domingo, 28 de junio de 2015

El porfiriato

Antonio Guerrero Aguilar/ Cronista de la Ciudad de Santa Catarina

Si el general Ignacio Zaragoza es el héroe de la batalla de Puebla el 5 de mayo de 1862, Porfirio Díaz es el héroe de la batalla ocurrida en Puebla el 15 de mayo de 1867. Con ésta le cerraron la salida al ejército imperial rumbo a Veracruz y evitaron los refuerzos al sitio de Querétaro. La república quedó restaurada y apoyada en una especie de triunvirato compuesto por Benito Juárez, Mariano Escobedo y Porfirio Díaz. Entonces el presidente tuvo temor de la influencia y de la popularidad de sus dos generales.  En las elecciones de 1867 Díaz se inscribió buscando la presidencia de la república, pero Juárez resultó reelecto para el periodo correspondiente de 1867 a 1871. Después de varias derrotas políticas y de una mala actuación parlamentaria, Porfirio Díaz contendió otra vez en las elecciones presidenciales de 1871.


Ganó  Benito Juárez por lo que Díaz proclama el “Plan de la Noria”, mediante el cual desconoce a Benito Juárez y se levanta en armas. La revolución lucha para que “ningún ciudadano se imponga y perpetúe en el ejercicio del poder”. Curiosamente el lema representativo que abanderaron los seguidores del plan era: “Sufragio efectivo, no reelección”. Los rebeldes fueron derrotados por lo que Díaz salió del país. Juárez murió el 18 de julio de 1872. Entró a suplirlo Sebastián Lerdo de Tejada quien ofreció la amnistía a los alzados y Díaz se amparó en ella. Lerdo de Tejada  intentó reelegirse en 1875, logrando el reconocimiento del congreso de la unión; pero Porfirio Díaz lo evitó lanzando el “Plan de Tuxtepec”.  El 16 de noviembre de 1876 las tropas de Díaz apoyadas por las de su compadre Manuel González, vencieron a los ejércitos del gobierno. Por coincidencia, Díaz entró triunfante a la ciudad de México el 20 de noviembre de 1876. Lerdo huyó rumbo a los Estados Unidos. Inmediatamente el gobierno se dedicó a exterminar a los simpatizantes lerdistas entre los cuales se hallaba don Mariano Escobedo.

Durante el siglo XIX, la nación estaba en pésimas condiciones políticas, económicas y sociales. Por ello, Porfirio Díaz tuvo la imperiosa necesidad de pacificar al territorio;  reducir el excesivo bandolerismo, hacerle frente a las constantes invasiones extranjeras, y a las  incursiones de los llamados indios bárbaros en el norte del territorio nacional; de los constantes pronunciamientos en los gobiernos estatales, rebeliones campesinas e indígenas y de los fuertes cacicazgos en varias zonas del país que imponían su ley con fuerza.

Díaz fue presidente por primera vez entre el 28 de noviembre y el 6 de diciembre de 1876 en forma provisional. El congreso reconoció a Juan N. Méndez y una vez cumplida la ley, el mismo congreso lo nombró presidente para el periodo de 1877 a 1880. Ya en la presidencia, impuso una política de conciliación y equilibrio a través de una política dictatorial. Metió en cintura a los gobernadores para imponer una paz social que permitiera a su vez, una paz económica y material. Para entender al porfiriato, debemos entender la imagen y la figura de de un hombre fuerte que dio paz y unidad a la nación. Se dedicó a realizar obras de infraestructura, reformó la constitución para impedir la reelección en periodos sucesivos, disminuyó el poder de los gobernadores, reorganizó y ordenó el erario y aplastó cualquier levantamiento que se hiciera en su contra.

Don Porfirio le dejó la presidencia a su compadre Manuel González en 1880. Con él de 460 kilómetros de vías férreas se pasó a una red de 5,731 kilómetros. Implementó el sistema decimal, se restablecieron las relaciones con Gran Bretaña y se reconoció la deuda con ellos. Se hicieron emisiones de moneda en níquel en vez de plata, trató de erradicar la corrupción y propuso una ley de reforma agraria que tiene por nombre: Deslinde y colonización de los terrenos baldíos.  Hubo problemas limítrofes con Guatemala y con los campesinos que dejaron sus tierras para trabajar en el tendido de las vías férreas, excesivo reclutamiento en forma de leva y los principales militares simpatizantes del Plan de Tuxtepec se beneficiaron con las tierras baldías, a tal grado que se generaron latifundios. Díaz aprovechó todos los problemas para atacar a la presidencia de su compadre Manuel González: azuzó a la población de que las monedas no tenían valor e hizo más grande el problema con Guatemala, debido a que éste solicitaba como suyo una porción de Chiapas.

En 1884 Díaz regresó a la presidencia, en donde la imagen del hombre fuerte y duro se impuso al desorden y al caos nacional. Su política se traduce en el lema: “poca política y mucha administración”. Y ya no la dejó su renuncia el 25 de mayo de 1911. En el ámbito político, el sistema presidencialista se hizo más fuerte, teniendo la ventaja sobre los otros dos poderes. Gracias al apoyo de sus ministros que tenían una confianza ciega hacia el presidente, hizo que el sistema político se abriera al progreso material tan añorado, manteniendo el orden y la paz como condiciones necesarias. En su cuarto periodo presidencial (1892-1896) instó al congreso a aprobar la reelección indefinida.Su fórmula trajo beneficios al país, pero la brecha entre los necesitados y los pobres con los ricos se agrandó. Lo idóneo para el progreso - según Díaz-  era seguir el modelo de crecimiento de las principales potencias económicas. Pensaba que la sociedad era una pirámide a la cual si se le dan recursos, éstos chorrean y llegan a los de abajo. El problema es que la estructura piramidal de esa época y tal vez la actual- era anchísima y escasa en su altura y la movilidad social era muy limitada.

