Por Antonio Guerrero Aguilar/ Cronista Municipal de Santa Catarina
La antigua Pesquería Grande fue
conocida desde tiempos de Alberto del Canto en 1577, quién pobló el lugar como
estancia y de descanso para los viajeros que recorrían la villa de Santiago de
Saltillo hasta el pueblo de Santa Lucía.
A la llegada de los primeros pobladores, habitaban la región los indios
llamados agüeros. Posteriormente el fundador del Nuevo Reino de León, don Luis
Carvajal y de la Cueva mercedó a Manuel de Mederos, una porción de tierras el 1
de marzo de 1583, bautizándola como estancia de Pesquería.
Luego don Diego de Montemayor,
concedió terrenos a la familia del Capitán Gonzalo Fernández de Castro, para
que establecieran una hacienda que llamaron de San Juan Bautista de la
Pesquería Grande. Misma que fue revalidada el 14 de marzo de 1636 por Martín de
Zavala, entonces Gobernador del Nuevo Reino de León. Pronto, el medio hermano
de Martín de Zavala, Jacinto García de Sepúlveda emparentó con la familia de
don Gonzalo al contrae nupcias con una de sus hijas y así también obtuvo los
beneficios como poblador del lugar.
Los motivos que guiaron el
establecimiento de la Pesquería Grande, fueron los siguientes: como punto
estratégico para la comunicación entre los poblados de Saltillo y Monterrey, la
cría de ganado mayor y menor, la producción agrícola y la explotación minera en
el antiguo Potrero del Cercado, actualmente Cerro del Fraile.
Respecto al nombre de la
Pesquería, existe la versión aun sin comprobar que los antiguos pobladores de
tiempos de Alberto del Canto, procedentes de Mazapil, Zacatecas, vinieron con la intención de buscar indios que
trabajaran en las minas de plata. Como el
sitio era un lugar propicio para la pesquisa de indios, por eso le
llamaron así tanto a la hacienda como al río, que comunicaba más al noreste con
otra hacienda que llamaron de Pesquería y que le decían la Chica, para
diferenciarla de la Pesquería Grande.
Por testimonios del siglo XVII
sabemos que la Pesquería Grande carecía de arboledas y su agua era muy gruesa e
insalubre. Por estar en la confluencia a los caminos de Monterrey con Saltillo
y el Valle de las Salinas con Monclova, estaba expuesta a los constantes
ataques de los llamados indios bárbaros. Por ejemplo, después del ataque que
infringieron Huajuco y Colmillo a Monterrey en 1646, fueron a las inmediaciones
del Cerro del Fraile para esconderse.
La antigua hacienda constaba de
30 sitios de ganado mayor (equivalente a 720 hectáreas), saca de agua y 24
caballerías de labor. Con el transcurso de los siglos XVII y XVIII, llegaron
otros pobladores que a la larga conformaron las principales dinastías del
pueblo como los Rodríguez, González, Treviño, Garza, Elizondo, además de los
Fernández, García y Sepúlveda que ya existían.
A fines del siglo XVII se hizo el
reparto de la hacienda a los descendientes de don Gonzalo Fernández de Castro y
de su esposa doña María Rodríguez que a su vez establecieran puestos y
estancias dedicadas a las actividades agropecuarias.
En 1730 la hacienda fue elevada a categoría de
valle, que era una jerarquía política que le concedía la facultad de elegir a
un alcalde mayor, con la finalidad de evitarles gastos y trabajo de traslado a
Monterrey. De hecho, en la descripción e informe que hace Antonio Ladrón de
Guevara en 1739, se hace referencia que el Valle de la Pesquería Grande dista
ocho leguas de la ciudad de Monterrey. Contaba con alcalde mayor y en lo
espiritual, los vecinos acudían al templo parroquial de la ciudad de Monterrey.
