Antonio Guerrero Aguilar/ Cronista de Santa Catarina
El nombre de Luz significa “la que da claridad”. El origen de la devoción a la virgen de la Luz
se debe a un sacerdote jesuita llamado Antonio Genovesi, quien rogó a una
religiosa le diera una nueva imagen para promover la devoción entre sus fieles.
En 1722 ocurrió el milagro en Palermo, Italia. La hermana tuvo una visión de la
Madre de Dios repleta de luces, portando al niño en sus brazos y una canasta
con los corazones apartados del mal, sostenida y rodeada por ángeles evitando
caer en las fauces del Leviatán. Trajeron a un pintor que recibió las
características para hacer un cuadro de ella. Un 2 de julio de 1732, (fiesta de
la Visitación de la Santísima Virgen a Santa Isabel) llegó la imagen a León,
Guanajuato procedente de Sicilia. El 23 de mayo de 1849 la virgen de la Luz fue
proclamada patrona de la ciudad de León.
Posiblemente el origen de la devoción a nuestra Señora de
la Luz se deba al padre Alfredo Dávalos, quien siendo vicario de la catedral de
Monterrey fundó una asociación para promover la tradición mariana en el
desaparecido templo franciscano de San Andrés. El padre Dávalos era originario de
Montemorelos. Estudió en el Seminario de Monterrey para ordenarse sacerdote en
1889. Fue vicario parroquial en Saltillo y luego en la catedral de Monterrey. Párroco
en el templo del Sagrado Corazón de Montemorelos en 1891, sacristán mayor (encargado)
de la catedral de Monterrey a partir del 5 de febrero de 1899, vicario en el templo de
la Purísima en 1905 y cura interino de la parroquia de San Juan Bautista de
Lampazos de Naranjo en ese mismo año. En 1907 secretario y miembro del cabildo
de la Catedral como canónigo. Al año siguiente lo nombraron presidente de la
Obra de la propagación de la Fe en la Arquidiócesis de Linares-Monterrey. Fue
muy conocido en la ciudad por sus aportes a la literatura, entre 1910 y 1921
dirigió una publicación llamada El
Estudiante en la cual colaboraban Alfonso Junco y Alfonso V. Zúñiga.
Seriamente enfermo, quedó paralítico en sus últimos años.
El padre Dávalos adquirió una propiedad situada en la
esquina suroeste de Luis Carvajal y de la Cueva que durante un tiempo se llamó
H.I. Cairo y Ruperto Martínez. Gracias al apoyo del señor arzobispo y de la
señora Francisca Muguerza de Calderón, se puso la primera piedra del templo el
6 de enero de 1895. El 6 de enero de 1900 se hizo la ceremonia litúrgica presidida
por el señor don Jacinto López y Romo, Arzobispo de Linares-Monterrey. Una vez
bendecida la capilla, quedó dentro de la jurisdicción de la parroquia del
Sagrado Corazón. En este tiempo oficiaron misa los padres Alfredo Dávalos y el
padre Manuel Fernández quien organizó en 1910 un Círculo Católico de Obreros.
El 25 de septiembre de 1913, el entonces señor Arzobispo don
Francisco Plancarte y Navarrete aprobó la creación de cuatro nuevas parroquias,
entre ellas San Nicolás Tolentino en San Nicolás de los Garza, los santuarios
dedicados a Nuestra Señora de Guadalupe en la colonia Independencia de
Monterrey y el otro en la Villa de Guadalupe, Nuevo León y el de la Santísima
Madre de la Luz en Monterrey. El primer
párroco del templo y de la comunidad fue el presbítero Manuel Cuadrado. En 1910
servía como vicario en la Catedral; entre 1910 y 1911 párroco en Nuestra Señora
del Pueblito en Hidalgo, Nuevo León. En septiembre de 1911 servía como vicario
en el templo parroquial del Sagrado Corazón y luego vicario fijo en el templo
de La Luz, quedando como cura interino del 25 de septiembre al 1 de octubre de
1913 en que recibió nombramiento como párroco. En ese tiempo sirvieron como
vicarios otros sacerdotes como Luis Martín quien llegó de San Pablo en
Galeana en donde estuvo al frente del curato entre 1906 y 1912. El padre Martín
tenía un doctorado y llegó al templo de La Luz en diciembre de 1913. En ese año
también estuvo el padre Antonio Alonso. El padre Pablo Martínez fue vicario durante 1914, luego fue párroco
de San Pedro Apóstol en Allende de 1915 a 1927.
El primer bautismo ocurrió el 1 de octubre de 1913,
siendo el de la niña llamada María de los Ángeles, hija de Atenójenes Murguía y
Josefina Elizondo. Sus abuelos paternos Macario y Socorro; abuelos maternos
Leónides y Romana y como madrina fungió María Martínez. El primer matrimonio fue celebrado el 2 de
octubre de 1913, entre María de la Luz García y Valentín Silva. Ante la
presencia de las tropas carrancistas, el señor Arzobispo Francisco Plancarte y
Navarrete consagró la ciudad de Monterrey y luego la arquidiócesis al Sagrado
Corazón de Jesús el 7 de noviembre de 1913. El señor Plancarte promovió un
grupo de oración y de apostolado en la parroquia dela Luz llamado Nuestra Señora
de Guadalupe entre 1917 y 1919.
