domingo, 26 de julio de 2015

Santiago Apóstol y sus devociones en el noreste mexicano

Antonio Guerrero Aguilar, Cronista de la Ciudad de Santa Catarina

El 25 de julio se celebra la fiesta de Santiago Apóstol, el patrono de España y del cual muchas ciudades llevan orgullosamente su apelativo: Compostela en Galicia, Caracas, Santiago de Cuba, Guayaquil, Cali en Colombia, Santiago del Estero y la capital de Chile. En México sobresale Querétaro y en el noreste mexicano, Saltillo y Monclova en Coahuila, Santiago y Sabinas Hidalgo en Nuevo León.


Santiago fue hijo de Zebedeo y de Salomé, hermano mayor de Juan Apóstol y su nombre original es Jacobo cuyo nombre se transformó en Santiago: Jacobo es igual a Jaime y pasa a ser Jacobe o Giacomo. Santiago es una palabra compuesta que viene de Sancti Jacobe. Por eso no decimos San Santiago. Según la leyenda, en el año 33 fue a España en donde evangelizó sin mucho éxito a los celtas y a los ibéricos. Por tradición oral se sabe tuvo problemas con una reina-bruja que vivía en lo más recóndito de un bosque espeso a la que llamaban La Loba. También se dice que solo logró reunir a nueve adeptos. Otros dicen que solo a un pequeño perro que lo seguía. Ahí en la antigua Caezar Augusta, actual Zaragoza, se le apareció la Virgen María sobre un pilar quien le ordenó edificar un templo en el lugar para luego volver a Jerusalén. En el trayecto, la Virgen María le anunció su martirio. Precisamente en el Monte Calvario, Santiago fue atado a unas piedras, le vendaron los ojos y le decapitaron en el año 44.


El cuerpo de Santiago estuvo un tiempo en las cercanías de Jerusalén. Cuando se desencadenó una nueva persecución en contra de los cristianos, unos discípulos lo llevaron a Galicia en donde depositaron sus restos en un lugar oculto. En el año 813 un ermitaño de nombre Pelayo le avisó al obispo Teodomiro que se veían unas estrellas y unas luces muy raras sobre el monte. Ahí excavaron y encontraron una tumba con los restos de un decapitado que tenía la cabeza bajo el brazo. Inmediatamente se afirmó que eran los restos del apóstol. Ahí mandaron construir la basílica y llamaron al lugar Campo de Estrellas que en gallego se dice Compostela.  Desde entonces es Santiago de Compostela. Durante la invasión y ocupación islámica, su culto se propagó por los reinos cristianos. Es más, la tradición lo sitúa como el líder que acaudilló la expulsión de los árabes de la península.pues durante un enfrentamiento vieron a un jinete montando un caballo blanco que portaba una espada flamígera y con la cual mató moros. Desde entonces se le dice Santiago Mata Moros y es también el patrono de la milicia española que tienen como grito de guerra ¡San Jacobe! Según la leyenda, la cubierta del buque en el que trasladaron los restos de Santiago, iba cubierta con conchas o veneras, que más tarde se convirtieron en el emblema que distinguía los que habían hecho “el Camino de Santiago”. Desde tiempos remotos, los antiguos celtas recorrían con fines religiosos todo el norte de la península ibérica, un sendero que parece ser un fiel reflejo de la Vía Láctea


En Coahuila, existen dos devociones muy importantes dedicadas en su honor. La capital del estado, se llamó originalmente Santiago del Saltillo y por tradición se conmemora la fundación a partir del 25 de julio de 1577 por Alberto del Canto. Ahí llevaron indios tlaxcaltecas para que apoyaran la colonización y fundaron un pueblo aledaño que recibió el nombre de San Esteban de la Nueva Tlaxcala en 1591.  Conviene señalar que Saltillo y Parras pertenecieron originalmente a la Nueva Vizcaya y desde 1787 pasaron a formar parte de la provincia de Coahuila, cuya capital era precisamente la Villa de Santiago de la Monclova. Pronto Saltillo rivalizó con Monclova para quitarle el asiento de capital del estado, lo cual logró en 1835.  De Saltillo sobresale la hermosa catedral barroca dedicada a Santiago Apóstol y junto el templo del Santo Cristo,  iniciada en 1745 y concluida en 1897. Una bella ciudad con un clima envidiable, es también llamada “la Detroit mexicana” por su potencial industrial. Saltillo es un cruce de caminos, vital para las comunicaciones entre el norte y el sur, famosa por su feria desde la época colonial.


La Villa de Santiago de la Monclova tiene su origen en 1583 cuando Luis Carvajal y de la Cueva fundó en esa comarca la villa de Almadén. Luego en 1674 se estableció el pueblo de nuestra Señora de Guadalupe y desde 1689 Alonso de León le denominó Santiago de Monclova en honor al virrey de la Nueva España Miguel de Porta Carrero Losa de la Vega, Conde de la Monclova. Un dato muy interesante, en la época colonial continuamente se referían a Monclova como Coahuila y viceversa. De Monclova partieron las empresas que hicieron posible la  pacificación y conquista hacia Texas.

