Antonio Guerrero Aguilar/ Cronista Municipal de Santa Catarina
En la canción El Vendedor del grupo Mocedades, hay una estrofa
que dice: “tú eres el que ha pasado, el que ha llegado o el que vendrá”,
haciendo alusión al hecho de que existe una secuencia de vida que se trasmite a
través de factores genéticos, culturales e históricos. Nuestro mapa genético se
integra de distintos rasgos de otros que nos precedieron. Como seres humanos,
aún seguimos generando o actuando patrones de conducta de otros que nos
antecedieron y ello se conoce como arquetipos.
Para el psiquiatra y psicólogo
suizo Carl Gustav Jung (1875-1961) , estos son huellas ancestrales que se
reflejan en el inconsciente colectivo. Son eternos modelos de vida de acuerdo a
la filosofía idealista de Platón. Tal vez por ello Arthur C. Clark en “2001: Odisea
del Espacio”, sentenció que de cada hombre hay tres mil fantasmas, al referirse
de que somos producto de la conjunción de diversos genes que se han
interactuado a través de nuestros ancestros.
Dicen que el origen de la humanidad está en África y que
el antepasado común era de piel obscura y que ésta fue cambiando a partir del
ajuste y de la interacción con el medio ambiente al que enfrentaron los grupos
nómadas, dando origen a las llamadas razas. El concepto raza se usa para
designar a los grupos biológicos que comparten rasgos físicos y elementos
culturales y tradiciones comunes. Una raza es el grupo humano dentro del cual,
sus miembros se crían entre sí y comparten ciertos rasgos o patrones de
conducta similares, convirtiéndose en una población distinta a las demás, pues
también comparten una serie de rasgos físicos heredados. El concepto raza se define como la casta o cualidad del
origen o linaje. También se consideran a cada uno de los grupos, en que se
subdividen algunas especies biológicas y cuyos caracteres diferenciales se
perpetúan por herencia.
Las razas se clasifican en tres categorías diferentes de
acuerdo a su tamaño y referencia espacial: puede ser la raza geográfica que se
refiere al conjunto de poblaciones separadas de otros conjuntos, ya sea por
grandes obstáculos geográficos, como lo son las cadenas montañosas o los
océanos. La raza local es un grupo que mantiene sus diferencias debido a los
obstáculos naturales o sociales. Una micro raza es una población altamente
localizada que aunque no está geográficamente separada, tiende a desarrollarse sin
interferencias, permaneciendo de ésta manera como grupo distinto.
Ciertamente no debemos considerar o confundir a una raza
con una población unida por un idioma, una religión o cualquier característica
común. Ni mucho menos entender que la raza influye en la aptitud mental o
física. Tampoco pensar que existen mejores razas o grupos étnicos que otros.
Debido a las constantes migraciones e interacción de los grupos étnicos a
través de la historia de la humanidad, no existen razas puras, pues los
movimientos migratorios se han dado en forma masiva, provocando que las razas
se mezclen e interactúen, de tal manera que se van conformando nuevos grupos de
tipos físicos.
Existen culturas que han sostenido la creencia de que aún
existe una raza pura. El mito de la raza pura tiene su origen en los pueblos
arios que habitaban la Europa central, alrededor del Mar Caspio. Ellos vivían
de la caza y de la ganadería. Algunos de esos grupos emigraron hacia la India,
en donde derrotaron a los grupos locales, imponiendo sus tradiciones y
costumbres y todo un sistema de castas que sostenían las estructuras sociales
de los pueblos de la India. La religión brahamánica tiene toda una red de
prohibiciones y separa tanto étnica como socialmente a sus habitantes. Con el
correr del tiempo, supuestos grupos de origen ario del centro de Europa, pregonaron la grandeza de la raza aria que se
reflejaba en su capacidad física como mental y culparon a los habitantes de
origen hebreo de contaminar la pureza de las razas.
Los pueblos iberoamericanos tenemos un Día de la Raza el 12 de octubre, en el que se recuerda el
encuentro de los dos mundos, el viejo continente europeo con el nuevo
continente americano. Es el día del descubrimiento que hizo Cristóbal Colón y
que en algunos países se llama "El Día de Colón". Pero también los
diversos grupos étnicos naturales recuerdan la llegada de los europeos como 500
años de opresión y esclavitud, por eso van y tiran huevos y tomates a las
esculturas del almirante genovés. También le llaman Día de la Hispanidad o el Encuentro
de los dos mundos.
El Día de la Raza
comenzó a conmemorarse en 1918, cuando Antonio Caso propuso al 12 de octubre
como un evento propicio para alabar a
"la raza mestiza mexicana".
La raza, una rica mezcla de cultura indígena y española que nos caracteriza
como mexicanos. Posiblemente Antonio Caso
acuñó este término de raza,
adoptado ahora por los latinos en todo nuestro continente. Después en 1928, el
Congreso declaró el "Día de la Raza" oficialmente como fiesta
nacional. Pero ellos omitieron la tercera raíz fundante de la raza mestiza, la
raza de origen africano.
José Vasconcelos sostenía que el mexicano estaba llamado
a ser la raza cósmica, pues en la estructura genética de los mexicanos
convergen las principales razas del mundo: la ibérica, la indígena y la
africana. Los pobladores de origen ibérico son fruto de la mezcolanza étnica de
celtas, ibéricos, godos, romanos, griegos, fenicios, hebreos y de pueblos islámicos
procedentes del norte de África. Nuestros antiguos mexicanos a su vez llegaron
de Asia y en el siglo XVI arribaron a nuestras tierras esclavos africanos
procedentes de la Guinea Ecuatorial. Todos ellos dan origen al ser y al
quehacer de mexicano y del iberoamericano, con el que compartimos una raza, una
lengua, una tradición cultural y una historia común. Por eso el lema de la
Máxima Casa de Estudios, la Universidad Nacional Autónoma de México, pregona
con orgullo: “Por mi raza hablará el
espíritu”.
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