domingo, 13 de septiembre de 2015

El Grito de Dolores

Antonio Guerrero Aguilar/ Cronista de la Ciudad de Santa Catarina


Cada 15 de septiembre celebramos el Grito de Independencia, que dio el padre Hidalgo en el pueblo de Dolores y que con el transcurso del tiempo se convirtió propiamente en el día de la Patria. A decir verdad, éste ocurrió a las cinco de la mañana del día 16 de septiembre de 1810, en el pórtico de la Parroquia de Nuestra Señora de Dolores. Ahí el padre Miguel Hidalgo y Costilla congregó a cerca de 600 fieles y los instó a separarse del dominio español. Luego en el templo de Atotonilco, el padre Hidalgo tomó el estandarte de la Virgen de Guadalupe para convertirlo en la primera bandera de los insurgentes. Ya en San Miguel el Grande, (llamada de Allende a partir del 8 de marzo de 1826); los comandantes insurgentes reunidos en la casa de Domingo Allende, nombraron jefe supremo de la insurgencia a Miguel Hidalgo.

Los antecedentes del Grito de Independencia, tienen su origen en la ciudad de Querétaro cuando el intendente Juan Antonio Riaño y Bárcena solicitó la orden de aprehensión en contra de los conjurados que se reunían en la casa del corregidor Miguel de Domínguez, a donde acudían Ignacio Allende, los hermanos Aldama y el padre Hidalgo. Luego de una campaña militar repleta de luces y sombras, el movimiento de Hidalgo y Allende concluyó con la aprehensión de los insurgentes en Acatita de Baján, Coahuila, el 21 de marzo de 1811; no así el movimiento insurgente que encontró en el padre Morelos y en la llamada “Junta de Zitácuaro”, la continuación de los ideales por alcanzar la Independencia Nacional.

Precisamente uno de los primeros en celebrar la fecha de inicio de la guerra de Independencia, fue el general Ignacio López Rayón, quien dispuso en el pueblo de Huichapan que se hiciera al amanecer del 16 de septiembre de 1812, una descarga de artillería y vuelta general de esquilas y campanas de los templos en recuerdo del Grito de Dolores. También el padre Morelos pidió el 14 de septiembre de 1813, que se incluyera en la Constitución de Apatzingán, una celebración especial para que se conmemorara el 16 de septiembre como día en que se alzó la voz de Independencia. Los continuadores de la insurgencia consideraban ese día como el comienzo de la libertad de los mexicanos y por eso debía recordarse con júbilo los méritos de Hidalgo y de Allende al encabezar el primer movimiento independentista.


Una vez consumada la independencia, el Congreso Constituyente de 1822 declaró el día 16 como fiesta cívica. De igual forma, Agustín de Iturbide propuso como principales fechas el 24 de febrero, 2 de marzo, el 16 y el 27 se septiembre. Esta fecha como el día en que los defensores del Plan de Iguala entraron triunfalmente a la ciudad de México, con salvas de artillería y misa de acción de gracias en los templos. El 19 de julio de 1823 el padre Hidalgo fue declarado “Padre de la Patria” por el Soberano Congreso Mexicano. Era tanto el respeto que se tenía por nuestros héroes de Independencia, que el 16 de septiembre de 1823, se dispuso que los restos de los caudillos  Hidalgo, Allende, Aldama, Jiménez, Morelos, Matamoros, Mina y Moreno, fueron trasladados a la Villa de Guadalupe para luego ser depositados el día 17 en el Altar de los Reyes en la Catedral Metropolitana.

Fue hasta 1825 cuando se organizó la primera gran fiesta del 16 de septiembre, en dónde se convino que una junta vigilaría que las casas y las calles de la capital para que estuvieran iluminadas y los balcones y cortinas de los principales edificios estuvieran adornados con motivos alusivos al Plan de las Tres Garantías. Todo cambió a mediados del siglo XIX, cuando a la Junta Patriótica le dio por celebrar en el Teatro Nacional el “Día del Grito de Independencia”. En lugar de hacer una festividad popular en el zócalo, se convirtió en un acto elegante y exclusivo para las clases más privilegiadas, en donde citaban a la gente el día 15 a las 11 de la noche para escuchar el mensaje del presidente que leía el acta de Independencia de 1821. Se cree que se tenía la intención de festejar el natalicio de la esposa del presidente Antonio López de Santa Anna, doña Dolores Tosta Gómez. Tiempo después el general Porfirio Díaz dejó el Grito el día 15, porque aprovechaba la ocasión para festejar su cumpleaños. 

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Me dedico a contar narraciones e historias en donde me piden y me invitan.

Santa Catarina, Nuevo León, Mexico