Hábilmente Díaz estableció una política de conciliación, concedió cargos políticos a los grupos rebeldes y restableció las relaciones diplomáticas con el Vaticano. Pacificó el territorio a la fuerza, puso excesiva confianza en el extranjero y fomentó las vías de comunicación para el desarrollo económico, llegando a 19 mil kilómetros de vías férreas  y las líneas telegráficas alcanzaron más de 40,000 kilómetros de longitud  con más de 400 oficinas en todo el país debido a la fuerte inversión extranjera por la que abogaba el mandatario. Tanto el ferrocarril como el telégrafo formaron parte primordial durante el período revolucionario e incluso para la organización del derrocamiento de Porfirio Díaz. Realizó grandes obras materiales, promovió la electrificación, protegió al máximo las inversiones extranjeras. Su ministro José Yves Limantour, cabeza del grupo llamado los científicos, saneó las finanzas públicas y sus ministros de instrucción pública y bellas artes iniciaron las campañas de alfabetización.

Para principios del siglo XX, surgieron grupos de jóvenes que se planteaban la validez del rumbo nacional. La entrevista Diaz-Creelman en 1907 y publicada en marzo de 1908, dio la señal de que México estaba listo para la democracia. Un hacendado de Parras, Coahuila llamado Francisco I.Madero le creyó y publicó un libro llamado “La sucesión presidencial en 1910”. Díaz se quiso reelegir por última vez en 1910 y triunfó en las elecciones. Los partidos políticos solicitaron que la elección del vicepresidente fuera libre. Díaz los desatendió. Esto ocasionó un descontento nacional que se tradujo en el movimiento revolucionario de 1910.


En síntesis, encontramos en el porfiriato dos etapas: una que va de 1877 a 1896; es cuando  inicia y consolidó el régimen y la otra que va de 1896 a 1911, conocida por la dictadura predominante en el modelo político nacional, apoyada por el grupo de los científicos y los militares leales al régimen. Los aspectos relevantes los podemos ubicar de la siguiente manera: un gobierno fuerte centralizador del poder  que renunció en parte a los principios liberales. Logró la estabilidad política y la paz interna, impulsando el crecimiento material mediante una política conciliatoria a veces y las demás, represiva en casos de rebeldía controlada por el ejército y los rurales; apoyada por los caciques para luego someterlos al poder central. Dando por resultados una estabilidad política y paz social, condiciones que favorecen el crecimiento económico. Esto justifica la prolongada estancia de Díaz en el poder en 31 años (1884-1911), teniendo la oposición de la clase media y de grupos liberales ilustrados.

En lo económico: se impuso un sistema capitalista dependiente que marca los inicios de la industrialización en México. Un notable crecimiento económico apoyado por extranjeros.
México se consolidó por sus actividades económicas basadas en la agricultura, minería y petróleo, la mayoría de la producción destinada al exterior. Pero la explotación del trabajador asalariado es evidente. Se promueve la formación de un grupo de empresarios mexicanos y de una élite intelectual conocida como los científicos que controlaban la economía y las finanzas nacionales y de un sector medio de la sociedad, resultado de las actividades económicas diversas: agricultura moderna, incipiente industria, profesionistas y burócratas.

Si algo no hemos aprendido, es la conciliación del desarrollo social y el crecimiento económico. Pero en materia social, el porfiriato nos dejó una realidad marcada por el contraste de los estratos sociales. Escasa movilidad social. Aplicación de la educación positivista y el afrancesamiento de la cultura. El inicio de los estudios del pasado prehispánico. La clase media rechazó el control económico establecido por la oligarquía de los científicos. Una situación de rebeldía social debido al despojo de tierra por la ley de deslinde y colonización de baldíos. Influencia ideológica de varias y distintas corrientes ideológicas: anarquismo, socialismo, doctrina social de la Iglesia, socialismo utópico y marxismo. Surgen los movimientos de huelgas.



Díaz renunció a la presidencia de la republica el 25 de mayo de 1911 y partió al exilio el 31 de mayo de 1911 y con ello, se terminó la considerada “belle époque”. El porfiriato se quedó como una etapa más en la historia de México y gracias a los constructores de la memoria y de la identidad, un periodo cruel, amargo e injusto con todos los mexicanos. Debemos analizar mejor las consecuencias que nos dejó porfiriato, sin duda alguna.

sábado, 27 de junio de 2015

A cien años de la muerte de don Porfirio (2)