Monclova fue la capital de la Nueva Extremadura en la época colonial y del estado de Coahuila y Texas en 1824. Por sus servicios a favor de la aprehensión de los jefes insurgentes, fue elevada a ciudad en 1811. Cuando Coahuila y Texas se constituyó en estado de la unión, Monclova quedó oficialmente como su capital, pero la legislatura debía instalarse en Saltillo. Cosa que no agradó a los de Monclova quienes procuraron quedarse como asiento de los tres poderes del estado en 1828. Al año siguiente, el congreso cambió su sede a Saltillo, argumentando mejor clima y cercanía con las principales ciudades del centro del país. Se dice que quien apoyó a Saltillo para que quedara como capital fue el padre Miguel Ramos Arizpe. En 1913 volvió a quedar como capital del estado. Ahí también hay un templo dedicado a Santiago Apóstol que se comenzó a construir en 1675. Monclova es una de las ciudades más importantes de Coahuila. Ciudad orgullosa de su historia.  Ahí Harold Pape instaló una acerera, razón por la cual estuvieron buscando en toda América latina un lugar propicio para la producción y que tuviera suficiente materia prima, carbón y agua. Pero la explotación irracional del río Monclova provocó la desertificación y un cambio climatológico haciendo del entorno un verdadero horno.  Eran muy famosas las huertas de nogal y aguacate que había en el lugar. Es más, había hasta una feria de la nuez con todo y reina de la nuez. Una estrofa de su corrido hace alusión a su antigua forma de vida: “Monclova, Monclova, nogales de acero”. Hoy en día todo eso queda en el recuerdo de aquellos que conocieron otra Monclova y que continuamente se refieren a ella como “Monclovita la bella”.


El pueblo mágico de Santiago en Nuevo León, lleva su nombre en su honor. Originalmente se llamó Santiago del Huajuco en alusión a un capitán indio de la etnia guachichil, que vivió al sur de Monterrey en la primera mitad del siglo XVII. Quienes lo conocieron, lo describían como alto de cuerpo, feroz, que mandaba con imperio y hablaba diversas lenguas. En 1624 atacó a Monterrey y a las haciendas de San Pedro y Santa Catarina. Por mucho tiempo se dedicó a robar indios para venderlos como esclavos. En 1625 salió del Pilón rumbo al Potosí. En el trayecto un indio lo  golpeó en el brazo y los demás mataron a un hermano. Huajuco invocando a Cristo, se internó en el bosque en donde murió. Tuvo  otro hermano  llamado Colmillo quien se convirtió al cristianismo y al bautizarse le pusieron Cristóbal. Cuenta la leyenda que se fue a vivir a paraje en donde nace el río Ramos. A ese lugar se le conoce como El Colmillo. Las tierras que le pertenecían pasaron como mercedes a Diego de Montemayor. En 1716 se constituye en hacienda de Santiago del Huajuco y desde 1831 fue elevada a villa. Su templo parroquial es de 1760 y fue concluido en 1801. Pronto Santiago del Huajuco se hizo famosa por su rica tradición que se mezcla con el tesón y esfuerzo de sus habitantes, en donde sobresalían las moliendas, la producción de cítricos y la agricultura y ganadería.



El 25 de julio de 1693 nació otra población dedicada al apóstol Santiago: el Real de Minas de Santiago de las Sabinas, establecida por el general Ignacio de Maya, originario de Parras y el Lic. Francisco de la Calancha y Valenzuela. Se llamó real porque fue un importante centro minero, continuación de las minas de San Pedro Boca de Leones y Sabinas por la cantidad de sabinos o ahuehuetes que existían en las márgenes del Río Sabinas. El 23 de marzo de 1829, siendo gobernador don Joaquín García, quedó establecida como la Villa de Santiago de Sabinas Hidalgo, en honor al padre de la Independencia. Cuando la minería comenzó a perder auge, entonces la vocación económica se fue hacia la agricultura y la ganadería. Curiosamente, la parroquia no está ofrecida a Santiago sino a San José. Un templo que es verdaderamente una joya colonial pues tiene el único altar churrigueresco con láminas de oro en el estado. 

viernes, 24 de julio de 2015

El palacio viejo: Las antiguas casas consistoriales

Antonio Guerrero Aguilar/ Cronista de la Ciudad de Santa Catarina


Como Ustedes saben la ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey se fundó al norte de los Ojos de Agua de Santa Lucía, en la manzana delimitada por Zaragoza y Escobedo, 5 y 15 de Mayo. Las primeras doce familias construyeron algunas 34 barracas. Algún viajero que visitó la pomposamente llamada ciudad, decía que las casas eran de bajareque, un sistema de construcción de viviendas a partir de palos o cañas entretejidos y barro. En 1612 llovió tanto que la ciudad se trasladó a un sitio supuestamente más seguro y más alto, con rumbo al sur antes de llegar al río Santa Catarina.

Ahí el justicia mayor Diego Rodríguez dispuso la construcción del templo parroquial, de la plaza de armas como centro urbano y de las casas consistoriales. Así se aseguraba conjuntar el poder económico: el mercado o plaza del Mercado, ahora llamada plaza Hidalgo, la Casa Consistorial como sede del cabildo de la ciudad y de dos templos unidos por un camposanto: el templo parroquial dedicado a nuestra señora de la Purísima Concepción de María y el convento franciscano de San Andrés. El primero a cargo del clero secular para dar atención espiritual a los colonizadores y el otro atendido por los franciscanos, pertenecientes al clero regular para evangelizar y catequizar a los indígenas.

