Antonio Guerrero
Aguilar, Cronista de la Ciudad de Santa Catarina
San Nicolás de los
Garza es un municipio conurbado perteneciente a la zona metropolitana de Nuevo
León. Con apenas una extensión territorial de 59.521 kilómetros cuadrados. Junto
con Abasolo, es uno de los municipios más pequeños en la entidad, pero el
segundo en densidad de población. Es un municipio netamente urbano, cuya
cabecera municipal está a 512 metros sobre el nivel del mar. Limita al norte
con Apodaca y General Escobedo, al sur con Guadalupe y Monterrey, al oeste con
Monterrey y General Escobedo y al este con Guadalupe. Carece de elevaciones de
importancia, pero parte de su territorio al sur llega hasta la falda del cerro
del Topo y una loma llamada del Roble.
Las tierras que
corresponden a la demarcación territorial de San Nicolás de los Garza,
pertenecieron a Monterrey hasta 1830, cuando se creó una nueva municipalidad
con la intención de crear un nuevo distrito electoral. San Nicolás quedó
integrada por la estancia de los Garzas, la de Santo Domingo y los dos Topos:
el Grande de los Ayalas y el Topo Chico de los González. Sus orígenes se
remontan a septiembre de 1596 cuando Diego de Montemayor entregó mercedes de
tierras a tres de los doce pobladores que participaron en la fundación de la
Ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey.
Se consideran como
fundadores del municipio de San Nicolás de los Garza a Diego Díaz de Berlanga,
Pedro de Iñigo y Domingo Manuel quienes poblaron sitios poco antes de 1597.
Díaz de Berlanga fungió como secretario escribano y regidor del primer cabildo
de Monterrey hasta 1600. Fue quien redactó el acta de fundación de la Ciudad de
Monterrey y expidió las primeras mercedes a los pobladores. Obtuvo merced para fundar una estancia el 5 de
febrero de 1597. Al poco tiempo de su muerte, el capitán Pedro de la Garza en
1635 le compró a doña Mariana Díaz, la viuda de don Diego Díaz de Berlanga, las
cuatro caballerías a las que correspondían las mercedes originales y un ojo de
agua al que llamaban de doña Mariana por cien pesos, pagándole con trigo,
carne, maíz y otras cosas. Para ilustrar
un poco: una caballería de tierra comprende casi 43 hectáreas. Un sitio de
ganado mayor mil 775 hectáreas y un sitio de ganado menor 780 hectáreas.
A partir de ahí, a la
estancia se le conoció como de Pedro de la Garza. Pedro de la Garza murió en
1639 víctima de un arcabuzazo dado por Mateo
Monzón, al disputarle un indio de su encomienda en el valle de las Salinas. Entonces
la estancia pasa a ser de sus hijos Pedro y José de la Garza, quienes lograron
ampliar las tierras gracias a una merced otorgada por Martín de Zavala en 1642.
La esposa de Pedro se llamaba Inés Rodríguez, quien murió en 1655. Es cuando a
la estancia se le conoce como de los Garzas. Para algunos, la estancia tiene
que ver más con la acción de estar y poblar, contrario a la hacienda a la que
se le considera más bien como centro de producción agropecuaria.
Pedro de la Garza tuvo
por hijos a Pedro el Mozo y a José. El primero se casó con Inés de la Rocha,
procreando a once hijos. Sus descendientes son considerados como los primeros
pobladores de San Nicolás de los Garza. Elena se casó con Juan Cavazos y José
participó en la fundación de San Juan Bautista de Cadereyta en 1637, obteniendo
mercedes en San Isidro, correspondiente al actual municipio de Pesquería. Los
Garza y Cavazos emparentaron con otros linajes entre los que destacan los Cantú,
los Lozano, Arellano, Góngora, Guajardo, Martínez, Páez y Treviño. Al morir
Pedro de la Garza el Mozo en 1695, a la estancia le conocen como de San Nicolás
de los Garzas. Dicen que en Nuevo León a los santos les ponen apellidos. Se
llama San Nicolás en honor a San Nicolás Tolentino, un santo y místico
italiano, predicador y patrono de las almas del purgatorio (1245-1305).
