domingo, 4 de diciembre de 2016

La momia de fray Servando

Antonio Guerrero Aguilar/ Escritor y promotor cultural

Así como en  vida y en la muerte fray Servando Teresa de Mier se distingue por ser intrépido, audaz, inquieto, altivo, muy dado a fantasear a tal grado de que muchos consideran sus vivencias como “mentiras servandianas”. Pero eso sí, terco y apegado a sus ideas y principios. Todo fue novelesco y fantástico en su vida. Fray Servando murió en una habitación del Palacio Nacional el 3 de diciembre de 1827, asistido espiritualmente por su casi paisano, casi pariente y opositor en muchas reyertas y discusiones, el padre Miguel Ramos Arizpe quien fue constituyente y participó activamente en la elaboración de la “Pepa” como también se le conoce a la Constitución de Cádiz.

En el último tramo de su vida no importaban las posiciones, solo quedar bien con Dios y con los hombres; por eso el padre Ramos Arizpe le dio los santos óleos. Como si fuera una premonición, el padre Mier se preparó para su última huida. Salió personalmente a despedirse de sus amigos para que estuvieran en la ceremonia de la extremaunción. Del templo de la Vera Cruz salió el santo viático en una procesión repleta de muchos fieles. El presidente Guadalupe Victoria costeó la cera y en la ceremonia tocaron muchas bandas militares. Delante de todos negó ser apóstata y centralista, dijo no vivir en el claustro por haberse secularizado. Que ya no celebraba misa porque estaba impedido de su brazo derecho afectado desde tiempo atrás y se pronunció en contra de las actividades políticas ocultas y justificó su postura en cuanto al sistema más conveniente para la nación. 

Al expirar lo inhumaron con todos los honores en la tarde del día siguiente en el Convento de Santo Domingo, sitio perteneciente a su familia de la Orden de los Frailes Predicadores aún y cuando ya no pertenecía a la misma, pero se había formado con ellos. Al frente iba el vicepresidente don Nicolás Bravo y todo el pueblo lloró por la muerte de fray Servando.

Su descanso eterno duró tan solo 15 años. El 13 de mayo de 1842, su cadáver fue exhumado y colocado junto con otros cuerpos momificados forma natural en el osario del templo. Durante los trabajos de demolición de una parte del Convento de Santo Domingo en 1861,  encontraron trece momias tras el ábside de la capilla de los Sepulcros. El hallazgo desató rumores. Unos afirmaron que estos monjes conservados habían sido emparedados como castigo de la Inquisición. Por su parte los conservadores y las almas piadosas, atribuyeron la preservación de los cuerpos al olor de santidad que los había caracterizado en vida. Los más sabios y cultos explicaron la causa de su momificación natural: sin contacto del aire, la sequedad del sitio donde mantenían los cadáveres, una temperatura un poco elevada y además la cal que ponían en los féretros como en los sepulcros.  Pero los chismes se aprestaron a explicar el por qué unos estaban de rodillas, otros con muestras horrorosas, otras con las manos juntas intentando defenderse o evitar algún peligro. Para muchos, fueron castigados por la Inquisición.

Manuel Payno escribió al respecto: “Era el destino del Doctor Mier no descansar ni después de muerto”. Cuando los liberales entraron al convento en 1861 y revisaron todos los rincones, creían que a los sacerdotes los enterraban con todo y joyas. Al ver que los restos no guardaban las riquezas que buscaban, pusieron las trece momias a la vista de todos. La noticia atrajo a un cirquero de nombre Bernabé de la Parra que las vio y compró tres de ellas. Se las llevó exponerlas  en Chile y Argentina. Una de esas momias era la de nuestro Doctor Mier, y quizá la mejor conservada. Mientras todas daban pavor, la de fray Servando fue hallada de pie y se “asomaba alta y enhiesta, con su mejor aire espectacular”. Todas fueron exhibidas como "víctimas atroces de la Santa Inquisición". La última vez que vieron al circo fue a fines del siglo XIX en Bélgica y desde entonces, el paradero de los restos mortales de fray Servando siguen siendo un misterio en donde se hayan ubicados.

Pero algunos historiadores aseguran que los frailes dominicos cambiaron el cadáver por el de un lego llamado “Sumaita”. Entonces queda la duda de si el cadáver se quedó en México o si fue a Buenos Aires o alguna ciudad de Holanda como de Bélgica. Lo cierto es que con las momias se construyó la leyenda negra contra España y la Santa Inquisición, pues las momias fueron trasladadas a una exposición por varios países para demostrar las “atrocidades” de España y la Inquisición cometían en contra de sus libre pensadores y opositores en las mayoría de las veces.


Edmundo O’ Gorman escribió: “el padre Mier es lectura imprescindible para quien se interesa por conocer los problemas que en raudal les salieron al paso a aquellos incipientes republicanos, tan sinceros como alucinados”. Por eso conviene recordar a fray Servando y a su momia viajera. Hace tiempo un gobernante dispuso que sus restos se quedaran en la explanada de los héroes en frente del palacio de cantera donde despacha el gobernador de Nuevo León en turno. Como que no sabían el destino del cadáver de fray Servando.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Me dedico a contar narraciones e historias en donde me piden y me invitan.

Santa Catarina, Nuevo León, Mexico