Antonio Guerrero Aguilar/
El 7 de mayo de 1824, quedó formalmente establecido el
estado libre y soberano de Nuevo León, como parte federativa de los Estados
Unidos Mexicanos. Por eso conviene hacer un recuento histórico en torno al
origen y significado del estado del cual somos y en el cual vivimos. Todo ello
para replantear el sentido que tenemos los nuevoleoneses como proyecto de
conformar un estado de la unión y definir qué es lo que queremos lograr como
nuevoleoneses en el futuro.
El nombre de nuestra entidad es Nuevo León. Este procede
del nombre original del Nuevo Reino de León que Luis Carvajal y de la Cueva
logró a través de las capitulaciones otorgadas por el Rey Felipe II el 31 de
mayo de 1579. La nueva provincia o reino perteneciente al virreinato de la Nueva
España, recibió su nombre en honor a la provincia española de León, antigua
colonia militar que los romanos llamaron “Legio
Septima Gemina”, una de las tres legiones que protegían el norte de la península
ibérica. Durante el medioevo, el nombre se acortó en “Legión” para luego quedar
en León. Entonces el león quedó como símbolo del reino, mismo que aparece
también como uno de los símbolos de Castilla. El nombre también hace referencia
totémica a las cualidades del león: fuerte, atrevido; es el rey de los animales.
Y para recordar ese origen, en el escudo oficial de Nuevo León aparece
precisamente el león rampante y coronado, majestuoso dispuesto a la lucha y a
la defensa.
El septentrión novohispano estuvo conformado en la época
colonial por las provincias o reinos de Sonora, Sinaloa, las Californias, la
Nueva Vizcaya que abarcaba Durango, Chihuahua y Nuevo México y la parte norte
del actual estado de Zacatecas y todo la parte sur de Coahuila correspondientes
a Saltillo y Parras, la provincia de Coahuila que abarcaba desde el centro del
estado hasta el río Medina al norte, Texas que llegaba hasta los límites con la
Louisiana, el Nuevo Reino de León y el Nuevo Santander cuyos límites se
extendían hasta el río Nueces al norte. Todas ellas dependían en lo administrativo
a la capital del virreinato, en lo jurídico a la Real Audiencia de Guadalajara
y en lo religioso a la diócesis de Guadalajara.
Dada la imposibilidad de atender adecuadamente a todas
las provincias del norte de la Nueva España, en 1776 establecieron un sistema
administrativo que recibieron el nombre de Provincias Internas, para lo cual
eligieron a Arizpe en Sonora como su capital. Pero tal medida no fue aceptada
por el resto de los territorios, pues alegaron su lejanía con respecto a otros
puntos, lo cual dio lugar a que se crearan dos provincias en 1787; las de
Oriente y las de Occidente. Como en ese tiempo se formó el sistema de
intendencias, las Provincias Internas de Oriente quedaron sujetas a la
Intendencia de San Luis Potosí.
El 27 de julio de 1787, Saltillo y Parras fueron
segregados de la Nueva Vizcaya para incorporarlas a la de Coahuila. Es cuando
comienza una rivalidad entre la tradicional capital de Coahuila, la villa de
Santiago de la Monclova con la Villa de Santiago de Saltillo, pues ésta también
tenía los suficientes méritos como para convertirse en la capital de la
provincia. Apenas unos años antes habían creado el obispado del Nuevo Reino de
León, dejando en Linares la sede episcopal, considerada el corazón geográfico
de la región noreste.
La lejanía con la capital del virreinato, hizo que los
lazos económicos, políticos, sociales y religiosos de los cuatro estados se
estrecharan más. Incluso la región fue representada en 1812 al constituirse las
Cortes de Cádiz en España, que tenían la intención de buscar la libertad del rey
Fernando VII y echar a los franceses que se habían apoderado de la península
ibérica. Por parte del Nuevo Reino de León asistió el canónigo Juan José de la
Garza y por Coahuila y Texas, el padre Miguel Ramos Arizpe.
También en 1814, el padre Morelos convocó a la formación
de una constitución en Apatzingán. Como nadie acudió por Nuevo León, Morelos se
proclamó representante por el Nuevo Reino de León. En ese entonces había seis
diputaciones establecidas en la Nueva España, una de ellas con sede en Monterrey
con diputados de las cuatro provincias Internas de Oriente: el Nuevo Reino de
León, Coahuila, Texas y el Nuevo Santander.
México se proclamó república en 1824. En el Congreso
General Constituyente había dos fracciones encabezadas, una por Miguel Ramos
Arizpe que pugnaba porque México se convirtiera en un sistema federal y la del
padre Mier que buscaba un sistema intermedio entre el régimen centralista y el
federalista.
En el primer congreso constituyente había la esperanza de
que las Provincias Internas de Oriente se convirtieran en un estado. Pretendían
asegurar la continuidad política y administrativa que ya se tenían con las
diputaciones provinciales. Incluso había un nombre para ello: el Estado Interno
de Oriente. Pero de nueva cuenta la rivalidad de Ramos Arizpe y del padre Mier
se trasladó a sus lugares de origen; Ramos Arizpe quería que Saltillo fuera la
capital mientras fray Servando Teresa de Mier quería que lo fuera Monterrey. En
este periodo salió a relucir el deseo autonomista de cada una de las regiones.
Por ejemplo, Ramos Arizpe ya había logrado que la comandancia militar de las
Provincias Internas de Oriente se trasladara a Saltillo.
Pero Tamaulipas no aceptó su inclusión y solo se quedaron
Coahuila, Texas y Nuevo León dentro de ese proyecto. Precisamente el Nuevo
Santander fue quien rompió con esa balanza: mientras Saltillo y Monterrey
movían sus influencias para determinar cual de las dos sería la sede de la
nueva entidad, los de Tamaulipas ya mantenían cierto control político dentro de
su territorio. De hecho, los de Tamaulipas contaban con una diputación
provincial desde 1822, aprovechando que había buenas relaciones con Iturbide y
ya para 1823, dicho congreso se constituyó en Junta Suprema de Gobierno.
A fines de enero de 1824, el Congreso Constituyente
culminó la redacción del Acta Constitutiva de la Federación que fue firmada por
las nuevas entidades federativas, entre las cuales ya figuraba el estado de
Tamaulipas. Se le puso ese nombre en honor a las serranías costeras, haciendo
alusión al pueblo que el misionero Andrés de Olmos estableció en el siglo XVI. El
7 de mayo de 1824 Nuevo León no aceptó formar parte del proyecto del Estado
Interno de Oriente y así surgió como Estado Libre y Soberano de Nuevo León y
Texas junto con Coahuila como un solo Estado.
¡Felicidades al estado libre y soberano de Nuevo León!
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