Antonio Guerrero Aguilar, Cronista Municipal de Santa Catarina
Santiago Vidaurri es el personaje más controvertido en la
historia del noreste mexicano quien fue fusilado el 8 de julio de 1867. El
nació el 25 de julio de 1809 en la antigua misión y presidio de Nuestra Señora
de los Dolores de la Punta de los Lampazos. Su vida gira definitivamente al
contexto de la época que le tocó vivir: un México que transitaba del proyecto
de nación de los criollos al proyecto de nación liberal mestizo. Con el primero
rompió y con el segundo al fin de cuentas no supo ubicarse. Una etapa en la que
México aún no tenía esa unidad nacional, cuando era un territorio en el cual
coincidían diversos proyectos en los que tanto los caciques, los caudillos y la
iglesia mantenían la hegemonía regional.
Vidaurri fue descendiente de familias vascas que
arribaron al Nuevo Reino de León para participar como pobladores de los lugares
más recónditos y peligrosos del septentrión mexicano. Una región de continua
guerra viva, que en vez de pueblos mineros o agropecuarios se dedicaban a la
defensa de las incursiones de los llamados indios bárbaros. Una porción más
bien compuesta por presidios, misiones y estancias ganaderas. Es probable que sirviera
desde su adolescencia en alguno de los presidios de la frontera en los que
tenía familiares, como en el de Santa Rosa y San Juan Bautista del Río Grande
en Coahuila y en el de Lampazos. Hijo de Pedro Vidaurri y María Teodora Valdés.
Emparentado con un exgobernador de Coahuila que andaba conformando una
república separatista en 1840 llamado Francisco Vidaurri y Villaseñor. Que se
casó con una pariente llamada Juana Vidaurri con quien procreó a dos hijos:
Indalecio y Pudenciana, del primero viene un linaje que se desarrolló en
Higueras y de la segunda, casada con Patricio Milmo, cuya descendencia son una
familia de profesionistas y empresarios, emparentada a su vez con las dinastías
más influyentes de Nuevo León y de México.
Sirvió en el presidio de Lampazos, en donde se sabe que
fue encarcelado en 1832 por cercenarle una mano a un compañero de la compañía
presidial de Lampazos. En la cárcel se hizo escribiente, cargo que también desarrolló
en la Secretaría de Gobierno. El gobernador Joaquín García lo nombró secretario
de gobierno, cargo que ocupó en muchas administraciones. También fue capitán y
comandante militar de la frontera, la cual protegió de las incursiones y
ataques de los llamados indios bárbaros.
En 1854 secundó el Plan de Ayutla, proclamando el plan
Restaurador de la Libertad en Lampazos y con el cual se hizo líder de un grupo
de prohombres que a la larga llegaron a ser los militares más importantes de la
época: Ignacio Zaragoza, Juan Zuazua, Silvestre Aramberri, Mariano Escobedo,
Manuel Blanco y Múzquiz, Evaristo Madero y Julián Quiroga. Apoyándose en ellos
se proclamó gobernador y comandante militar de Nuevo León en 1855.
En el siglo XIX sobresalieron cuatro gobernadores: José
María Parás, Santiago Vidaurri, Genaro Garza García y Bernardo Reyes. A mi
juicio, Vidaurri fue un gran gobernador, pues promovió la industrialización en
el estado con el establecimiento de la fábrica de Hilados y Tejidos de la Fama
de Nuevo León en 1854. Se dedicó a embellecer la ciudad, a la protección y
cuidado de los pueblos más expuestos a los ataques de los llamados indios
bárbaros, estableció el teatro Progreso y para mantener el control y cuidado
con las mercancías que entraban y salían por Piedras Negras, Coahuila, decretó
la unión de los estados de Nuevo León y Coahuila. Esta medida propició la
formación de capitales y de empresarios que van a figurar en la
industrialización de Monterrey en la etapa del porfiriato.
Pero también tuvo rivalidades con el centro y con otros
jefes militares de la región. Por ejemplo, se distanció con Aramberri, Zaragoza
y Escobedo por su férrea posición regionalista. Con ciertos aires
dictatoriales, tuvo problemas con el Congreso del Estado que estableció su sede
en Galeana, Nuevo León en 1859. En uno de esos enfrentamientos perdió a uno de
sus hombres más leales, a Juan Zuazua, quien murió el 30 de julio de 1860 en la
Hacienda de San Gregorio en Ramos Arizpe, Coahuila.