Antonio Guerrero Aguilar/ Cronista Municipal de Santa Catarina

¿Y cómo fue la infancia del caudillo? Como en todos los tiempos, hubo periodos de bonanza y de momentos difíciles. En 1833 la epidemia de cólera morbus dejó graves secuelas en la ciudad de Oaxaca, dejando enfermo a don José Faustino, por lo que doña Petrona debió hacerse cargo de los deberes familiares. Porfirio Díaz la recuerda: “Su buen juicio y sus deberes de madre le proporcionaron la manera de prolongar por mucho tiempo aquellos escasos recursos". Mientras las hermanas Manuela, Desideria y Nicolasa Díaz se dedicaron a tejer, a realizar costuras, cocinar buenos postres y alimentos para vender  y mantener un sustento económico en la familia. La matriarca también sembró nopales para la producción y venta de la grana cochinilla y criaban cerdos en uno de los patios del solar del Toronjo. El joven Porfirio ingresó en 1835 a una escuela parroquial, donde aprendió a leer y escribir. Díaz fue travieso e inquieto de joven, una vez le jugó una broma a su hermano Félix; le puso pólvora en la nariz mientras dormía y le prendió fuego hasta causarle daños. Debido a ese accidente le viene el apodo del “Chato" a Félix Díaz. El padrino de Porfirio se llamaba José Agustín Domínguez y Díaz, un sacerdote que llegó a ser obispo de Antequera-Oaxaca. El influyó ante doña Petrona para que Porfirio  se inscribiera en el Seminario Tridentino de Oaxaca en 1843. Ahí estudió artes y humanidades. Durante la intervención norteamericana en México, Díaz dejó el seminario para seguir la carrera de las armas en la cual obtuvo al poco tiempo sonados y reconocidos triunfos a lo largo de su vida como las revoluciones de Ayutla y la Reforma. Luchó al lado de los grandes liberales de su tiempo y fue pieza fundamental para el triunfo de la república sobre el Imperio. Por su arrojo, valentía y pericia, quedó cerca del poder y como buen militar metido a político buscó participar en ella; solo que había un obstáculo: su paisano Benito Juárez García.


viernes, 26 de junio de 2015

A cien años de la muerte de don Porfirio (1)

Antonio Guerrero Aguilar/ Cronista de la Ciudad de Santa Catarina

Este 2 de julio del año en curso de 2015, el general Porfirio Díaz cumple un centenario de su desaparición física. Sus restos descansan en París, Francia. Su última voluntad pidió que al morir los repatriaran a su tierra, al México que gobernó desde el último tercio del siglo XIX y principios del XX.Respecto a sus orígenes, una vez escribió: “Nací en la ciudad de Oaxaca el 15 de septiembre de 1830. Mi padre fue José Faustino Díaz y mi madre Petrona Mori. Aunque de origen español, mi padre era de los que llamamos raza criolla y mi madre tenía encima media sangre india de raza mixteca. Mi padre era pobre cuando se casó. Mirando que a su mujer no le gustaba vivir en la Sierra de Ixtlán, se lanzó a correr fortuna y se trasladó a la costa que el estado de Oaxaca tiene en el Pacífico... y puso una tienda en el valle de Xochistlahuaca. En los últimos años de la vida, mi padre se hizo muy místico en Oaxaca, sin ser fanático; era un católico muy ferviente. Rezaba mucho y aún llegó a usar un traje monacal de los terceros de San Francisco, aunque no había recibido ninguna orden eclesiástica.” 

Fue el sexto de siete hijos, concebidos en el matrimonio de José Faustino Díaz Orozco y María Petrona Cecilia Mori Cortés, quienes se casaron en 1808. En 1819 la pareja concibió a su primera hija a la que dieron por nombre Desideria. Dos años después nacieron los gemelos Cayetano y Pablo, quienes murieron en la infancia; luego vino el nacimiento de dos mujeres más, Manuela y Nicolasa. En 1830 nació Porfirio, y en 1833, el hermano menor, Felipe Díaz Mori. En 1820, los Díaz fijaron su residencia en la ciudad de Oaxaca en donde José Faustino Díaz se dedicó a la herrería. A las seis de la tarde con treinta y dos minutos del 2 de julio de 1915, José de la Cruz Porfirio Díaz Mori falleció a la edad de ochenta y cuatro años. Fue enterrado en la iglesia de Saint Honoré l'Eylau, y el 27 de diciembre de 1921 sus restos fueron trasladados al cementerio de Montparnasse en París. Su viuda Carmen Romero Rubio volvió a México en 1931,  dejando a don Porfirio en su última morada. A partir de 1989,  familiares e historiadores han expresado la intención de regresar a México los restos de Díaz, sin que hayan conseguido resultados. Aluden costos excesivos para el traslado, para algunos falta de voluntad política, para otros es la negación de un trozo de nuestra historia, de cuando México se instaló en la modernidad a la altura del concierto de las naciones más desarrolladas del mundo.

lunes, 22 de junio de 2015

El patronato de San Juan Bautista en Nuevo León

Antonio Guerrero Aguilar/ Cronista Municipal de Santa Catarina

San Juan Bautista es el santo patrón de los municipios de Lampazos, García y Cadereyta. Cadereyta Jiménez, Nuevo León tiene su origen en una serie de cuatro fundaciones que prometió en su tiempo el entonces gobernador Martín de Zavala,  con la intención de promover la población del Nuevo Reino de León a partir de su llegada en la década de 1620.
Originalmente se llamó  Villa de San Juan Bautista de Cadereyta, la cual fue establecida el 15 de agosto de 1637 por Luis de Zúñiga y Almaraz y el capitán Alonso de León, en un paraje conocido como “Puerto San Juan”. En 1792 debió cambiarse de sitio por las constantes avenidas y crecidas del río San Juan como del Santa Catarina, que nacen en la sierra perteneciente a Santiago en un punto conocido como San Juan Bautista.  La cabecera de la villa quedó a la margen derecha del río San Juan. Se le llamó San Juan Bautista y de Cadereyta en reconocimiento al virrey de la Nueva España Lope Díez de Armendaiz, marqués de Cadereyta. Por cierto, existe otra población con el mismo nombre en el estado de Querétaro.


