Antonio Guerrero Aguilar
La cucaracha es in insecto repulsivo que abunda en la
humedad y en la suciedad. Se conocen dos de ellas que pululan en nuestros
hogares, una pequeña a la que le dicen alemana
y otra más grande que regularmente sale de los ductos y coladera del drenaje.
Pero no quiero hablar de bichos, sino de una canción popular mexicana que
prácticamente le ha dado la vuelta al mundo y precisamente fue en Monterrey
donde se popularizó; en un principio la cantaron como una burla que se les
hacía a los soldados que perdían.
Los revolucionarios se la canturrearon a los
huertistas, luego los villistas se la tararearon a los carrancistas cuando los
hicieron huir de Monterrey a principios de 1915. Con la caída de Victoriano
Huerta en el verano de 1914, los grupos militares encabezados por Villa y
Zapata criticaron el liderazgo de Venustiano Carranza, a quien le solicitaron
que renunciara a la primera jefatura del Ejército Constitucionalista. Entonces convocaron
a una reunión de las distintas facciones revolucionarias en Aguascalientes, con
la intención de unificar a los jefes revolucionarios como a los gobernadores de
los estados. Obviamente Carranza desconoció los acuerdos de la Convención de
Aguascalientes y el país volvió a ser escenario de la pugna entre los ejércitos
de Villa y Zapata en contra del de Carranza que estaba apoyado por la División
del Noroeste, integrada por un grupo de sonorenses, entre los cuales destacaba
Álvaro Obregón y por la División del Noreste al mando de los lampacenses
Antonio I. Villarreal y Pablo A. González.
Los carrancistas mantenían el control de Monterrey y
de las principales ciudades de Coahuila como de Tamaulipas desde la primavera
de 1914. En enero de 1915 fueron derrotados por las brigadas de los generales
Felipe Ángeles y Raúl Madero. Una vez que se hicieron del control político
tanto de Saltillo como de Monterrey, dicen que los oficiales villistas
compusieron unas estrofas de una canción para regodearse de su triunfo sobre
sus principales enemigos. Anoto dos de
ellas:
La cucaracha, la
cucaracha,
Ya no puede
caminar,
Porque le falta
(2)
Marihuana qué
fumar.
Ya se van los
carrancistas
ya se van haciendo bolas
porque llega Pancho Villa
y los agarra de la cola.
Muchas de las canciones que cantamos, tienen su origen
en romances medievales que interpretaban y difundían los juglares y trovadores
de pueblo en pueblo. Llegaron a México con los conquistadores y pobladores
ibéricos que al asentarse en algún lugar, le ponían una nueva letra ajustada a
los requerimientos geográficos y cotidianos de cada pueblo.
La historia de la canción de La cucaracha es muy antigua. Se sabe que fue compuesta en la época
de las guerras entre españoles y moros durante la reconquista de los reinos
cristianos de España. Joaquín Fernández de Lizardi señaló en su libro La
Quijotita y su prima, publicado en 1818, que la canción llegó a México por
un capitán español.
Probablemente se cantó a lo largo y ancho de los
pueblos, llevada por cantores que amenizaban las ferias y las tertulias en las
principales ferias y festividades religiosas. Cuando estalló la lucha armada en
1910, muchas de las noticias se propagaron en hojas de papel de china, en las
que imprimieron la letra de un suceso en el cual se abordaban historias de
traición, de asesinatos, de la actitud valiente de un ilustre revolucionario,
de un hecho de amor o hasta la historia de algún animal querido como un caballo
o incluso hasta de un perro.
Dicen que cuando las tropas revolucionarias llegaban a
algún lugar, entraban entonando estrofas o corridos, ajustándolos de acuerdo
las necesidades y a las situaciones imperantes. Pero sin duda alguna, la
versión más popular de La Cucaracha
se compuso en una cantina regiomontana, ubicada en la calle Zaragoza esquina
con Allende, frente a donde estuvo la alberca Monterrey. Existen versiones
impresas en papel que circularon por las calles durante la estancia de los
villistas en la región entre enero y abril de 1915. Posteriormente la canción
se empezó a propagar por Zacatecas, San Luis Potosí hasta llegar al Bajío, por
Celaya o Guanajuato gracias a los valerosos hombres que formaban la famosa
División del Norte. Otro estribillo dice lo siguiente:
Los carrancistas,
los carrancistas,
Ya no quieren
combatir,
Porque les falta
(2)
Alma y fe para
morir
Indican que cuando los constitucionalistas salieron de
Monterrey, incendiaron una de las dos estaciones de ferrocarril para cubrir la
huida, por lo que fueron amenazados con aplicarles los acuerdos de la
Convención de Aguascalientes:
Se fueron de
Monterrey
Incendiando la
estación
Les aplicará la
ley
La Suprema
Convención.
Les quitaron el
forraje y
También las
provisiones,
Y corrieron como
liebres
Dejando hasta los
calzones.
Hay una copla que hace alusión al cañón de Santa
Catarina al cual utilizaron como camino para la escapatoria o de incursiones,
pues a través de ellos podían llegar fácilmente a otros puntos de Coahuila, de
Santiago o de Galeana, Nuevo León.
Les maldice la
nación,
De manera muy
vehemente
No volverán ya al
cañón
A echárselas de
aguardiente.
Como verán, La
Cucaracha forma parte del imaginario popular mexicano. Tan característica y
representativa como el Cielito lindo
y La Marcha a Zacatecas. Y para
orgullo nuestro, la letra que cantamos; bueno, muchas de las estrofas, se
compusieron en Monterrey por grupos contrarios al jefe constitucionalista don
Venustiano Carranza.