontrarse con los enemigos, se aventuraron a
cruzar la Sierra Madre por el Cañón de Santa Catarina. Iban cerca de tres mil
hombres, con ocho cañones y varias ametralladores al mando de Wilfredo Massieu.
Las últimas batallas entre ellos se dieron en Guadalupe y Santa Catarina.
Ya como gobernador, Villarreal se cobró
todas las simpatías que la Iglesia tuvo por el antiguo régimen. Todos los
sacerdotes fueron expulsados de sus templos y quedaron prohibidos los oficios
litúrgicos. Por ejemplo en Cerralvo, David G. Berlanga entró al templo de San
Gregorio, juntó todas las imágenes y les prendió fuego. A la única imagen que
no quemó fue la de un crucificado que lanzó de cabeza a una noria. Un coronel
de apellido Garza Siller al pasar por el pueblo de Ciénega de Flores, mandó
sacar al crucifijo de madera y lo fusiló. Villarreal se dedicó a destruir
muchos bienes pertenecientes a la Iglesia, especialmente el del templo
franciscano de San Andrés situado en el cruce de Ocampo y Zaragoza, el edificio
colonial más antiguo de Monterrey.
También enfrentó a los empresarios que
habían mostrado hacia Salomé Botello, incautó bienes a los principales hombres
que apoyaron al huertismo. El 10 de junio de 1914, Pablo González impuso una
fuerte multa a la Cervecería Cuauhtémoc, por lo que el cónsul de los Estados
Unidos Phillip Hanna hizo un reclamo para evitar dañar la participación que los
extranjeros mantenían en la empresa. A lo que Pablo González le contestó que
era una empresa mexicana y que como tal debía estar sujeta a las autoridades
del país. Y más cuando se decía que sus dueños habían apoyado a Porfirio Díaz y
a Bernardo Reyes.
Carranza estuvo en Monterrey en dos ocasiones.
La primera el 25 de junio de 1914. Durante su estancia se quedó en una de las
casas del cerro del Mirador y en Monterrey en la casa del Lic. Eugenio
Castillón. Otra vez entre el 13 y 19 de octubre de 1914. Fue bien recibido por
los empresarios, quienes le hicieron una comida en la Quinta Calderón. No obstante al recibimiento que le habían
dado, amenazó a los principales invitados con fusilarlos por apoyar al régimen
del traidor Huerta.
Por estas fechas se da el rompimiento
entre los ejércitos de Villa y Zapata en contra del de Carranza, a quien
desconocieron como primer jefe del ejército constitucionalista. De nueva cuenta
la región fue escenario de los enfrentamientos entre la famosa División del
Norte y la aguerrida División del Noreste. Finalmente los carrancistas
entregaron la plaza y se fueron a algunos lugares de Coahuila y Tamaulipas en
donde esperaron la oportunidad de enfrentar de nueva cuenta a los villistas.
Quienes se hicieron cargo de la autoridad en la capital, fueron los de la
Cámara de Comercio de Monterrey.
Felipe Ángeles entró a Monterrey el 15
de enero de 1915, quien quedó como gobernador. Luego le siguió Raúl Madero,
hermano de los mártires Francisco y Gustavo. Villa llegó a Monterrey con el
grueso de la División del Norte el 13 de marzo de 1915, para dejar la ciudad el
día 19 de ese mes. En éste periodo existen algunas anécdotas en torno a la
estancia de Villa en Monterrey. Finalmente los villistas abandonaron la ciudad.
Se fueron a Icamole, perteneciente a Villa de García, en donde se enfrentaron.
Ahí en Icamole, la División del Norte sufrió otra de sus peores derrotas.
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