Antonio Guerrero Aguilar/ Cronista Municipal de Santa Catarina
Dicen que la luna más hermosa es la de octubre. En
la imaginación infantil es de queso. Para algunos estudiosos, el nombre México es
de origen náhuatl y significa “lugar en
el ombligo de la Luna”. Como es el astro de la noche, evoca metafóricamente
la belleza y el amor. Pertenece a los enamorados y seguramente por ello quienes
salen de vacaciones después del matrimonio, le llaman Luna de miel. Ciertamente
es la guía en la noche obscura y el confidente de los bardos, bohemios y
enamorados. Es el símbolo del sueño y por su forma es fría, pasiva y receptiva.
Representa a la mujer, mientras el Sol es el hombre.
Los lunares son manchas obscuras en la piel y se
cree que aparecen debido al influjo del satélite. Había tocadores con espejos
redondos a lo que llamaban lunetas. La luneta es la platea del teatro, que
tiene forma de media luna. Cuentan que en la cara oculta de la luna existen
estructuras pertenecientes a civilizaciones extraterrestres ya desaparecidas.
Quien tiene un carácter cambiante y no saluda, anda de ganas o sufre desajustes
mentales es un lunático, alguien que sufre locura intermitente como las fases
de la Luna. Hay canciones que nos hablan del toro enamorado por la Luna o el
sapo cancionero que ve en la Luna a su eterno amor. Las embarazadas no deben
ver a la luna, pues influye en la marea y en los embarazos.
La palabra Luna designa al nombre del satélite de la
Tierra. Tiene su origen etimológico en el griego leukos que significa blanco brillante, de la cual se deriva en
latín lucere que tiene que ver con la
luz y el brillo. Existen otros nombres que refieren a la Luna con los nombres
femeninos de Selene, Delia y Cinthia. Por cierto, los griegos la llamaban
Selene.
Es el cuerpo celeste más cercano a la Tierra, situado a 380
mil kilómetros, cuyo diámetro mide 3, 476 kilómetros. Ningún otro planeta en el sistema
solar tiene un satélite tan grande a comparación con el tamaño de nuestro
planeta. Precisamente el centro de gravedad de la luna está en la parte que se
está desplazando a la Tierra. En su superficie hay montañas y cráteres, presenta
zonas obscuras que Galileo llamó “mares”;
pero en realidad no tiene agua ni
atmósfera.
La Tierra y la Luna tienen la misma edad; unos 4.500
millones de años. Ambas se formaron como resultado de un gran impacto, cuando un cuerpo celeste del
tamaño de Marte, colisionó con la joven Tierra, volando material en órbita alrededor
de ésta y que se fusionó para formar la Luna. La Luna no gira en torno a la Tierra, sino que la Tierra y la Luna giran en
torno al centro de masas de ambos. Sin embargo, al ser la Tierra un cuerpo grande,
la gravedad que ejerce sobre la Luna es distinta en cada punto. Junto con el Sol forman parte de un sistema dual, pues una
representa al día y la otra a la noche. En especial porque la Luna no irradia
luz propia, más bien es un reflejo del Sol. Hay eclipses lunares y solares. Atraviesa
fases diferentes y cambia de forma. Por eso también se le relaciona con la
mujer, la dependencia y la renovación. Su movimiento es cíclico y puede ser
creciente y menguante. Por eso es el símbolo de los ritmos biológicos, pues es
un astro que nace, crece, decrece y desaparece en el cielo nocturno. Sus fases marcan
los ritmos y los ciclos de la vida; controla todos los planos cósmicos regidos
por el devenir cíclico, como lo son la lluvia, la fertilidad femenina, la vida
vegetal y animal. A la vez, es el símbolo del conocimiento: frío, teórico,
reflejo discursivo y racional y a veces se le representa la lechuza.
