domingo, 24 de julio de 2016

Cuando lloran los valientes y Caballo Blanco se hizo actor

Antonio Guerrero Aguilar/ Cronista de Santa Catarina

En 1944 se filmaron en los alrededores de Monterrey, Guadalupe y Santa Catarina, escenas de la película “Cuando lloran los valientes” dirigida y producida por Ismael Rodríguez. Protagonizada por Pedro Infante, Blanca Estela Pavón, Víctor Manuel Mendoza y Virginia Serret. Un narrador nos introduce en el melodrama supuestamente ambientado en el año de 1860 cerca de Monterrey: “Este es el corrido de Agapito Treviño, Caballo Blanco. Los corridos nacen del pueblo. Son una historia hecha música de un hombre, de una fecha, de un suceso escrito con sangre. Los corridos siempre se escriben con sangre y éste no es la excepción. Agapito Treviño existió y ésta es la historia de su vida. Una historia cruel, amarga, injusta…”


La película inicia con paisajes en donde una vez hubo un rico pasado agrícola y ganadero. Repleto de anacahuitas, agaves, nopaleras, pirules, mezquites y cactáceas de variadas especies, con rastrojos de maíz y jacales de adobe o de sillar con techo a dos aguas, cubierto con palmas. Se ven paisajes del Cerro de la Silla y del cañón de Santa Catarina en toda su belleza.

Obviamente Pedro Infante interpreta a Agapito, Blanca Estela Pavón a Cristina, la novia abnegada y fiel de Agapito, Víctor Manuel Mendoza a José Luis Arteche, un medio hermano de Agapito, ambos hijos de Manuel Arteche; general y responsable militar para exterminar a los rebeldes y salteadores que asolaban a nuestra región, quien supuestamente dejó embarazada y abandonada a Rosita, la madre de Agapito. Por eso fue recogido y criado por don Isauro, el papá de Chabela (Virginia Serret) quien estaba enamorada de Agapito y continuamente lo celaba en contra de Cristina. También participan en el film, Agustín Isunza como el Tío Laureano, el Chicote como Cleofas, Joaquinito Roché como el Pinolillo, el niño que recogió Agapito después de que los rebeldes quemaron un rancho allá por el rumbo de San Nicolás. Las locaciones interiores se hicieron en los estudios América en la ciudad de México y los exteriores en lugares de Nuevo León.

El argumento es del regiomontano Rogelio González, quien por cierto, aparece en la película como el hermano de Cristina (Blanca Estela Pavón)  y está basado en el cuento radiofónico “La vida azarosa de Agapito Treviño, Caballo Blanco” de Pepe Peña, muy escuchada en la radio regiomontana en el primer tercio del siglo XX. Aunque propiamente no es la biografía de Caballo Blanco, el bandolero y asaltante de caminos entre 1848 y 1854. No obstante, tiene algunos rasgos históricos; por ejemplo mencionan al general Pedro Ampudia, como gobernador y comandante militar de Nuevo León. A lugares como San Agustín, San Nicolás, Saltillo y Monterrey. A las tropas diezmadas por las continuas epidemias ocurridas en el siglo XIX. A la música con clarinete y tambora. A banquetes tan nuestros en donde no podían faltar el cabrito, la barbacoa, los frijolitos y las tortillas hechas a mano y tomaban mezcal para alegrarse. Incluso se habla de la devoción del Santo Cristo de Saltillo. La trama nos presenta a un Agapito Treviño, apodado el Caballo Blanco, el defensor de los pobres que sufren lo mismo de las fechorías y calamidades de los alzados como de los federales.

Como escenarios de las correrías de Agapito, vemos el cañón y algunos sitios de Santa Catarina, de la Sierra Madre Oriental y del cerro de la Silla. Existe la posibilidad de que el ex alcalde de Santa Catarina, Julián Ayala Luna, le prestara su caballo para que Agapito lo montara durante la filmación. Germán de Luna García, ilustre vecino de Santa Catarina se quedó con la idea de que Agapito era un salteador de camino y que la película dio fuerza a la leyenda. Mientras hacían el rodaje, don Germán hacía exhibiciones del tiro al blanco en el restaurante donde comían los actores, precisamente en el poblado de la Huasteca.

Al fin de cuentas Manuel Arteche mata a su propio hijo (Víctor Manuel Mendoza) por lo que enfadado y lleno de ira, Agapito lo intenta matar, pero Blanca Estela Pavón se atraviesa y accidentalmente muere a manos de su novio Agapito. Es cuando se cierra el ciclo: así como Agapito recogió a Pinolillo cuando perdió a su mamá, le dice que no llore porque ella lo está mirando desde el cielo. Ahora Pinolillo se le acerca y le dice que no llore, porque Cristina lo está viendo desde el cielo. La película concluye: “Y esta es la historia de Agapito Treviño, Caballo Blanco, una historia cruel, amarga, injusta. Pero precisamente por eso, el pueblo la recogió en su corazón, dándole a su héroe a cambio de su dicha la inmortalidad”.