A mediados del siglo
XVIII la hacienda de San Nicolás de los Garzas, colindaba con la hacienda del
Topo de los Ayala al poniente, la del Topo de los González al oriente, la de
Santo Domingo y el Mezquital al oriente. La casa grande de la hacienda era de
alto, construida en sillar, con techo de morillos, trojes, galeras, corrales y
otros anexos. Otro de los primeros pobladores, Domingo Manuel obtuvo merced
para establecer la hacienda de Santo Domingo. También ésta propiedad fue adquirida
por Pedro de la Garza.
Por decreto del 16 de
septiembre de 1830, se creó la nueva municipalidad a la que llamaron San
Nicolás de los Garzas. El primer alcalde
José Andrés Montemayor junto con su cabildo, tomaron posesión en 1836. De
acuerdo a Gonzalitos la primera acta de cabildo es del 5 de mayo de 1836. Los
vecinos eligieron como cabecera a la estancia de los Garza también conocida
como la estancia Grande, la cual estaba dividida en tres rancherías: Las
Puentes, los Lozano y El Temporal. En 1843 se hizo la traza de la población. En
sus orígenes, el municipio tenía problemas por la cantidad de habitantes.
Regularmente tenía una población fluctuante, en especial cuando en 1845 muchas
rancherías pasaron a formar parte de Apodaca. En 1851 quedó casi despoblada y
en 1853 se le quita el Topo de los González para anexarla a Monterrey y a
principios de 1868 se segregó el Topo de los Ayala para crear la municipalidad
de General Escobedo. La capilla fue concluida hasta 1859. La fiesta principal
era la Exaltación a la Santa Cruz que atraía muchos visitantes. En 1852 las
haciendas de los Garza tenía un valor de 23 mil pesos, 19 mil la del Topo de
los Ayala, Santo Domingo 16 mil y el Topo de los González 6 mil pesos. Tierra
de hombres y mujeres ilustres, un notable ex gobernador nació ahí, el Licenciado
Ramón Treviño, además de Nicéforo Zambrano, el presbítero Toribio Cantú, el
profesor Abraham Z. Garza entre otros más.
De ser un sitio que
era proveedor de carnes, semillas y lácteos, en el siglo XX se instalaron
empresas y luego colonias, hasta convertirse en una importante zona industrial
y en uno de los tres municipios más poblados en Nuevo León. El 12 de mayo de
1971, el Congreso del Estado declaró elevar a la categoría de ciudad a la villa
de San Nicolás de los Garza. El nombre de por sí nos remite a la historia de
uno de los municipios más importantes de Nuevo León. Y colonias tan representativas
como Las Puentes, El Nogalar, Chapultepec, la Cuauhtémoc y la Anáhuac por tan
solo citar algunas. Para algunos, se debe cambiar el nombre de San Nicolás de
los Garza a San Nicolás de los Cantú, pues de acuerdo al último censo de
población y vivienda, el apellido más extendido es precisamente el Cantú.
Me tristeza ver el
deterioro en que se encuentra. De cómo pasó de ser el quinto municipio
industrial de México a no figurar más en ese rubro. Casi sin reservas
territoriales y malbaratadas en los últimos 20 años y agobiada por falta de
avenidas adecuadas y modernas de norte a sur y viceversa; que lo tienen
encerrado dentro del área metropolitana. No es una apreciación mía, es de un
lector. Ahora tan solo es un municipio de "PASO" para todos los que
van y vienen al norte de Nuevo León o a Nuevo Laredo. Hay personas que añoran los
ojos de agua que existían en el municipio y que secaron ante la voracidad de
los desarrolladores; el recreativo Nova, el de la avenida de La Juventud, el Nogalar
a pocas cuadras del Hospital Metropolitano, el de La Nogalera, el de la alberca
San Nicolás en Avenida Santo Domingo y ahora Arturo B. de La Garza. Las
corridas de caballos que se hacían en lo que ahora es la avenida San Nicolás,
del arroyo Topo Chico rumbo a la actual rotonda en el segundo sector de la colonia
Las Puentes. La quinta Espiridión Villarreal, del arroyo que atravesaba Las
Arboledas de poniente a oriente por la acera derecha en la misma colonia Las
Puentes, Los "Naranjos" que ahora está un fraccionamiento llamado
Rincón de Las Puentes que por muchísimos años fue el lugar idóneo y de tradición
para juegos de fútbol, béisbol y softbol. ¡Qué hicieron de mi querido San
Nicolás de los Garza!