Antonio Guerrero Aguilar/ Cronista de la Ciudad de Santa Catarina
En tono festivo se dice que después del 12 de diciembre y
hasta el 6 de enero, comienzan las fiestas del maratón de “Lupe Reyes”, pues a
partir del día de nuestra Señora de Guadalupe hasta la noche de los Reyes
Magos, al mexicano le da por pasársela de jolgorio y reuniones por doquier. Pero
a decir verdad desde el punto de vista litúrgico, diciembre es un periodo de
preparación a la venida de Jesús. De la fiesta de Cristo Rey hasta la Navidad,
en diciembre se suceden posadas y fiestas navideñas entre las cuales destacan
la corona de Adviento, la pastorela y el nacimiento.
Para vivir esta etapa como un momento de preparación en
la espera de la llegada de Jesús, se presenta en el templo la corona de Adviento,
la cual tiene su origen en Alemania. Coincide con una tradición pagana con la
cual se ruega para que el Sol regrese con su luz y calor durante el invierno; en
un mundo donde se pensaba que la ausencia de calor provocaba frialdad y maldad
en las relaciones humanas. Luego los misioneros cristianos lo van a actualizar
entendiendo a Jesús como el origen de la vida y de la luz espiritual. La corona
nos recuerda la eternidad de Dios que no tiene principio ni fin, por eso es un
círculo con follaje verde.
En la corona se ponen cuatro veladoras que se prenden una
por cada semana y representan la actitud que debemos vivir durante cuatro semanas
previas a la Natividad del Señor y que
son el ayuno, la oración, la instrucción y la preparación al nacimiento de Cristo.
La flama simboliza la luz, el calor y el tiempo de penitencia. Tres de ellas
son moradas y una rosa que significa el gozo y la alegría de la próxima venida
de Jesús. En el centro se pone una veladora blanca que nos recuerda el
nacimiento de la Luz Divina, misma que se enciende en la Noche Buena. Regularmente
alrededor de ella se hacen las posadas y el rezo del santo Rosario.
Las pastorelas tienen su origen en el siglo XIII en Italia,
en las que participaban preferentemente pastores, pues ellos fueron los
primeros en adorar al niño. Originalmente se hacían representaciones tanto del
ciclo navideño como de la Pascua. Luego en España se hicieron pequeñas obras de
teatro que presentaban historias moralizantes en forma de parábolas sencillas y
accesibles que pretendían instruir a la gente. Como participan habitantes de
las villas, los cantos que se hacían recibieron el nombre de villancicos.
Dichas composiciones eran cantos poéticos en alusión al periodo navideño y que
luego eran entonados en las pastorelas.
Las pastorelas llegaron a México con los franciscanos; la
primera representación llamada “La comedia de los
Reyes” se hizo en Cuernavaca en 1527. Luego el obispo fray Juan de
Zumárraga ordenó
que en 1530 se escenificara “La
natividad gozosa de nuestro Salvador”. Los misioneros dieron a entender a
los pueblos indígenas, que con la representación de las pastorelas se alejaba a
los malos espíritus. En sí, la pastorela es una recreación de las peripecias
que enfrentan los pastores para llegar a adorar al Niño Dios. En el trayecto
deben de luchar contra los demonios que se lo impiden poniendo muchas trampas,
pues representan a los siete pecados capitales. Por eso con la ayuda del arcángel
San Miguel logran derrotar a las fuerzas del mal encabezadas por Lucifer.
Precisamente a las primeras órdenes que llegaron a la
Nueva España, les debemos mucho de las tradiciones que tenemos en México.
Fueron los franciscanos, dominicos, agustinos y jesuitas, quienes con su acción
evangelizadora asentaron las bases religiosas del mexicano. Con su celo
apostólico libre e independiente, surgieron métodos de evangelización de los
indios tales como las piñatas, los templos al aire libre, las pastorelas, las
peregrinaciones y demás muestras de piedad popular. Por ejemplo se construyeron
templos y capillas que eran catecismos vivientes de sucesos esenciales en la
vida de los fundadores de las órdenes mendicantes. Ellos pensaron que el
indígena sería el mejor instrumento para evangelizar a los mismos indios. Por consiguiente
la labor de los misioneros se centró en la educación de los jóvenes para favorecer mejor su proceso de integración
a la cultura hispano cristiana.
Usaron algunas técnicas que los indios ya practicaban
como la utilización de figuras y escritura nemotécnica con la que se asociaba a
una imagen figurada todo un conjunto de conocimientos. Por ejemplo, la imaginería
en caña de los templos (en lugar de ser ornato) servía como catequesis. El
misionero se paraba enfrente de la imagen y explicaba su simbolismo. Hicieron
capillas al aire libre para eventos masivos y regresaron a la práctica del
bautismo por inmersión. Con la intención de acabar con las viejas prácticas
religiosas consideradas como paganas, los misioneros aprendieron sus lenguas y
tradiciones, convirtiéndose en los primeros antropólogos del mundo moderno.
La costumbre de preparar nacimientos surgió en el año
1223 en Italia con San Francisco de Asís, cuando realizó una escenificación con
personas y animales, para revivir el recuerdo de la Sagrada Familia, el
nacimiento de Jesús en Belén en medio de la pobreza rodeado de unos cuantos
animalitos y pastores. Luego para ahorrar espacio se comenzaron a utilizar
figuras de madera, plomo o de barro. De nueva cuenta los franciscanos
organizaron las primeras fiestas navideñas en México en 1528. Ellos conjuntaron
las pastorelas, las posadas, las piñatas y los nacimientos; mismas que no
pueden faltar en la tradición popular de los mexicanos y que en otros países se
ven con mucha simpatía y admiración.
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