En la película, el trío Los Tamaulipecos interpretan un corrido a Agapito, al que consideran “el valiente de San Nicolás”, porque hacen a Agapito originario de San Nicolás de los Garza. Durante la ejecución de Caballo Blanco, circularon una décimas alusivas a su muerte que decían: “Adiós amigos amados; adiós patria, adiós parientes; adiós señores presentes, adiós vecinos honrados, adiós montes retirados, donde era mi habitación, ya salí de la prisión y también de la capilla, adiós Cerro de la Silla, adiós, adiós Nuevo León”. Previo a la ejecución, el condenado a muerte debía permanecer en capilla. Para eso destinaban una pieza de la cárcel habilitada como capilla, en la cual se le notificaba la sentencia, la fecha y hora de su ejecución y se le ofrecía una última voluntad. En tiempos del rey Felipe II (1556-1598) se ordenó que todos los reos condenados a muerte, pasaran la noche anterior rezando y preparándose para su muerte. Ahí se confesaban, luego les hacían misa y comulgaban, para luego encaminarse al patíbulo.

Después del fusilamiento comenzaron a popularizarse unos versos que se hicieron y distribuyeron en unas hojas a los que presenciaron la muerte de Caballo Blanco. Dice la estrofa: “Les di mucho trabajito, pá ver mi cuadro formado, se les concedió chatitos, el ver mi cuerpo clavado”. El cuadro formado se refiere al juicio sumario y el llamar chatitos es un apelativo afectivo, que denota cierto aire despectivo hacia quienes lo persiguieron y enjuiciaron. Dice la siguiente estrofa: “Pues así me lo esperaba, morir con resignación, adiós cañón del Huajuco, te llevo en mi corazón”. Un cañón es una entrada natural que se abre por entre dos sierras. En éste caso el cañón del Huajuco está formado por la Sierra Madre y el Cerro de la Silla, que se extiende desde Guadalupe y Juárez hasta Allende, Nuevo León. La entrada al cañón se le llama boca y al sitio arrinconado entre las dos montañas se le conoce como ancón. El Ancón del Huajuco estaba en lo que actualmente están las colonias Buenos Aires y Caracol. De ahí hacia el sur, está el Huajuco que comprende la parte sur de Monterrey, la parte aledaña a la carretera nacional correspondiente a los municipios de Santiago y Allende. Se le llama Huajuco en honor al cacique indio que tanto molestó a los pobladores durante el primer tercio del siglo XVII. Siempre se ha considerado a ese cañón como el lugar preferido en donde Caballo Blanco cometió sus fechorías y travesuras. Otra estrofa se refiere con orgullo al popular cerro de la Silla: “También al cerro de la Silla, donde siempre yo habitaba, aunque anduviera lejos, siempre de ti me acordaba”.


Agapito fue ejecutado en la actual plaza Hidalgo, llamada en su tiempo, como la plaza del Mercado. Así lo cuenta la penúltima estrofa: “En la plaza del Mercado, donde fue su despedida, perdóname Padre Eterno, los males que hice en mi vida”. Regularmente en los momentos decisivos de la vida, se recurren a los aspectos religiosos, con la intención de asegurar algo de gloria y vida eterna. Por eso se ofrecen disculpas a quienes se ofendió para poner en paz al alma que sale en busca de la eternidad. El corrido concluye: “En fin yo ya me despido, dispensen los mal servido, terminó aquí la tragedia, la de Agapito Treviño”. Al morir Agapito, su vida se convirtió en leyenda, misma que da sentido y señal de referencia e identidad a los regiomontanos, tan necesitados de elementos y rasgos históricos que promuevan y justifiquen la identidad regional.



3 comentarios:

  1. Muchas gracias Antonio, es muy interesante la narracion.
    Tengo una duda, casi al final mencionas a un sr. German de Luna de Santa CATARINA, sabes si es pariente de nuestro amigo German de Luna, ex-seminarista tambien y origuinario de Santa Catarina?

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  2. así es, don Germán es el papá del amigo y compañero Germán de Luna de Luna

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  3. El abuelo de mi esposa de nombre Juan Garcia Mtz. participo en la película el tenía 17 años y los contrataban con todo y caballo y platica que Pedro era muy buena gente, pero que a el lo regaño por pasear en su caballo a Virginia Serrat que quería pasear !!

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Me dedico a contar narraciones e historias en donde me piden y me invitan.

Santa Catarina, Nuevo León, Mexico