La nueva ciudad quedó delimitada al norte por los Ojos de Agua de Santa Lucía, al norte y al sur por el río Santa Catarina y al poniente no más allá de donde está el barrio de la Purísima. Desde la plaza se trazó la demarcación territorial de la ciudad: 15 leguas por cada lado. Al este un poco más allá de río San Juan, al sur hasta donde comienza el valle del Pilón, al oeste la Cuesta de los Muertos y al norte la Cuesta de Mamulique. Se dispuso la construcción de la Casas Reales o casa consistorial, en donde el cabildo tenía sus consistorios, es decir sus juntas. Luego también se le conoce como la casa municipal, casa del ayuntamiento o edificio del ayuntamiento. Después se les llamó palacio o presidencia municipal. Cuando llegó don Martín de Zavala en 1626 se hizo un edificio el cual constaba de un aposento, de una sala y una cárcel, con un costo de 6 mil pesos. Pero la inundación de 1636 dejó en mal estado el lugar. Hubo dos inundaciones (1641 y 1648) que terminaron de dañar todo el inmueble.


Entonces el gobernador del Nuevo Reino de León encargó a Juan Alonso Bazán que se hiciera otra casa consistorial en 1653. Estaba tenía un aposento para la autoridad, otra para el escribano y otra para la cárcel.  Para 1655 se concluyeron las obras que fueron pagadas por don Martín de Zavala, quien murió en 1664. Otra vez las lluvias de 1752 dañaron pero no afectaron del todo a la construcción. Fue reparada y se le añadieron otros espacios que fueron rentados para algunos negocios situados en frente de la plaza del Mesón o del Mercado. Tiempos difíciles indudablemente, pues se dice que entre 1704 a 1722 no hubo cabildos.

Este conjunto de casas y construcciones vio la entrada de las tropas insurgentes al mando de Mariano Jiménez el 26 de enero de 1811, a quien el cabildo de la catedral recibió con un Te Deum. Por cierto todo el pueblo de Monterrey salió recibirlo con muestras de júbilo. El 3 de julio de 1813 entraron unos 200 hombres pertenecientes a la tropa insurgente al mando de José y Martín de Herrera. Llegaron por la calle Real hoy Morelos y la calle del Colegio Seminario hoy de Zaragoza, a lazo se llevaron una pieza de artillería. La ciudad estaba resguardada por el capitán José María Sada quien hizo huir a los rebeldes hacia la Pesquería Grande. Estos salieron rumbo a Salinas Victoria en donde fueron derrotados el 18 de julio de 1811. Muchos de los insurgentes fueron fusilados en los alrededores de éste emblemático edificio.

Había piezas de artillería en los alrededores con las cuales podían se defendían de un ataque. Para 1845 había siete piezas del lado poniente y las del lado norte fueron incendiadas durante el asedio de los norteamericanos entre el 20 y 24 de septiembre de 1846. Al año siguiente fueron reparadas y se construyó la primera arquería del lado poniente por don Antonio Morales, las que concluyeron en 1853 siendo su principal constructor Papias Anguiano.  Había llegado en 1844 procedente de Mazapil. Hizo los arcos enfrente de la plaza de Armas en 1851, y la ampliación de un segundo piso para el lado oriente y norte. Ahí está el barandal que da testimonio de ello que tiene las iniciales E.M.I.A. “El Muy Ilustre Ayuntamiento 1853”. También labró el escudo de la ciudad que se instaló en el pretil que da frente a la plaza de armas. En 1886 siguieron con la ampliación del lado poniente que fue concluido el 17 de julio de 1887, con la aportación de dos mil pesos del Colegio de Abogados y el resto por el cabildo.  Aquí estaba un tablero formado en copete con la leyenda: El R. Ayuntamiento de 1886-1887.

Este monumento histórico fue temporalmente la sede del Museo de Historia Natural y el Colegio Profesional de Señoritas. En 1895 se construyeron las escalinatas con piedra negra traída del Topo Chico. Al segundo piso se accede por dos escaleras que se hicieron con dos tramos cada una, colocados en ambos lados de la entrada oriental o principal.  Para 1911 ya tiene la forma que vemos en la actualidad. Los pisos eran de cemento y sus banquetas. En 1930 había un café llamado Hélice en Zaragoza y Corregidora. En 1937 todo el interior fue cubierto por azulejos. Luego en unas remodelaciones, lamentablemente en 1946 quitaron el escudo de Papias Anguiano para destruirlo después o se quedó en la casa del alcalde de la época.


El material con el que fue hecho es de sillar, pero como no resiste mucho peso debieron hacer muros gruesos. El edificio tiene un aspecto de solidez, pesadez y firmeza. Tiene cuatro entradas, una por cada lado que dan acceso a un patio central donde alguna vez hubo naranjos. En el piso superior hay corredores cubiertos formados por arcos. Por la parte exterior tienen barandales corridos que circundan toda la construcción y el coronamiento de las fachadas está decorado con balaustradas de piedra.

Como todo edificio histórico y antiguo aquí ocurren cosas raras: el 24 de julio de 1854 fue fusilado el célebre bandido Agapito Treviño en la plaza del Mercado. El 16 de enero de 1870 murió Miguel Nieto, secretario del ayuntamiento por 45 años. Llegó a su escritorio, se quitó el abrigo y el sombrero, se sentó a firmar papeles y murió al sentarse.  El condominio acero fue concluido el 9 de noviembre de 1959. Dicen que se aparecen personas y se ven sombras misteriosas por los pasillos y rincones. En el segundo piso se ven niños que juegan con un mecate incluso en la azotea. También un niño con traje obscuro y de pantalón corto que se asoma por entre los barandales. Una ocasión sujetaron a un guardia y no lo dejaban que se levantara de su silla. El otro vigilante se burlaba pues no veía quien impedía moverse a su compañero. En el segundo piso se ve a un médico pues lleva la bata blanca. Por donde están los baños en el primer piso, de vez en cuando se aparece una señora de negro a la usanza antigua; hasta una monjita vestida de blanco que han visto como a las 2 o 3 de la tarde. Que el maniquí del general Bonifacio Salinas Leal se mueve. Los cuadros de las exposiciones se bajan de los muros. Una ocasión mandaron a los miembros del ballet folklórico de Monterrey a ensayar allá arriba, pues estaba una exposición en el patio central. De pronto todos comenzaron a toser. El maestro Juan Enrique Estrada se quejó: “qué le están echando al aire acondicionado, parece que están quemando algo”. Los guardias subieron y decían que olía a azufre.

