Antonio Guerrero Aguilar, Cronista de Santa Catarina
Dicen que el matrimonio es cuando la señora se queda con
la lana y el patrimonio es cuando la herencia se la quedan los hijos o los
yernos. Más bien el patrimonio es el legado cultural que los ancestros nos
dieron por herencia y nosotros los vivos dejamos a quienes nos siguen o
seguirán. Este puede ser de índole económica, natural y cultural. Y Nuevo León
está repleto de bellezas, paisajes y entornos naturales dignos de respetar,
conservar y difundir para las generaciones
venideras. El patrimonio cultural se divide en lo tangible y lo intangible. En los
primeros están los monumentos, edificios públicos o civiles, el arte en todas sus
manifestaciones, hasta una banca de una plaza entra en esta categoría. Todo
aquello que se puede ver, tocar y apreciar. Lo intangible es de naturaleza inmaterial y
comprende cosas como leyendas, tradiciones, músicas, danzas, ritos, costumbres,
recetas gastronómicas o de salud; en fin, todo aquello que es motivo de
inspiración de un pueblo y le da motivos para vivir y existir. No lo vemos pero
lo sentimos y corre el riesgo de desaparecer o ser olvidado.
Gracias a la iniciativa del
doctor Daniel Sanabria, director de la biblioteca Cervantina del Tec de
Monterrey, a partir del primer domingo de marzo de 2014, se convocaron a
diversas asociaciones e instancias culturales de Nuevo León para conmemorar el “Día del Patrimonio de Nuevo León”. Excelente idea si consideramos el
desconocimiento y la sistemática y continua destrucción que hacemos de nuestro
patrimonio cultural. Por ejemplo, a mediados del siglo XIX Manuel Payno, se
refirió a Monterrey con una arquitectura
digna de contar y a la altura de otras ciudades del país. Pero hoy en día, en
la falta de memoria y propensos al olvido, dejamos y permitimos que destruyan y
desaparezca todo aquello en lo cual nos identificamos y reconocemos como
personas y como parte de un grupo y de una sociedad. Aquí bien se aplican las
palabras del ecologista senegalés Baba Dioum: “Al final, sólo
conservamos lo que amamos, amamos sólo lo que entendemos y entendemos sólo lo
que conocemos".
Ojalá este día del Patrimonio
de Nuevo León nos deje una actitud de rechazo a la manipulación o desaparición
de cosas que nos dan sentido de referencia. Que los tres niveles de gobierno pongan
esmero a través de las instancias respectivas, cuiden, protejan, difundan y
promuevan el reconocimiento hacia nuestro patrimonio cultural. Y como personas
y sociedad civil evitemos su destrucción intencional. Pero hay algo que no
termina de agradarme del supuesto día del patrimonio. La elección de un solo
día, cuando esto se puedo conformar por una semana o mes repleta de actividades
que verdaderamente enarbolen el tema de patrimonio y no solo se queden en una
serie de “eventitis” y que solo busquen la participación de organismos
intermedios como asociaciones, de las universidades, de los municipios y de Conarte.
A mi juicio, debieron convocar a
ciudadanos y ciudadanas, a miembros de la sociedad civil que al margen de
grupos hacen tareas de promoción y resguardo patrimonial. Se hace buena
difusión, pero mucho de lo que se propone no deja de ser espectáculos con bailables
y fiestas populares. Creo que se les olvida considerar verdaderamente que es el
patrimonio cultural y cómo está integrado en la vida política, social,
económica y cultural de los nuevoleoneses y como se nos está yendo de la faz de
donde nos movemos y existimos.
El patrimonio cultural también es factor de desarrollo. Se
dice que el honor de un pueblo corresponde a los muertos y los vivos solo lo
usufructúan. Gracias al conocimiento y cuidado del patrimonio se pueden fomentar
las oportunidades y capacidades culturales de personas y comunidades como
elementos sustanciales de desarrollo. Por eso la comunidad es importante en la
conservación y reconstrucción del pasado. A través de la crónica y el
conocimiento histórico (la memoria y la identidad), podemos cuidarlo y conservar de lo que tenemos.