El 28 de mayo de 1825, mediante decreto del gobierno del estado de Nuevo León, se dictó la elevación a categoría de ciudad con el nombre de Cadereyta Jiménez en honor al insurgente Mariano Jiménez, compañero del padre Hidalgo y de Ignacio Allende, quien por cierto ingresó al Nuevo Reino de León en enero de 1811. En ese tiempo, el pueblo de Cadereyta supo del levantamiento armado encabezado por el padre Hidalgo el 12 de octubre de 1810, por lo que las autoridades del lugar decidieron apoyar la causa insurgente.

Conviene señalar que la región ya se conocía desde tiempos de Alberto del canto, Luis Carvajal y de la Cueva y Diego de Montemayor. Se dice que éste último fundó un poblado que se llamó de San Juan que no perduró. Pronto la Villa de San Juan Bautista alcanzó importancia en la colonización y comunicación del Nuevo Reyno de León, especialmente por ser punto de enlace con la Villa de San Gregorio de Cerralvo y la Villa de San Mateo del Pilón, actualmente Montemorelos.

Entre algunos de los episodios que resaltan en la historia de la villa, está la visita pastoral que hizo el obispo de Guadalajara Juan Ruiz de Colmenero en 1642. En 1647 hubo una fuerte epidemia que diezmó a la población  y los franciscanos establecieron un convento en el lugar en 1648 al que llamaron de Nuestra Señora del Rosario.  Para establecer poblaciones durante la época colonial,  debían estar cerca de un río o manantial, situarlos entre cuatro y seis leguas, más o menos 20 o 30 kilómetros uno de otro y se les imponía el nombre de acuerdo al santoral del día o del santo del momento.

Y San Juan Bautista es el profeta por excelencia del Nuevo Testamento. Es la voz que clama en el desierto la venida del Mesías. Es el arrebatado de Dios que vivía en desierto y llamaba a la conversión de los fieles y los bautizaba con agua en el río Jordán. Su vida demuestra el poder de Dios en todos sentidos: hijo de una madre ya anciana que no podía tener familia, a su vez emparentada con la virgen María. Incluso se cree que pertenecía a una secta situada en Qumrán, a orillas del Mar Muerto, llamados “Esenios”. Que se alimentaba de lo que naturaleza y la providencia  le prodigaban. Era quién retaba al soberano para que viviera de acuerdo a las costumbres de la religión y que éste rendido ante los encantos de una danza, concedió el deseo de decapitar a Juan.

Juan bautizó a Jesús y que el mismo Mesías advierte a sus apóstoles y discípulos de la grandeza de las obras de Juan El Bautista. Por su importancia, se le clasifica como el sucesor o continuador de las profecías y obras de Elías. El templo parroquial donde se venera a San Juan Bautista data de 1888.

Cadereyta Jiménez es cuna de hombres ilustres: de algunos exgobernadores como Agapito García, Jerónimo Treviño y Anacleto Guerrero. Es la tierra del primer cronista y poblador Alonso de León, de artistas y hombres de letras como Jesús Cantú Leal que fundó el periódico El Porvenir en 1919, Abelardo Leal, Federico Cantú, del patriota republicano Isaac Garza. Aquí también están los orígenes de una dinastía empresarial regiomontana como lo es la familia Sada.


Pero también Juan el Bautista es el patrono de García, Nuevo León, un municipio que tiene su origen en una estancia que servía de enlace y comunicación entre los viajeros y primeros pobladores de fines del siglo XVI. En 1583 Manuel de Mederos obtuvo merced para poblar ésta región que recibió el nombre de Pesquería, probablemente en relación a una de las actividades predilectas de los conquistadores para hacerse y “pescar” indios y llevarlos a trabajar en las minas de San Gregorio de Mazapil.

La estancia fue mercedada a don Gonzalo Fernández de Castro en 1624, por el entonces gobernador del Nuevo Reino de León Martín de Zavala. Es cuando el nombre de la nueva hacienda se le añadió el de San Juan Bautista. Dado que el río que atraviesa el territorio de los actuales municipios de Escobedo, Apodaca y Pesquería;  al que originalmente le pusieron Pesquería Chica para diferenciarlo de la Pesquería Grande.

A Juan el Bautista se le clasifica como el sucesor o continuador de las profecías y obras de Elías. Y curiosamente en ésta población, existen tres templos dedicados a las tres figuras en cuestión: el Profeta Elías, el Santo Cristo de la Agonía y a San Juan Bautista. Y precisamente a ésta hacienda, se le llamó desde fines del siglo XVI, San Juan Bautista de Pesquería Grande y en su honor, las distintas capillas que se contaban, estaban dedicadas en su honor.