En la plaza del Mercado o del Mesón, era el sitio donde los miembros del cabildo dejaban amarrados a sus caballos. En 1798 el gobernador Simón de Herrera y Leyva hizo desaparecer el corral del palacio municipal y lo convirtió en una pequeña plazuela. En la parte poniente del palacio construyó un portal de arquería de madera y se autorizó al ayuntamiento para alquilar “cajones” o puestos a los mercaderes. Así surgió el primer mercado de la ciudad y desde entonces se le llamó Plaza del Mercado, hoy Plaza Hidalgo. En agosto de 1853, se trasladaron estas vendimias a la Plaza de La Carne, situada en la manzana que comprende las actuales calles de Morelos, Juárez, Padre Mier y Leona Vicario. La plazuela ya no se vio invadida por atajos de asnos y de bestias mulares que llegaban de Saltillo o de otros pueblos cercanos, cargados de mercaderías para venderlas. Se acabaron allí el bullicio y la algarabía de los mercaderes. Ahí colocaron la escultura del padre de la patria encima de un pedestal cuadrangular semejante a una pirámide. Ahí está la escultura del Padre de la Patria don Miguel Hidalgo y Costilla,  con el brazo levantado en alto y en actitud majestuosa. De tres metros de altura, hecha de hoja de cobre repujado, en la Casa H. Mullins de Salem, Ohio fue inaugurada el 25 de febrero de 1894. Tuvo un costo de 6, 163 pesos.


Siendo alcalde de Monterrey el Licenciado Leopoldo González Sáenz (1974 a 1976) se mandó construir el nuevo palacio de Cristal, dejando el viejo palacio como oficinas del poder judicial. A partir de 1987 se le dio el uso como espacio cultural y museo de historia.

sábado, 18 de julio de 2015

Las resolanas y los calorones en el noreste

Antonio Guerrero Aguilar/

El verano es una de las cuatro estaciones del año, previa al otoño y posterior a la primavera, conocido también como estío. Este comprende del 20 o 21 de junio y se extiende hasta el 20 o 21 de septiembre. Se caracteriza por las altas temperaturas y a la poca probabilidad de lluvias. Dentro del verano hay una etapa llamada popularmente como “canícula” en la cual se vive un calor más sofocante e intenso, conocida igualmente como sequía intraestival. El nombre de la canícula tiene que ver con un fenómeno que se origina en el hemisferio norte, al cual podemos situar entre el 14 de julio y el 24 de agosto de cada año.  Es cuando el Sol sale alineado o en conjunción con la estrella Sirio correspondiente a la constelación del Can Mayor. Por ejemplo en la antigüedad,  los egipcios le rendían culto a las constelaciones del Can Mayor y de Orión; de ahí que las tres principales pirámides de Egipto, vistas desde el aire, presenten las mismas posiciones y ángulos  del llamado cinturón de Orión.


Conviene advertir que la temporada de más calor o frío en un determinado lugar de nuestro planeta, no depende de que estemos más cerca o más lejos del Sol. Más bien depende de la inclinación del eje terrestre respecto al Sol. El hemisferio norte de la Tierra no se calienta súbitamente, sino que el calor se acumula gradualmente y por eso los días de julio y agosto son más calientes. Especialmente en éstos tiempos en donde se habla del efecto invernadero o sobrecalentamiento global. También hay que ver que el régimen térmico depende de la altitud y de la latitud del lugar.


En realidad no existe ningún evento astronómico o físico que marque el inicio o el final de la canícula. Según la tradición y la creencia popular, si llueve al inicio de la canícula, entonces los calorones se sentirán menos. Si no hay lluvia en la canícula, el calor se sentirá más. Pero también es cuando inesperadamente ocurren los famosos chubascos que se forman aunque no estén pronosticados. Los antiguos decían que cualquier herida, la extracción de una muela o lastimadura, son más difícil de sanar en éste período. Es curioso, pero comparamos el calor de las altas temperaturas con los perros, pues regularmente en la canícula los perros pueden adquirir la rabia. Y así, para muchos nuevoleoneses, el calorón es más "perro" y "feroz" que antes, de tal manera que las altas temperaturas proponen una cultura y moldean costumbres tanto en el campo como en la ciudad.

En el verano vivimos una temporada de estío o estiaje, correspondiente al período de aguas bajas. El estiaje de un río no depende solamente de la escasez de precipitaciones, también se debe a la radiación solar más intensa y en consecuencia al mayor potencial de evapotranspiración de las plantas y de la evaporación más intensa de los cursos de agua. Puede ser causado por sequía, la falta de lluvias y el calentamiento global.