En enero de 1915 llegó el padre Heleno Salazar para
hacerse cargo de la parroquia en la cual sirvió hasta 1941. Nacido en Ojuelos,
Jalisco en 1875, pasó su infancia en Villa de García para ingresar al Seminario
de Monterrey. Fue ordenado sacerdote en 1899. Párroco en Santiago y Cerralvo,
Nuevo León. Fue testigo y hasta salvó vidas durante la inundación de 1909. En
1914 estaba como responsable del templo franciscano de San Andrés que fue
destruido por los carrancistas. Pasó seis meses en la cárcel y al salir le fue
confiado el cuidado de la nueva comunidad parroquial. Fue miembro del cabildo
de la Catedral y murió en 1945. En este periodo hubo vicarios como el padre
Nabor Villegas Villarreal (1931 a 1939), quien nació en Bustamante, Nuevo León en
1906. Estudió en el Seminario de Monterrey. Una vez ordenado en 1931 le fue
confiada la parroquia de La Luz como su primera comunidad. Fue párroco en los
templos de Villaldama y Bustamante y murió en 1974. También fueron vicarios Toribio
de la Garza Cantú (1916-1920), José Guadalupe Garza Martínez (1939), Gilberto
Flores Albo (1940) y el padre Leandro de la Garza (1941).
Después del padre Heleno Salazar llegó el padre José
Trinidad Ruiz (1893-1959). Ordenado sacerdote en 1917, sirvió como vicario en
los templos de la Santísima Trinidad de Monterrey, Pesquería, General Zuazua y
Marín. Estuvo en la comunidad de 1942 a 1959. En éste periodo el templo fue
reedificado y diseñado por arquitectos Manuel Muriel y Joaquín A. Mora. El arquitecto
Muriel estudió en la Universidad de Texas. Intervino en la construcción
del Palacio Federal en Monterrey en 1928. A él le debemos la construcción del
templo "La Iglesia Católica Mexicana" en 1928, actualmente la Iglesia
Evangélica Luterana Confesional La Santa Cruz situado en la esquina de las
calles de Washington y Amado Nervo justo frente a la Alameda de Monterrey.
Colaboró junto con Joaquín A. Mora, cuando era director fundador de la facultad
de arquitectura de la Universidad de Nuevo León para la ampliación y
remodelación del Colegio Civil en 1938. Participó en la construcción de la
Escuela Álvaro Obregón cuando trabajó para Fomento y Urbanización S.A (FYUSA).
Es además el autor del diseño del barandal en las escaleras de la prepa Álvaro
Obregón. En 1939 participó en un concurso para diseñar la hoy Basílica de la
Purísima aunque no ganó.
En éste tiempo estuvieron como vicarios los sacerdotes José
Pérez González y Luis G. Rojas Navarrete en 1951, Hilario Rodríguez González en
1952 y Aureliano Tapia Méndez en 1955. Ante la enfermedad y la muerte del padre
Ruiz el 2 de febrero de 1959, llegó el padre Moisés Moreno Sevilla. Una vez
ordenado en 1929 fue párroco de Villa de Santiago (1933-1941), en San Juan
Bautista de Cadereyta (1941-1949), en la Purísima Concepción de Doctor Arroyo
(1951-1955) y como responsable del templo de Santa María Goretti (1955-1957).
En la parroquia de Nuestra Señora de La Luz estuvo de 1959 a 1969.
Ese año llegó el padre Adolfo Lugo Beatriz que sirvió al
templo y a su comunidad por 38 años. El padre Lugo nació en la Hacienda
Telcampana, Ciudad Venustiano Carranza, Jalisco, el día 27 de septiembre de
1930. Estudió en el Seminario de Monterrey y teología en Montezuma, Nuevo México. Ordenado
sacerdote el 17 de Agosto de 1958. Fue
vicario cooperador en Sabinas Hidalgo, Nuevo León. Párroco de la Purísima Concepción
en Agualeguas y cura de la Parroquia de Nuestra Madre Santísima de la Luz desde
1970 hasta el 2008. Se destacó por su cercanía a los fieles, su asistencia
espiritual a los internos del penal del Estado y a los policías de diversas
demarcaciones. Fue capellán del equipo de futbol Tigres por varios años.
Falleció a principios de enero del 2009. Este padre organizaba entrenamientos
de futbol para los jóvenes, los ponía a
correr y al final se hacía la “cascarita” en la plaza de la Luz.
Respecto al templo, conviene mencionar que cada párroco
le fue añadiendo y quitando cosas hasta tener su estructura actual. Su fachada
es sobria con dos cuerpos, un campanario. Su forma es basilical con tres naves,
una cúpula y un altar de estilo neoclásico. Cuenta con algunos vitrales en sus
ventanas. Ahí están depositados los restos de Santa Librada, su figura en cera
y aparentemente el órgano que fue donado por don Eugenio Garza Sada.
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