Lunes es un día de la semana dedicado en su honor. Fue
el primer reloj de las culturas antiguas: gracias a ella fue posible medir sus
fases sucesivas y regulares. En las noches de Luna llena se sabía el destino de
los hombres después de la muerte y las ceremonias de iniciación. Durante tres
días no aparece. Luego aparece gradualmente hasta obtener su brillo. Además se
mueve y por ello también tiene que ver con el tránsito de la vida hacia la muerte.
En las noches de terror, cuando hay Luna llena salen los hombres lobos y los
vampiros; por eso nos recuerda a contextos tenebrosos.
Así como había dioses solares, hay dioses lunares
como Isis, Ishtar, Artemis, Diana, Perséfone y Hermes. La Iglesia se rige por
calendario lunar. Los antiguos mexicanos, vieron en ella a la tradición en
torno al origen de la nueva humanidad. El guerrero elegido para convertirse en
el Quinto Sol tuvo miedo de lanzarse al precipicio y por ello, quien debía
convertirse en Luna, aprovechó la situación y se convirtió en el Quinto Sol. El
otro viendo todo perdido se lanzó y se convirtió en Luna. Pero sin luz y opaco,
tomó un cuchillo de obsidiana y se hizo una cicatriz en forma de conejo en la
piel. Para los mexicas, la Luna tiene que ver con la embriaguez, las cosechas y
la fertilidad. Es hija del dios Tláloc. En las culturas del noreste mexicano,
representaba el ciclo de regeneración y fertilidad de la venada. Para los incas,
la Luna es la esposa del dios del Sol, ellos engendraron a las estrellas. El Sol
celoso por la belleza de su amada Luna, le echó polvos para obscurecerla.
Curiosamente para las culturas del desierto
asiático, está relacionada con lo masculino. Los islámicos llaman a la luna “Qamar” y se le menciona frecuentemente
en el Corán. Ellos mantienen dos calendarios, uno lunar para los aspectos
religiosos y uno solar para la agricultura. Para los islámicos la media Luna es
el símbolo de la resurrección. No es una figura acabada pues difiere de la
esfera cerrada. Está abierta y cerrada a la vez. Por eso la relacionan con su
religión y en su identidad religiosa y el conocimiento. Quienes difundieron éste símbolo fueron los otomanos. En cambio los
hindúes ven en la esfera de la Luna la vía de los ancestros. Para los chinos,
ahí vive el conejo que tritura los ingredientes para hacer el elixir de la
vida. Es la puerta del cielo como del infierno. La Luna es el yin y el Sol es
el yang. La Luna es el único cuerpo celeste en donde se ha realizado un
descenso tripulado. Julio Verne soñó la llegada del hombre a la Luna, cosa que ocurrió
el 20 de julio de 1969, cuando alunizaron astronautas de la NASA. Diez años
antes los rusos habían intentado llegar hasta ella.
Blue Moon es un fenómeno que ocurre una vez cada dos
o tres años cuando en el cielo se puede ver una "Luna azul". No es que se vea de ese color pues no es un
fenómeno astronómico extraordinario. Se refiere simplemente a una expresión que
se utiliza para denominar la segunda luna llena -cuyo ciclo es de 29 días-
dentro de un mismo mes. La última vez ocurrió el 31 de agosto de 2012 y la
próxima, después de la de este viernes, será en enero de 2018. Según la NASA,
la Luna se puede ver azul por efecto de polvo, ceniza o humo en la atmósfera a
causa de grandes erupciones volcánicas o incendios forestales. Hay quienes
aseguran que de ese fenómeno extraño viene la frase “once in a blue moon”, que se utiliza para describir eventos raros o
poco comunes. También es muy extraño ver la Luna de color rojo. El fenómeno se
produce cuando el satélite aparece muy bajo sobre el horizonte. La atmósfera
está llena de aerosoles (partículas suspendidas en un gas) que dispersan la luz
azul y enrojecen la luna: “Blue Moon, tu que viste llorar aquella noche en el
mar y ahora solo yo estoy..."
No hay comentarios.:
Publicar un comentario