Dicen que el clima de Monterrey es estable: siempre está de la fregada. Esto no es nuevo. En 1932,  Alfonso Reyes en su poema “El Sol de Monterrey” recordaba los calorones de Monterrey: No cabe duda: de niño, a mí me seguía el sol, Andaba detrás de mí como perrito faldero; despeinado y dulce, claro y amarillo: ese sol con sueño que sigue a los niños".  En la región noreste siempre hemos estado expuestos a calorones. Por ejemplo, el general Bernardo Reyes siendo gobernador de Nuevo León, sufría y batallaba con las inclemencias del tiempo a tal grado de que propuso la construcción de una serie de casas en la cima del cerro del  Caído y luego llamado del Mirador, precisamente por la posibilidad de ver todo el entorno desde ahí. En 1909 Bernardo Reyes decidió pasar el verano en Galeana, un sitio con un clima más templado. Fue cuando Monterrey, Santa Catarina, Guadalupe y otros municipios sufrieron los embates de las fuertes lluvias ocurridas entre agosto y septiembre de ese año.


Pero antes se sentía un calor distinto. O al menos no se sentía tan intenso. La diócesis de Linares nunca estuvo en realidad en Linares. Pues en 1779 su primer obispo, fray Antonio de Jesús Sacedón falleció al poco tiempo de arribar. Su sucesor, fray Rafael José Verger prefirió el clima de Monterrey al de Linares y hasta 1922, la diócesis y luego arquidiócesis se llamó de Linares aunque su sede estaba en Monterrey. O cuando en 1836, el aspirante a médico, José Eleuterio González llegó a Monterrey con fray Gabriel Jiménez. Ambos venían de San Luis Potosí y le recomendaron al religioso se trasladara a Monterrey porque sus médicos le advirtieron tenía un clima más sano y confortable.  Pero eran otros tiempos: no había tanta aglomeración de la población, ni pavimento ni automóviles y había agua suficiente para todos, con arboledas muy hermosas y muchos espacios abiertos. En cierta forma eso mitigaba el calor. Y para refrescarse un poco, los habitantes del noreste mexicano, tenían costumbres como la de sacar las sillas y mecedoras a las banquetas para pasar la tarde. O tendían una cobija en el patio o inclusive en el techo para dormir. En algunos pueblos, acostumbran mojar el colchón en donde duermen como una forma de moderar la temperatura.


Es raro, pero si vemos fotografías de la época, veremos a los hombres y mujeres con ropa propia de invierno, aun y cuando estuvieran en plena primavera y verano. No conocían las bebidas frías, mucho menos el hielo y el clima. Y a eso se acostumbraron. Las casas eran más térmicas y guardaban el calor en el invierno y eran frescas en el verano. La piedra, el sillar y el adobe eran materiales adecuados para protegernos de las inclemencias del tiempo. Ahora nosotros no aguantamos el calor. Y vaya que hay regiones en donde se siente más, como la de Monclova y el norte de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas en donde las temperaturas en estos tiempos pueden alcanzar hasta los 45 grados.

sábado, 11 de julio de 2015

El día de nuestra Señora de El Carmen

Antonio Guerrero Aguilar, Cronista de la Ciudad de Santa Catarina

El 16 de julio es el día de nuestra señora de El Carmen. Este nombre es un derivado de Carmelo, un monte situado en la población marítima de Haifa en el norte de Israel, cerca de Galilea. En hebreo significa jardín y en latín poesía. En el llamado Monte Carmelo, el profeta Elías eligió seguir al Dios de Israel. Ahí también los paganos tenían un altar dedicado al dios Baal. Por eso Elías retó a los seguidores de Baal para que le ofrendaran un sacrificio en su honor e hiciera llover en la región, pues ya tenían tres años de sequía. En cambio cuando Elías y su grupo de seguidores sacrificaron un novillo, cayó fuego sobre el altar y se oyeron grandes truenos que hicieron caer la lluvia. Profetas como Elías y Eliseo predicaron en el Monte Carmelo; desde ahí rindieron culto al Dios Yahvé. Un lugar místico al que acudieron muchos ermitaños se retiraban a las cuevas de la montaña para seguir una vida de oración, penitencia y austeridad.


Durante las cruzadas en el siglo XII, unos devotos de la virgen María procedentes de Italia, decidieron instalarse en el valle y eligieron a la madre de Jesús como protectora. Construyeron la primera capilla dedicada a la madre del hijo de Dios en el Monte Carmelo. Luego formaron una comunidad en la que vivían imitando la vida de las primeras comunidades cristianas, haciendo oración y penitencia. Más tarde surgieron las primeras comunidades de religiosos llamados carmelitas. En el medioevo se pensaba que María significaba “estrella del mar” y en las oraciones continuamente se referían a la virgen como la flor del Carmelo. En el siglo XVIII llegó su culto a España, en donde quedó como patrona de los marinos y de las jovencitas en edad de contraer nupcias. Por ejemplo, en Cataluña las muchachas le pedían en oración que les ayudara a conseguir esposo sin importar que fuera rico o pobre con tal de que llegara pronto. El símbolo carmelita es el escapulario; el cual representa una consagración a la virgen María. Escapulario significa “vestido sobrepuesto” y originalmente lo usaban los religiosos para trabajar la tierra. Según la tradición, la virgen María se lo entregó a San Simón Stock, el general de la Orden de los Carmelitas, un 16 de julio de 1251, con la promesa de quien lo use no sufrirá el fuego eterno. Ella intercede por las ánimas del purgatorio, es la patrona de los marineros y de las mujeres embarazadas. 

En Monterrey hay dos templos dedicados en su honor. Uno de ellos en la antigua comunidad agrícola que después de convirtió en congregación y ahora es la colonia Urdiales. Comenzó a construirse en 1876 y fue concluido en 1896. El otro está ubicado en la antigua comunidad de San Jerónimo, cuyo templo comenzó a construirse cuando el entonces Arzobispo de Monterrey,  Alfonso Espino y Silva bendijo y colocó la primera piedra el 23 de julio de 1953 y que fue concluido el 21 de septiembre de 1965. Anteriormente ahí había un antiguo templo cuya hechura  lo comenzó J.M. Treviño Garza el 2 de enero de 1901. La primera piedra fue colocada e instalada el 24 de enero de 1901 por el sacerdote M. P. Viramontes.