La hacienda creció y se dividió en cuatro partes: la de los Fernández, la de la Capellanía, la de los Sepúlveda y la de los Garza. Por su importancia en las comunicaciones y en la defensa de los ataques de los llamados indios bárbaros, a la par de su buena agricultura y ganadería, la hacienda se convirtió en Valle, categoría política encabezada por un alcalde mayor.  Y desde 1808, el templo o capilla del valle fue elevado a parroquia. Hace doscientos años de ello. Desde el 31 de marzo de 1851, ostenta el nombre de García en honor a uno de sus hijos ilustres que llegó a ser el tercer gobernador de Nuevo León, don Joaquín García. Pero en éstos pueblos, las referencias simbólicas nos remiten necesariamente a Juan El Bautista quien es el patrono de éstos municipios.

viernes, 19 de junio de 2015

El 24 de junio, el mero día de San Juan

Antonio Guerrero Aguilar, Cronista Municipal de Santa Catarina

Muchas fiestas religiosas tienen su origen en tradiciones paganas. En los inicios de nuestra era cristiana fueron actualizadas desde el punto de vista cristiano para evitar supersticiones y creencias erróneas en torno a los principios de los tiempos. Una de ellas es la fiesta de San Juan “el Bautista”, el primo hermano de Jesús, hijo del anciano Zacarías y de Isabel. Cuando María fue a visitar a su prima Isabel, ésta se hallaba en el sexto mes de embarazo. Por lo tanto, fijaron la solemnidad del Bautista en el octavo mes de las candelas de junio, seis meses antes del nacimiento de Cristo. Entonces relacionaron al nacimiento de Juan “El Bautista” y de Jesús Cristo con el inicio de los ciclos del solsticio de verano como del invierno. Para los antiguos, el solsticio de verano era la puerta de los hombres y el solsticio de invierno era la puerta de los dioses. En la noche del solsticio de verano, los protagonistas son San Juan el Bautista y el Sol, que sale bailando prácticamente de la obscuridad.


Regularmente a los santos se les festeja el día de su muerte, pero al único que se conmemora el día de su nacimiento es a Juan “el Bautista”, porque fue bendecido en el vientre de su madre Isabel. Y porque con su arribo, las profecías de la redención y de la venida del Mesías estaban cerca. Zacarías perdió la voz por dudar del embarazo de Isabel que el mismo arcángel Gabriel le había dado a conocer. Por eso cuando nació el niño, recuperó la voz y le preguntaron como quería que le llamaran. Dijo que Juan” que significa en hebreo Yahvé es bueno”. Le preguntaron el por qué, si nadie en la familia llevaba el nombre. Se puso terco y quedó en Juan. Luego entonó un himno de amor y agradecimiento, conocido como el “Benedictus” y con mucha alegría mandó hacer unas hogueras para que todos se dieran cuenta del prodigio. Siglos después se cristianizó esta fiesta que ocurre en la noche del 23 al 24 de junio, convertida en una noche santa y sagrada, sin abandonar por eso su aura mágica de los principios de los tiempos.

De acuerdo a las creencias populares, en éste día participan energías solares actuando en la Tierra. En la noche se abre la puerta que nos introduce al conocimiento del futuro y a las dimensiones mágicas de la realidad. Para algunos, en la noche de San Juan los entierros arden, el diablo anda suelto y los campos son bendecidos por el Bautista. Tanto el fuego como el agua nos remiten a Juan el Bautista y por eso en nuestros pueblos hacían fiestas en torno al agua y a las hogueras. Todas las aguas tienen virtudes curativas y por eso era costumbre bañarse en el río o en una acequia. En la mañana, la gente se lava el pelo y la cara con las aguas bendecidas y se comienza a llamar a Juan el Bautista tres veces consecutivas. Después de las 12 de la noche, al primero que encuentra y abraza, puede ser su pareja. Para tener buena siembra hay que tirar un pedazo de vela la noche de San Juan. Si esa noche se pide bajo la higuera que la quiera su enamorado, saldrá cierto. Para aprender a tocar guitarra hay que colocarse durante esta noche bajo una higuera. En la Fama y Santa Catarina, la gente se ponía a jugar en las acequias, en el río o en la atarjea. En la “noche de San Juan” nadie dormía, todos festejaban y todos se regocijaban en el vital líquido que regaba nuestros campos y tierras.

Dicen que en este día las puertas invisibles se abren de par en par y los espejos nos llevan a otras dimensiones: se permite el acceso a grutas, castillos y palacios encantados; se liberan de sus prisiones y ataduras los cautivos de un embrujo o maldición; salen las hadas del bosque a dar un paseo a la luz de la Luna; las mozas enamoradas sueñan y adivinan quién será el galán que las despose; las plantas venenosas pierden sus malos efectos. En cambio es un buen día para recolectar plantas medicinales en el campo. Es cuando los tesoros se remueven en las entrañas de la Tierra y el rocío cura ciento y una enfermedades y además hace más hermoso y joven a quien se embadurne todo el cuerpo. Regularmente la gente salía a jugar con el agua de las acequias, de los manantiales y de los ríos. En definitiva, la atmósfera se carga de un ambiente sobrenatural que impregna cada lugar mágico del planeta. 

Los que festejan la noche de San Juan piden alimento y de ahí viene al estribillo que conocemos: “los maderos de San Juan, aserrín, aserrán, piden pan y no les dan. Aserrín, aserrán, las campanas de San Juan, unas vienen y otras van, las que no tienen badajo, van abajo, abajo, abajo”. En 24 de Junio se echan (o se solían echar) las campanas de los templos al vuelo. De ser un canto de adivinación y el contacto con la esfera supranatural, se convirtió en una inofensiva canción de cuna.  Algunos piensan que si después de las 12 de la noche se ve un gato de color negro, será el resto del año de mala suerte.