¿Y qué es el patrimonio cultural? Todo aquello que nos
dejaron nuestros antepasados por herencia: objetos, edificios o documentos que
estuvieron presentes en la historia de nuestro país o región y por lo mismo
debemos respetar y cuidar para evitar su desaparición. Puede ser tangible o material: todo lo que se puede tocar y no se
puede mover, como templos, edificios, pinturas, esculturas, fósiles, libros,
documentos, el patrimonio industrial o técnico. O intangible o inmaterial: no
lo podemos tocar pero ahí están como una manifestación artística y vivencial (danza,
música, fiestas, comidas tradicionales, cuentos, leyendas, conocimientos,
oficios y dialectos que hablaban o hablan). Entonces el patrimonio cultural corresponde
a los bienes perdurables, materiales, poseedores de una vigencia intemporal y
de un significado particular para esa sociedad. Encarnan o materializan sus
creencias, su tradición y su identidad a través de cosas que se pueden ver y
tocar con un significado o valor particular de tipo arqueológico, histórico o
artístico. Cuando los valores adquieren sentido, se viven y se transforman de
una generación a otra, se convierten en intangibles y se trasforman en las
prácticas que expresan tradiciones, rasgos simbólicos e inclinaciones de largo
o reciente arraigo en el grupo social.
Los monumentos históricos son patrimonio tangible. Todo aquel relacionado con la historia de
nuestro país desde la llegada de los españoles hasta principios del siglo XX. Se
considera monumento por sus características físicas y tradicionales, por el
hecho histórico que dio abrigo y no importa su dimensión espacial. Pueden ser
edificios religiosos (templos, conventos y capillas), civiles (casas
habitación, fábricas, haciendas, ingenios, mercados), públicos (palacios de
gobierno, oficinas, acueductos, puentes, hospitales, escuelas y cárceles). Los
monumentos corresponden a un paisaje urbano, formando un conjunto de elementos digno
de conservarse. Un paisaje urbano está integrado por un conjunto de edificios y
casas en los cuales puede haber monumentos conmemorativos.
Las zonas históricas
mantienen elementos conmemorativos como esculturas, monumentos, placas
con inscripciones, bancas y fuentes. Militares como cuarteles y fortificaciones
y las zonas de monumentos históricos se determinan tomando en cuenta el trazo
histórico de la ciudad y sus características como casas de arquitectura
sencilla, edificios, monumentos, calles, plazas y jardines. Quedan determinadas
por los monumentos existentes en ellas y todos los edificios que le dan
identidad propia y única, convirtiéndose en parte de nuestra cultura. Todos los
edificios son importantes pues forman parte de nuestra historia. Nos recuerdan
de dónde venimos y quienes somos. Por eso cuando destruyen un monumento estamos
borrando parte de nuestro pasado e histórica. Pueden servir como museos,
bibliotecas, escuelas o centros con vocación cultural, turística o de
servicios; siempre y cuando se respeten las características del espacio y
detalles decorativos originales. Al momento de darle otro uso a los edificios
históricos, se deberán reparar tomando en cuenta los materiales con los que
fueron hechos.
Los monumentos están construidos con materiales naturales
y propios de la región. En el noreste podemos identificar los siguientes: los
cimientos que sostienen el edificio son de piedras pegadas con arena, tierra y
cal. Los muros regularmente son de adobe que son bloques de tierra compactada
con pajas y piedras, con sillares y a veces con ladrillo. Los techos son de
vigas de madera y sobre ésta se pone una tapa que puede ser ladrillo, carrizo o
tablas de madera; encima se coloca un relleno de tierra y sobre él un piso de
barro. Hay diferentes tipos de piso, pueden ser de pasta, de barro, madera o
mosaicos decorados.
Un monumento antiguo
tiene puertas y ventanas son muy elaboradas; son piezas únicas pues ya no hay
quien las haga labradas a mano. Los monumentos históricos tienen espacios
amplios, únicos y con techos altos, con zaguanes, patios, corredores. Los daños de los edificios históricos pueden
ser afectados por el Sol, el agua y el viento, dañados por incendios,
explosiones o impacto ambiental. Pueden ser destruidos por aspectos naturales
como temblores o inundaciones. Por factores biológicos como la contaminación y
descomposición de materiales, excremento de palomas entre otros más. Cuando el ser humano les da otra vocación
distinta, como bodega, talleres, comercios, fábricas, pueden deteriorarse por
no arreglar a tiempo lo que ya está en mal estado.
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