Hay un municipio de Nuevo León que se llama El Carmen. Se dice que el nombre procede de una bella joven del siglo XIX llamada Carmen Arredondo, hija natural del último gobernador y comandante militar del Nuevo Reino de León, el general Joaquín de Arredondo y Mioño. Ella se casó el 7 de enero de 1836 con el doctor José Eleuterio González, mejor conocido como Gonzalitos, el benemérito e ilustre varón dedicado a la ciencia, a la medicina y a la política. 



Carmen también fue cortejada por Carlos Margain quien laboraba para el Lic. Juan Nepomuceno de la Garza Evia como amanuense. Éste les decía tanto a Gonzalitos como a Margain que desistieran, pues veía que esa muchacha en realidad quería casarse con un general. También los presbíteros allegados a Gonzalitos cuando supieron de sus intenciones amorosas, le decían que no se casara con Carmen pues no le convenía.  Y en efecto, tres años después, una mujer a la que apodaban la “Barragana” llevó a Carmen Arredondo con el general Mariano Arista, destacado militar que tuvo a su cargo la comandancia militar de la frontera y que luego llegó a la presidencia de la república en 1851. Dicen que la llamada “Puerta Mariana” del palacio nacional, era el sitio por donde entraba a escondidas la compañera sentimental del entonces presidente.  Carmen fue abandonada por Arista en la ciudad de México, en donde falleció en 1886 a los 62 años de su vida.  Ella le escribió a Gonzalitos intentando regresar con él, pero él jamás intentó una reconciliación con el que fuera el amor de su vida y a la que consideró la mayor amargura de su existencia.

martes, 7 de julio de 2015

Santiago Vidaurri, el ánima de Catujanes: entre el odio y el olvido

Antonio Guerrero Aguilar, Cronista Municipal de Santa Catarina

Santiago Vidaurri es el personaje más controvertido en la historia del noreste mexicano quien fue fusilado el 8 de julio de 1867. El nació el 25 de julio de 1809 en la antigua misión y presidio de Nuestra Señora de los Dolores de la Punta de los Lampazos. Su vida gira definitivamente al contexto de la época que le tocó vivir: un México que transitaba del proyecto de nación de los criollos al proyecto de nación liberal mestizo. Con el primero rompió y con el segundo al fin de cuentas no supo ubicarse. Una etapa en la que México aún no tenía esa unidad nacional, cuando era un territorio en el cual coincidían diversos proyectos en los que tanto los caciques, los caudillos y la iglesia mantenían la hegemonía regional.


Vidaurri fue descendiente de familias vascas que arribaron al Nuevo Reino de León para participar como pobladores de los lugares más recónditos y peligrosos del septentrión mexicano. Una región de continua guerra viva, que en vez de pueblos mineros o agropecuarios se dedicaban a la defensa de las incursiones de los llamados indios bárbaros. Una porción más bien compuesta por presidios, misiones y estancias ganaderas. Es probable que sirviera desde su adolescencia en alguno de los presidios de la frontera en los que tenía familiares, como en el de Santa Rosa y San Juan Bautista del Río Grande en Coahuila y en el de Lampazos. Hijo de Pedro Vidaurri y María Teodora Valdés. Emparentado con un exgobernador de Coahuila que andaba conformando una república separatista en 1840 llamado Francisco Vidaurri y Villaseñor. Que se casó con una pariente llamada Juana Vidaurri con quien procreó a dos hijos: Indalecio y Pudenciana, del primero viene un linaje que se desarrolló en Higueras y de la segunda, casada con Patricio Milmo, cuya descendencia son una familia de profesionistas y empresarios, emparentada a su vez con las dinastías más influyentes de Nuevo León y de México.

Sirvió en el presidio de Lampazos, en donde se sabe que fue encarcelado en 1832 por cercenarle una mano a un compañero de la compañía presidial de Lampazos. En la cárcel se hizo escribiente, cargo que también desarrolló en la Secretaría de Gobierno. El gobernador Joaquín García lo nombró secretario de gobierno, cargo que ocupó en muchas administraciones. También fue capitán y comandante militar de la frontera, la cual protegió de las incursiones y ataques de los llamados indios bárbaros.

En 1854 secundó el Plan de Ayutla, proclamando el plan Restaurador de la Libertad en Lampazos y con el cual se hizo líder de un grupo de prohombres que a la larga llegaron a ser los militares más importantes de la época: Ignacio Zaragoza, Juan Zuazua, Silvestre Aramberri, Mariano Escobedo, Manuel Blanco y Múzquiz, Evaristo Madero y Julián Quiroga. Apoyándose en ellos se proclamó gobernador y comandante militar de Nuevo León en 1855.

En el siglo XIX sobresalieron cuatro gobernadores: José María Parás, Santiago Vidaurri, Genaro Garza García y Bernardo Reyes. A mi juicio, Vidaurri fue un gran gobernador, pues promovió la industrialización en el estado con el establecimiento de la fábrica de Hilados y Tejidos de la Fama de Nuevo León en 1854. Se dedicó a embellecer la ciudad, a la protección y cuidado de los pueblos más expuestos a los ataques de los llamados indios bárbaros, estableció el teatro Progreso y para mantener el control y cuidado con las mercancías que entraban y salían por Piedras Negras, Coahuila, decretó la unión de los estados de Nuevo León y Coahuila. Esta medida propició la formación de capitales y de empresarios que van a figurar en la industrialización de Monterrey en la etapa del porfiriato.