El día del solsticio de verano es el día más largo del año y es una celebración tan antigua cuyo origen se diluye en el principio de los tiempos, pero también es una fecha que indica que debemos guardar cosas para el otoño y el invierno. Este ocurre en el hemisferio norte el 21 de junio, el día más largo del año. En un principio se creía que el Sol no volvería a su esplendor total, pues después de ésta fecha, los días eran cada vez más cortos. Por esta razón, encendían fogatas y ritos de fuego de toda clase se iniciaban en la víspera del pleno verano, para simbolizar el poder del Sol y ayudarle a renovar su energía.



Los pueblos de la antigüedad se dieron cuenta de que en determinada época del año el Sol se mueve desde una posición perpendicular sobre el Trópico de Capricornio, hasta una posición perpendicular sobre el trópico de Cáncer. A estos días extremos en la posición del Sol se les llamó “Solsticios de Invierno y Verano”, los cuales ocurren los días diciembre 21 y junio 21 respectivamente, cuando realmente comienza el periodo del verano. Pero la Iglesia católica, estos solsticios coinciden con los nacimientos de Juan el Bautista el 24 de junio y de Jesús el 24 de diciembre. Con ello se cumple la profecía: “nacerá el Sol que nace de lo alto para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte”.

domingo, 14 de junio de 2015

El Shotis Monterrey de Aliber Medrano

Antonio Guerrero Aguilar, Cronista Municipal de la Ciudad de Santa Catarina

La tercera canción representativa de nuestra ciudad capital es de Aliber Medrano, quien compuso el Shotis Monterrey. Es una pieza instrumental la cual se canta o se toca con pura música, a decir verdad pone a bailar hasta el más negado para hacerlo. Si Severiano Briseño era potosino, Pepe Guízar tapatío, el tercero es orgullosamente de Nuevo León. Aliber Medrano González, pianista,  pintor, director de orquesta, arreglista y hasta un personaje con cualidades excepcionales, nació en El Mezquital, Apodaca, el 16 de mayo de 1929,  lugar de origen de su mamá, la señora Esther González Garza. Su familia se trasladó a Santa Catarina en 1936, pues su papá el profesor Viviano Medrano,  aunque originario de Moctezuma, San Luis Potosí, estaba ligado desde su niñez a mi pueblo y a mí gente, a la que llegó junto con su familia entre la que destaca un hermano de nombre Gabino, famoso por los dulces de leche que preparaba en un negocio familiar llamado La Lactina.


Aliber realizó estudios de música en la Universidad de Nuevo León y en la ciudad de México. Es considerado el fundador de la orquesta universitaria de la Universidad de Nuevo León en 1960, tan famosa en su tiempo pues amenizaron en la residencia oficial de los Pinos durante le presidencia de Adolfo López Mateos. Luego formó un  grupo musical al que llamaron Aliber Show y amenizaron fiestas y reuniones por todo el país.

El “Shotis Monterrey” fue estrenado ni más ni menos que en el Auditorio Nacional. En 1972 fue invitado a los Estados Unidos para dirigir dos orquestas. Entre las presentaciones que realizaron sobresale la del Astrodom en Houston, Texas. Como artista, su obra pictórica ha sido expuesta en galerías de la localidad como el Instituto Mexicano Norteamericano de Relaciones Culturales y el Centro de Arte Vitro. Musicalizó temas para programas para televisión y para el cine experimental. A él le debemos la canción “Que salga Pipo” que se hizo famosa con el reconocido actor José Marroquín Leal. También ha incursionado en la dramaturgia, autor de “Sangre Nueva” que fue puesta en escena en el Teatro Monterrey del IMSS y “La Catequista” en el Teatro Calderón. Sus obras tanto musicales, pictóricas y artísticas han sido galardonadas en varios festivales locales y nacionales.

Indudablemente, el “Shotis Monterrey” se caracteriza por tener una música sencilla con letra pegajosa,  capaz de rivalizar con las composiciones de Severiano Briseño y de Pepe Guízar. Comienza la primera estrofa: “Monterrey, Monterrey de mis amores, te faltaba un shotis a tus canciones, Monterrey con tu cerro de la Silla, tu Obispado y tus grutas de García”. Como se advierte, vuelve a poner de manifiesto al cerro de la Silla como lugar emblemático y le añade otros dos sitios: el antiguo palacio episcopal de Nuestra Señora de Guadalupe, construido a fines del siglo XVIII y las reconocidas grutas situadas en la sierra del Fraile en García.


La palabra shotis es un derivado de la palabra alemana Schottisch, que significa "escocés"; En Escocia, el shotis era un baile propio de los campesinos. Llegó a Francia bajo el nombre de écossaise (escocesa) y pasó a Alemania a través de las composiciones para piano de músicos como Schubert, Beethoven o Chopin. En Alemania sufrió ciertas variaciones y se convirtió en danza cortesana bajo el nombre de Schottisch, tan famosa y recurrente hasta que fue desplazado en 1840 por las polcas de procedencia checa. Propiamente el shotis es un ritmo y un baile. A partir de los patrones rítmicos se hacen canciones. También el shotis llegó a España en 1850 y se bailó por primera vez bajo la denominación de polca alemana en el palacio real. Las zarzuelas se hicieron a partir de esta danza y la asimilaron bajo el nombre de shotis.

