sábado, 1 de agosto de 2015

A la señora del cielo nocturno

Antonio Guerrero Aguilar/ Cronista Municipal de Santa Catarina


Dicen que la luna más hermosa es la de octubre. En la imaginación infantil es de queso. Para algunos estudiosos, el nombre México es de origen náhuatl y significa “lugar en el ombligo de la Luna”. Como es el astro de la noche, evoca metafóricamente la belleza y el amor. Pertenece a los enamorados y seguramente por ello quienes salen de vacaciones después del matrimonio, le llaman Luna de miel. Ciertamente es la guía en la noche obscura y el confidente de los bardos, bohemios y enamorados. Es el símbolo del sueño y por su forma es fría, pasiva y receptiva. Representa a la mujer, mientras el Sol es el hombre.

Los lunares son manchas obscuras en la piel y se cree que aparecen debido al influjo del satélite. Había tocadores con espejos redondos a lo que llamaban lunetas. La luneta es la platea del teatro, que tiene forma de media luna. Cuentan que en la cara oculta de la luna existen estructuras pertenecientes a civilizaciones extraterrestres ya desaparecidas. Quien tiene un carácter cambiante y no saluda, anda de ganas o sufre desajustes mentales es un lunático, alguien que sufre locura intermitente como las fases de la Luna. Hay canciones que nos hablan del toro enamorado por la Luna o el sapo cancionero que ve en la Luna a su eterno amor. Las embarazadas no deben ver a la luna, pues influye en la marea y en los embarazos.

La palabra Luna designa al nombre del satélite de la Tierra. Tiene su origen etimológico en el griego leukos que significa blanco brillante, de la cual se deriva en latín lucere que tiene que ver con la luz y el brillo. Existen otros nombres que refieren a la Luna con los nombres femeninos de Selene, Delia y Cinthia. Por cierto, los griegos la llamaban Selene. Es el cuerpo celeste más cercano a la Tierra, situado a 380 mil kilómetros, cuyo diámetro mide 3, 476 kilómetros. Ningún otro planeta en el sistema solar tiene un satélite tan grande a comparación con el tamaño de nuestro planeta. Precisamente el centro de gravedad de la luna está en la parte que se está desplazando a la Tierra. En su superficie hay montañas y cráteres, presenta zonas obscuras que Galileo llamó “mares”; pero en realidad no tiene agua ni atmósfera.


La Tierra y la Luna tienen la misma edad; unos 4.500 millones de años.  Ambas se formaron como resultado de un gran impacto, cuando un cuerpo celeste del tamaño de Marte, colisionó con la joven Tierra, volando material en órbita alrededor de ésta y que se fusionó para formar la Luna. La Luna no gira en torno a la Tierra, sino que la Tierra y la Luna giran en torno al centro de masas de ambos. Sin embargo, al ser la Tierra un cuerpo grande, la gravedad que ejerce sobre la Luna es distinta en cada punto. Junto con el Sol forman parte de un sistema dual, pues una representa al día y la otra a la noche. En especial porque la Luna no irradia luz propia, más bien es un reflejo del Sol. Hay eclipses lunares y solares. Atraviesa fases diferentes y cambia de forma. Por eso también se le relaciona con la mujer, la dependencia y la renovación. Su movimiento es cíclico y puede ser creciente y menguante. Por eso es el símbolo de los ritmos biológicos, pues es un astro que nace, crece, decrece y desaparece en el cielo nocturno. Sus fases marcan los ritmos y los ciclos de la vida; controla todos los planos cósmicos regidos por el devenir cíclico, como lo son la lluvia, la fertilidad femenina, la vida vegetal y animal. A la vez, es el símbolo del conocimiento: frío, teórico, reflejo discursivo y racional y a veces se le representa la lechuza.