Pero también tuvo rivalidades con el centro y con otros jefes militares de la región. Por ejemplo, se distanció con Aramberri, Zaragoza y Escobedo por su férrea posición regionalista. Con ciertos aires dictatoriales, tuvo problemas con el Congreso del Estado que estableció su sede en Galeana, Nuevo León en 1859. En uno de esos enfrentamientos perdió a uno de sus hombres más leales, a Juan Zuazua, quien murió el 30 de julio de 1860 en la Hacienda de San Gregorio en Ramos Arizpe, Coahuila.


Una vez que sometió al movimiento llamado de los Congresistas, se convirtió en el árbitro y jefe absoluto de los destinos de la frontera noreste. Vidaurri se trasformó en caudillo y cacique a la vez. Dicen que un caudillo es un líder natural que busca el bien de los demás por medio de las armas o de la administración pública. Pero también esa cualidad se puede deformar en cacicazgo, en la figura de un hombre autoritario con aires dictatoriales. Y precisamente en los inicios del siglo XIX surgieron cacicazgos regionales que se dedicaron al cuidado y protección de su zona de influencia. Pero también surgieron personajes con aires de caudillos que lideraban planes políticos que defendían con las armas. A decir verdad, la unidad nacional dependía mucho de la existencia de caciques y caudillos regionales.

Se puede decir que en ese entonces, la vida política de Nuevo León y Coahuila iba encarrilada al progreso material y social, completamente al margen de las decisiones políticas que se generaban en el poder central y de las situaciones adversas que se podían presentar. Porque a decir verdad, Santiago Vidaurri fue un defensor férreo de lo que él consideraba debía ser el federalismo: una forma de gobierno que daba autonomía y determinación política a sus partes, sin aceptar la intromisión de factores externos que pudieran desestabilizar el proyecto político que ejercía.

Y la mejor oportunidad para darlo a entender a los demás, se presentó en 1864, cuando el peregrino gabinete presidencial encabezado por el licenciado Benito Juárez García, en su marcha hacia el norte, huyendo de las tropas invasoras que pretendían establecer un gobierno imperial, llegó a Saltillo con la finalidad de asentar su zona de poder que le permitiera triunfar sobre los usurpadores. ¿Y Juárez por qué se asentó en el noreste? Porque en esa época había una bonanza económica generada por la entrada y salida de mercancías diversas por Piedras Negras que lo mismo llegaban a Saltillo y Monterrey o salían a otros lugares por Matamoros, Tamaulipas.

Esto no le gustó a Vidaurri que vio en la presencia de Juárez, la pérdida gradual del poder que había acumulado a lo largo de los años. Juárez entró a Monterrey en febrero de 1864. En una entrevista se enfrentaron dos puntos de vista de un mismo sentido de lo que es y debe ser entendida la política. Juárez no se pudo entender con Vidaurri y salió a Saltillo en donde decretó la separación de Coahuila de Nuevo León y el desconocimiento de los poderes en el estado. Vidaurri se refugió en Texas y cuando llegaron las tropas del general francés Castagny, se puso a sus órdenes en 1864. Junto con su ejército y apoyado por el único militar que le era fiel, Julián Quiroga, se adhirieron al Imperio de Maximiliano. Era tanta la dependencia entre Vidaurri y Quiroga, que la opinión pública hacía a Quiroga como hijo natural de Vidaurri. Ya en el bando contrario, llegó a ser comisario imperial y luego general de una brigada al servicio de las tropas invasoras y más tarde ministro de hacienda del imperio.

Vidaurri estuvo en el sitio de Querétaro, junto con Leonardo Márquez salieron rumbo a la ciudad de México para buscar refuerzos, pero al poco tiempo fue tomada por Porfirio Díaz. Vidaurri se ocultó en la casa de un norteamericano, que se dice lo extorsionaba a cambio de la seguridad que le daba en su domicilio. Al fin de cuentas, fue aprehendido el 8 de julio de 1867 y fusilado por la espalda en la tarde de ese día. Sus restos fueron trasladados a la mesa de Catujanes en Candela, Coahuila de Zaragoza para ser depositados en una capilla familiar.


Y así acabó la vida de un ilustre militar y ex gobernador del Estado de Nuevo León, que cambió su lealtad republicana por seguir a otro gobierno. Desde entonces su vida gira en torno a la traición y al olvido y de una facción regionalista que pugna para reivindicarlo en la historia. ¿Y por qué se le considera traidor? Porque había una ley que estipulaba que todo trato o beneficio al gobierno usurpador sería catalogado como traición a la patria. Curiosamente la historia volvió a repetirse pero en las personas de Madero y Bernardo Reyes.

sábado, 4 de julio de 2015

Los burritos de La Fama

Antonio Guerrero Aguilar, Cronista de la Ciudad de Santa Catarina

En el norte de nuestra república se preparan excelentes tortillas de harina: desde las llamadas “Sobaqueras” de Sonora y las planchadas en Chihuahua. En Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas pueden ser grandes, medianas o chicas en tamaño. Pero indudablemente, la tortilla de harina está presente en la rica tradición culinaria de nuestro país y más en el noreste mexicano en donde las señoras las hacen con esmero y cariño. Y Santa Catarina no es la excepción. Hubo un tiempo en que el aroma de las tortillas de harina predominaba en el ambiente tanto al rayar el alba como al ponerse el Sol. Las señoras cual sacerdotisas del fogón  y la cocina, preparaban para despedir al obrero como a los alumnos de la escuela. Y se volvían a hacer para darles la bienvenida al atardecer. 