Estas danzas europeas llegaron a México con las tropas extranjeras, compuesta por soldados y mercenarios franceses, belgas, italianos,  polacas y de los Balcanes que apoyaron la invasión napoleónica en 1862. A ellos les debemos las polkas, las redovas y por supuesto los shotices, que se hicieron famosos preferentemente en el norte del país. La intención de Aliber Medrano, fue la de componer una pieza musical tan bailable como cantada. Y no se equivocó, pues el Shotis Monterrey no puede faltar en cualquier presentación de bailes regionales. Ya sea con los Montañeses del Álamo o los Rancheritos del Topo. Si Monterrey tenía ya un corrido y un canto poético que invita a la nostalgia,  ahora se presentaba una danza en toda la extensión de la palabra.

En la segunda estrofa se canta: “En la plaza Zaragoza, los domingos se pasean, las muchachas, más hermosas, de mi lindo Monterrey”. En 1612 llovió tanto, que los ojos de agua se salieron de su cauce y destruyeron a la incipiente ciudad establecida en los alrededores del palacio de gobierno cerca de Zaragoza entre 5 y 15 de Mayo. Entonces decidieron trazar una nueva cabecera, situada en un lugar más alto. Un centro político y social en el cual iniciaran los territorios comprendidos y mercedados a Monterrey el 20 de septiembre de septiembre de 1596. Alrededor de la plaza de armas, destinaron una manzana para la parroquia, un terreno para el convento franciscano y otro para las casas consistoriales. Ya en el siglo XIX, le pusieron Zaragoza a la plaza en honor al héroe del 5 de Mayo, quien por cierto vivió un tiempo en Monterrey. Seguramente Medrano recuerda la famosa tradición de nuestros pueblos, cuando las muchachas daban la vuelta a la plaza y los jóvenes lo hacían en sentido contrario, todo con la intención de verse y si se gustaban, para conocerse también.


La tercera y última, vuelve a repetir con orgullo: “Monterrey, Monterrey de mis amores, yo te voy a cantar esta canción, por la gracia que tienen tus mujeres, ellas saben querer de corazón”. Siempre se ha dicho que cuando uno toma agua de algún lugar en especial, se queda a vivir en el sitio. ¡Y cuántos no habrán tomado agua del río Santa Catarina! Monterrey también tiene y cuenta con mujeres muy bonitas y especiales, que saben querer de corazón como dice la canción de Aliber Medrano, mi paisano ilustre de Santa Catarina. Aliber Medrano falleció el viernes 12 de junio del año en curso de 2015. Su memoria y su legado no concluyen, mientras se siga escuchando su famoso Shotis Monterrey. “Monterrey, Monterrey de mis amor, se fue tu gran compositor…”


sábado, 13 de junio de 2015

A mi Santo Patrono: San Antonio de Lisboa

Antonio Guerrero Aguilar/ Cronista de Santa Catarina

El 13 de junio es el día dedicado a San Antonio de Padua. Se tiene la creencia de que las mujeres que quieren conseguir marido, deben llevarle trece monedas a la imagen que tienen en el templo o en la casa. Las trece monedas deberán ser pedidas a trece hombres. Y si San Antonio se tarda o niega el favor solicitado, le quitan el Niño Dios de sus brazos y hasta lo ponen de cabeza. Fernando de Bulloes y Taveira de Azevedo nació en Lisboa el 15 de agosto de 1191. A los 25 años adoptó el nombre de Antonio cuando se hizo franciscano. Era un gran predicador, tenía una voz clara y fuerte, talante imponente, memoria prodigiosa y un profundo conocimiento, el espíritu de profecía y un extraordinario don de milagros. Fue testigo de una aparición del Niño Jesús, a quien sostuvo en brazos. Vivió en Padua, Italia donde murió el 13 de junio de 1231. Su canonización fue la más rápida de la historia. El papa Gregorio IX lo canonizó menos de un año después de su muerte en Pentecostés el 30 de Mayo de 1232. Se le conoce como San Antonio de Padua por ser el lugar en donde murió, pero para los portugueses, es San Antonio de Lisboa. León XII lo llamó “el Santo de todo el mundo” porque por todas partes se puede encontrar su imagen y devoción. Es patrón de los pobres, viajeros, albañiles, panaderos y papeleros. Se le invoca para pedir un buen esposo o esposa. Una parte de su oración que las muchachas deben repetir es “San Antonio bendito/ mándame un noviecito. Convenga o no convenga/ ¡pero que venga!” “Oh glorioso San Antonio, santo de mujeres, no te estés haciendo pato y consígueme un marido aunque te tardes un rato".

jueves, 11 de junio de 2015

El sótano y el túnel de la parroquia de Santa Catarina

Antonio Guerrero Aguilar, Cronista de la Ciudad de Santa Catarina


Según la creencia popular, se hacían túneles en las casonas los cuales entroncaban a los templos, para ocultarse de los peligros y de los ataques de los llamados indios bárbaros. Decían que ellos respetaban los lugares sagrados. Luego la imaginación de las personas, relacionaba esos lugares con tesoros ocultos. Efectivamente, en la mayoría de los municipios de Nuevo León hay leyendas que relatan la existencia de túneles que coinciden en los templos y comunican a las construcciones más antiguas de las localidades. Por ejemplo, a principios de 2008 en García, Nuevo León,  se hallaban realizando obras para convertir al casco en un centro histórico. Para ello mandaron tumbar el kiosco de la plaza del pueblo y abrieron nuevos andadores. Fue cuando se dijo en la población de que el alcalde en realidad andaba buscando la entrada al supuesto túnel que atravesaba la plaza. También la gente de Hidalgo, Nuevo León sostiene que una casa de los alrededores tenía comunicación con el viejo templo de nuestra Señora del Pueblito y que pasaba exactamente por debajo de la plaza.