Una vez que sometió al movimiento llamado de los
Congresistas, se convirtió en el árbitro y jefe absoluto de los destinos de la
frontera noreste. Vidaurri se trasformó en caudillo y cacique a la vez. Dicen
que un caudillo es un líder natural que busca el bien de los demás por medio de
las armas o de la administración pública. Pero también esa cualidad se puede
deformar en cacicazgo, en la figura de un hombre autoritario con aires
dictatoriales. Y precisamente en los inicios del siglo XIX surgieron cacicazgos
regionales que se dedicaron al cuidado y protección de su zona de influencia.
Pero también surgieron personajes con aires de caudillos que lideraban planes
políticos que defendían con las armas. A decir verdad, la unidad nacional dependía
mucho de la existencia de caciques y caudillos regionales.
Se puede decir que en ese entonces, la vida política de
Nuevo León y Coahuila iba encarrilada al progreso material y social,
completamente al margen de las decisiones políticas que se generaban en el
poder central y de las situaciones adversas que se podían presentar. Porque a
decir verdad, Santiago Vidaurri fue un defensor férreo de lo que él consideraba
debía ser el federalismo: una forma de gobierno que daba autonomía y
determinación política a sus partes, sin aceptar la intromisión de factores
externos que pudieran desestabilizar el proyecto político que ejercía.
Y la mejor oportunidad para darlo a entender a los demás,
se presentó en 1864, cuando el peregrino gabinete presidencial encabezado por
el licenciado Benito Juárez García, en su marcha hacia el norte, huyendo de las
tropas invasoras que pretendían establecer un gobierno imperial, llegó a
Saltillo con la finalidad de asentar su zona de poder que le permitiera
triunfar sobre los usurpadores. ¿Y Juárez por qué se asentó en el noreste?
Porque en esa época había una bonanza económica generada por la entrada y
salida de mercancías diversas por Piedras Negras que lo mismo llegaban a
Saltillo y Monterrey o salían a otros lugares por Matamoros, Tamaulipas.
Esto no le gustó a Vidaurri que vio en la presencia de
Juárez, la pérdida gradual del poder que había acumulado a lo largo de los
años. Juárez entró a Monterrey en febrero de 1864. En una entrevista se enfrentaron
dos puntos de vista de un mismo sentido de lo que es y debe ser entendida la
política. Juárez no se pudo entender con Vidaurri y salió a Saltillo en donde
decretó la separación de Coahuila de Nuevo León y el desconocimiento de los
poderes en el estado. Vidaurri se refugió en Texas y cuando llegaron las tropas
del general francés Castagny, se puso a sus órdenes en 1864. Junto con su
ejército y apoyado por el único militar que le era fiel, Julián Quiroga, se
adhirieron al Imperio de Maximiliano. Era tanta la dependencia entre Vidaurri y
Quiroga, que la opinión pública hacía a Quiroga como hijo natural de Vidaurri.
Ya en el bando contrario, llegó a ser comisario imperial y luego general de una
brigada al servicio de las tropas invasoras y más tarde ministro de hacienda
del imperio.
Vidaurri estuvo en el sitio de Querétaro, junto con
Leonardo Márquez salieron rumbo a la ciudad de México para buscar refuerzos,
pero al poco tiempo fue tomada por Porfirio Díaz. Vidaurri se ocultó en la casa
de un norteamericano, que se dice lo extorsionaba a cambio de la seguridad que
le daba en su domicilio. Al fin de cuentas, fue aprehendido el 8 de julio de
1867 y fusilado por la espalda en la tarde de ese día. Sus restos fueron
trasladados a la mesa de Catujanes en Candela, Coahuila de Zaragoza para ser depositados en una
capilla familiar.
Y así acabó la vida de un ilustre militar y ex gobernador
del Estado de Nuevo León, que cambió su lealtad republicana por seguir a otro
gobierno. Desde entonces su vida gira en torno a la traición y al olvido y de
una facción regionalista que pugna para reivindicarlo en la historia. ¿Y por qué se le considera traidor? Porque había una ley
que estipulaba que todo trato o beneficio al gobierno usurpador sería
catalogado como traición a la patria. Curiosamente la historia volvió a repetirse
pero en las personas de Madero y Bernardo Reyes.
Buenísima nota sobre Vidaurri. He estado en dos ocaiones en la Hacienda, .........pero es CATUJANOS
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