Abundante en semillas, ganado cabrío y de otros tipos de ganados y en metales
plomosos. Se precisaba que la entrada como la salida del Nuevo Reino de León
con rumbo a la ciudad de México o de otras provincias como la Nueva Galicia, la
Nueva Vizcaya y demás regiones de la Nueva España eran por parajes que le
correspondían al valle como la Cuesta de los Muertos y Rinconada, en donde
habitaban los feroces indios tobosos y gavilanes.
Para 1754 había en el valle 40 familias que se
dedicaban a la cría de ganado mayor y menor. Los vecinos se quejaban de la poca
productividad de la tierra pues era muy salitrosa y el agua era muy gruesa.
En una visita del Gobernador del
Nuevo Reino de León, Melchor Vidal de Lorca en 1775 describe que:
“La Pesquería Grande dista 10 leguas escasas del
noroeste, situado en un llano bastante espacioso, al que forman cañón de ásperas
serranía, la una llamada de la Rinconada al sur y a la otra de las Salinas al
norte; tiene dos puertos principales por donde se introducen los indios
bárbaros, que son el de Nacataz al occidente y el de la Culebra al norte; por
este hay también entrada al Valle de las Salinas. Nacataz tiene un potrero del
mismo nombre de grande extensión y en él hay cuatro entradas o puertos para los
enemigos que son: el de los Fierros que sale a Rinconada, el de Barbacoa y el
de Gomitas que salen al Valle Perdido y el derramadero de Anhelo con entrada a
Icamole y al Cañón de la Culebra; todos caminos fáciles para que entren los
indios bárbaros a hostilizar dicho valle. Se compone de familias españolas,
diez dichas de pardos y seis
tlaxcaltecas, que hace tiempo de trasladaron al valle. Hay cuatro haciendas
llamadas la de los Fernández, los Sepúlvedas, la Capellanía y la de Gabriel de
la Garza y también una estancia de ganado mayor de don Fernando del Bosque.
Existe ganado menor que les produce buen esquilmo, se cosecha en dicho valle
maíz, frijol, caña dulce en abundancia y así como algún trigo. Se dan en
abundancia grandes cebollas, granadas, higos, duraznos y otras frutas, las
cuales las labores se alimentan del Río Pesquería por distintas acequias o
sacas de agua. Los vecinos viven en 94 casas de terrado y cuatro jacales de
zacate, con temperatura fresca y aires puros y sanos, con hombres robustos y de
gran valor. Hay una compañía de 56 hombres, incluso los oficiales y encontré
bien montados, equipados y armados” (sic)
El 21 de marzo de 1808 se erigió en curato
separado e independiente del de Monterrey al templo de San Juan Bautista y
durante el verano de 1813 el lugar fue escenario de algunos enfrentamientos
entre grupos insurgentes y realistas. Se dice que aquí el Obispo Primo
Feliciano Marín y Porras convenció a Ignacio Elizondo para que se involucrara
en la traición en contra de Hidalgo y Allende. También de que tembló en el
lugar en 1814 y en octubre de 1912.
En enero de 1836 solicitaron a
los vecinos de la Pesquería Grande, ayuda para la campaña en contra de los
texanos que mantenían una revuelta en San Antonio de Béjar. Decían que la
Pesquería Grande formaba parte del Departamento de Nuevo León, del Distrito de
Monterrey y a la Parroquia de San Juan Bautista. En esa década (1830-1840) una
tercera parte de la población había emigrado, debido a que los campos se
hallaban salados y los constantes albazos de los llamados indios bárbaros.
A partir del 31 de marzo de
1851, según decreto 112, se le comenzó a denominar Villa de García en honor a
Don Joaquín García. La cabecera municipal integró a las antiguas ex haciendas
de la Capellanía y la de los Garza. Pero en lugar de los beneficios que
esperaban, los vecinos se quejaban de las dificultades e innumerables obstáculos
que atravesaban, por lo que constantemente solicitaban el apoyo del Gobierno
del Estado.
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