Lunes es un día de la semana dedicado en su honor. Fue el primer reloj de las culturas antiguas: gracias a ella fue posible medir sus fases sucesivas y regulares. En las noches de Luna llena se sabía el destino de los hombres después de la muerte y las ceremonias de iniciación. Durante tres días no aparece. Luego aparece gradualmente hasta obtener su brillo. Además se mueve y por ello también tiene que ver con el tránsito de la vida hacia la muerte. En las noches de terror, cuando hay Luna llena salen los hombres lobos y los vampiros; por eso nos recuerda a contextos tenebrosos.

Así como había dioses solares, hay dioses lunares como Isis, Ishtar, Artemis, Diana, Perséfone y Hermes. La Iglesia se rige por calendario lunar. Los antiguos mexicanos, vieron en ella a la tradición en torno al origen de la nueva humanidad. El guerrero elegido para convertirse en el Quinto Sol tuvo miedo de lanzarse al precipicio y por ello, quien debía convertirse en Luna, aprovechó la situación y se convirtió en el Quinto Sol. El otro viendo todo perdido se lanzó y se convirtió en Luna. Pero sin luz y opaco, tomó un cuchillo de obsidiana y se hizo una cicatriz en forma de conejo en la piel. Para los mexicas, la Luna tiene que ver con la embriaguez, las cosechas y la fertilidad. Es hija del dios Tláloc. En las culturas del noreste mexicano, representaba el ciclo de regeneración y fertilidad de la venada. Para los incas, la Luna es la esposa del dios del Sol, ellos engendraron a las estrellas. El Sol celoso por la belleza de su amada Luna, le echó polvos para obscurecerla.

Curiosamente para las culturas del desierto asiático, está relacionada con lo masculino. Los islámicos llaman a la luna “Qamar” y se le menciona frecuentemente en el Corán. Ellos mantienen dos calendarios, uno lunar para los aspectos religiosos y uno solar para la agricultura. Para los islámicos la media Luna es el símbolo de la resurrección. No es una figura acabada pues difiere de la esfera cerrada. Está abierta y cerrada a la vez. Por eso la relacionan con su religión y en su identidad religiosa y el conocimiento. Quienes difundieron  éste símbolo fueron los otomanos. En cambio los hindúes ven en la esfera de la Luna la vía de los ancestros. Para los chinos, ahí vive el conejo que tritura los ingredientes para hacer el elixir de la vida. Es la puerta del cielo como del infierno. La Luna es el yin y el Sol es el yang. La Luna es el único cuerpo celeste en donde se ha realizado un descenso tripulado. Julio Verne soñó la llegada del hombre a la Luna, cosa que ocurrió el 20 de julio de 1969, cuando alunizaron astronautas de la NASA. Diez años antes los rusos habían intentado llegar hasta ella.

Blue Moon es un fenómeno que ocurre una vez cada dos o tres años cuando en el cielo se puede ver una "Luna azul". No es que se vea de ese color pues no es un fenómeno astronómico extraordinario. Se refiere simplemente a una expresión que se utiliza para denominar la segunda luna llena -cuyo ciclo es de 29 días- dentro de un mismo mes. La última vez ocurrió el 31 de agosto de 2012 y la próxima, después de la de este viernes, será en enero de 2018. Según la NASA, la Luna se puede ver azul por efecto de polvo, ceniza o humo en la atmósfera a causa de grandes erupciones volcánicas o incendios forestales. Hay quienes aseguran que de ese fenómeno extraño viene la frase “once in a blue moon”, que se utiliza para describir eventos raros o poco comunes. También es muy extraño ver la Luna de color rojo. El fenómeno se produce cuando el satélite aparece muy bajo sobre el horizonte. La atmósfera está llena de aerosoles (partículas suspendidas en un gas) que dispersan la luz azul y enrojecen la luna: “Blue Moon, tu que viste llorar aquella noche en el mar y ahora solo yo estoy..."

Y yo como el Sapo cancionero: “no sabes acaso que la Luna es fría, porque dio su sangre para las estrellas”. 

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Me dedico a contar narraciones e historias en donde me piden y me invitan.

Santa Catarina, Nuevo León, Mexico