En la escuela durante el recreo, degustábamos los tacos con puro frijol o huevo revuelto. Recuerdo con gusto y delicia a los mejores tacos llevados por los niños que vivían en las granjas Los Tres Reyes y Chaca Chaca allá por el rumbo a García. Siendo niños teníamos todo lo necesario para comer gorditas: el amor de nuestras madres, la manteca de la Anderson Clayton Company situada en La Leona en San Pedro Garza García y la harina de los molinos de don Aurelio González Henry en donde ahora está la colonia Valle del Seminario y el famoso Rexal que no podía faltar. La “mantequera” como la harinera González ya desparecieron. Los domingos por la mañana cambiaba la dieta: en lugar de frijoles la barbacoa y cada vez que se podía con carne asada. La forma de las gorditas variaba: si eran muchachas primerizas parecían trozos de mapamundis que luego se hacían redondas conforme a la práctica. Mi mamá las preparaba grandes, en cambio unas tías las hacían pequeñas. 

En La Fama se cocinaban muy buenas tortillas de harina y cuando llegaron las familias procedentes de Santiago, Nuevo León,  se asombraron por el sabor de las mismas, pues decían no las habían probado allá por el rumbo del valle del Huajuco. Desde hace 50 años tenemos un restaurante llamado “La Burrolandia”, en donde se preparan los mejores burritos con salchichas y frijoles. El 2014 cumplió 50 años de ofrecer una comida que bien puede considerarse ya típica y característica de nuestro municipio.  A decir verdad muchos platillos o formas de cocinar se han perdido o son recetas familiares que se guardan con mucho recelo. Y en Santa Catarina se preparaba lo mismo que en otros lugares de la entidad excepto con algunas variantes en los ingredientes o formar de preparación.

Los burritos son tortillas grandes de harina enrolladas y en algunos sitios se ofrecen como tacos gigantes. Hay quien ve su origen en el “fast food” norteamericano. La tradición popular los hace originarios de Guanajuato, en donde ya se preparaban desde fines del siglo XIX. La diferencia entre el burrito y los tacos es que los primeros son enrollados y semejan la oreja del jumento. O también porque parecen las cargas enrolladas que llevaban en recuas. En Chihuahua fueron adoptados como propios. Para la gente de allá los burritos son de Ciudad Juárez, en donde un señor de nombre Juan Méndez vendía la comida y a falta de platos, la envolvía en tortillas grandes de harina. Recorría las calles del barrio de Bella Vista en el viejo Ciudad Juárez con dos burros y en consecuencia la gente le comenzó a llamar "El Señor de los Burros"  durante la década de 1920.  Obviamente llevan frijoles y carne o algún otro tipo de guiso.


En “La Burrolandia” de la Fama se les prepara en forma de taco y pueden ser de carne deshebrada o de “wines”, como antes nos referíamos a lo que hoy son salchichas. Primero los embarran de frijoles, luego de guacamole para poner los “wines” o la carne deshebrada; para finalmente rellenarlos con lechuga, tomate y cebolla. Ya en la mesa tienen una salsa picante muy rica o unos chiles en escabeche. Los burritos no son originarios de Santa Catarina ni menos de Nuevo León, pero a 50 años de probarlos en el local que tienen en La Fama, bien pueden considerarse como una comida típica de nuestro municipio y de nuestro pueblo. La fonda está en el lado norte de la calle Juárez entre Escobedo y Morones Prieto en pleno centro histórico de La Fama.

Yo conocí “La Burrolandia” en unas vacaciones de 1983 y confieso que desde entonces acudo cada vez que se puede y da hambre o antojo. Quienes iniciaron el negocio fueron Pedro Barajas, un obrero textil que se quedó sin trabajo en La Leona y su señora esposa Virginia Villafaña Rocha, quienes llegaron procedentes de León, Guanajuato. En 1963 alguien les ofreció abrir un negocio de comidas para preparar unos tacos grandes a los que llamaban “Burritos”. Don Pedro no sabía gran cosa de comida pues él se dedicaba a otro tipo de trabajo. En la decisión de hacerse del negocio influyó don Raimundo Guzmán y comenzaron a preparar los burros en uno de los arcos de la atarjea situada en frente de la plaza Bernardo Reyes de La Fama. Cuando destruyeron el monumento en 1970, se fueron al patinadero que estaba en la calle Hidalgo casi enfrente de la escuela. Ahí tenían un pequeño tejabán y como les fue bien en la venta, compraron la propiedad de la calle Juárez en donde están desde 1971. Y no solo preparan los burritos, sino también flautas, tostadas y tacos. Todos riquísimos.


Pero también en el centro de San Pedro Garza García hacen muy buenos burritos.  La llamada “Cenaduría de Chuy Burros” está en la calle Juárez esquina con Alfonso Reyes en el casco viejo de San Pedro Garza García. A decir verdad, yo probé primero los burritos que preparan en San Pedro pues viví entre 1980 y 1987 en el Seminario de Monterrey y de vez en cuando nos escapábamos  para cenar con Chuy Burros. Los dos negocios ya cumplieron 50 años de ofrecer una variedad gastronómica que bien puede considerarse como patrimonio gastronómico de Santa Catarina y de San Pedro Garza García. 

Me dedico a contar narraciones e historias en donde me piden y me invitan.

Santa Catarina, Nuevo León, Mexico