En 1974 estaban construyendo las nuevas oficinas parroquiales del templo de Santa Catarina, cuando encontraron un muro de sillar como de 1.70 de altura y unos cuatro metros de ancho debajo de la casa parroquial. Los congregados le solicitaron al párroco la posibilidad de explorarlo pero éste se negó. Los más grandes del pueblo recordaron la existencia de una pequeña bodega debajo de la troje, convertida con el paso  del tiempo en cocina y actual dormitorio del párroco, en la cual había una pequeña biblioteca de uso particular y unas imágenes antiguas.  Manuel Mendoza quien durante muchos años fue sacristán del templo, me platicó que siendo niño le ayudaba como acólito al padre José María Villarreal y alguna vez vio que debajo de la sacristía estaba la entrada de un supuesto túnel que comunicaba con la casa parroquial y que estuvo a punto de ingresar pero por temor decidió no hacerlo.

Durante muchos años estuvo oculto un pozo de agua en el atrio del templo. Tan antiguo y usado por los fieles y los presbíteros que lo han atendido. Cada vez que había una sequía la gente acudía para pedir "el agua del Padre" como le decían al vital líquido. El padre José María Villarreal mantenía una huerta mientras estuvo al frente de la comunidad entre 1931 y 1951. Quienes vivieron esa etapa recuerdan los alrededores del templo repleto de una cubierta vegetal tan extensa y exuberante. Había todo un sistema de irrigación que llevaba el vital líquido por todo el atrio y los patios. Inmediatamente la creencia popular relacionó a la noria con la entrada al viejo túnel que supuestamente enlaza al templo con las principales casas de los alrededores y los más osados decían que llegaba hasta el antiguo templo de Guadalupe, destinado desde 1942 a ser monumento a Morazán y la loma de la santa Cruz también conocida como la Loma Pelona. 

En 1991 llegó como párroco el padre Antonio Portillo quien hizo destapar el pozo de agua para el uso del templo. Y para cerciorarse de la leyenda del acceso del túnel,  la cual decía que a cinco metros de profundidad más o menos, estaba un tragaluz o acceso para recoger el agua. El presbítero bajó hasta donde estaba el agua apoyado por el sacristán y una polea, tomó muestras del agua y regresó a la superficie. Al poco tiempo la compañía de agua y drenaje se dio cuenta de la intención del padre y pidieron que fuera cerrada otra vez. Y no vio la entrada al túnel. Para Emeterio Garza Treviño quien también sirvió también como sacristán por muchos años, la entrada al túnel estaba en la vieja noria y sostenía que a tres metros de profundidad había un respiradero en el cual el presbítero iba a surtirse de agua.


Antiguamente se tenía la costumbre de construir trojes que servían para almacenar granos y debajo de ellos unos sótano que a la vez servían de bodegas para guardar objetos de valor y algunos comestibles. Posiblemente eso fue lo que vimos como sótano en la casa parroquial. El padre Juan Héctor Garza contaba que cada vez que llovía, se formaban remolinos en algunos patios del solar. De acuerdo a la dueña del lugar, en su casa construida a fines del siglo XIX y que afortunadamente aún está en pie en la esquina de Constitución y Juárez, cuando las carrancistas pasaron por el pueblo en 1915, las jovencitas fueron ocultadas en ese sótano por varios días.  Ahí se quedaron los del estado mayor del general Francisco Coss. La señora de la casa les preparaba la cena a muchos militares. Estos se preguntaban cómo le hacía para hacer las cosas ella sola. Con el paso del tiempo, se supo que las jóvenes salían de su escondite cada vez que los revolucionarios salían para realizar sus recorridos.

Pero sin duda alguna, la leyenda más famosa es la del túnel que comunica desde la catedral hasta el Obispado. Incluso se dice que en ese trayecto, en el subsuelo hay calles y casas en donde viven personas que no quieren ser molestadas. Yo conocí a quien fuera uno de los promotores en la formación del Museo del Obispado y el primero de sus directores, el profesor Felipe García Campuzano, quien siempre negaba esa posibilidad por ser muy dura la piedra del cerro y de Monterrey; por los casi cinco kilómetros de extensión y porque nunca habían visto pasadizos o puertas que llevaran a ese famoso túnel.




Estoy seguro que existen más historias y leyendas en torno a los túneles y sótanos, como aquella, cuando unos albañiles  dieron con un sótano que estaba en el viejo edificio del hospicio León Ortigoza, pero las religiosas que cuidan la institución decidieron no buscar más. Muchas de esas leyendas a mi parecer tienen que ver con el anhelo del ser humano, de enlazarse a cosas mágicas y misteriosas, que le permiten a su vez salir del tedio de la cotidianeidad en la que vive.  A decir verdad, conozco y he recorrido dos túneles; uno es el de la Hacienda San Pedro en donde están las oficinas del Centro de Información de Historia Regional de la UANL. Ese túnel conduce a su vez a la noria del lugar y el otro que se hizo a principios de siglo XX en la comunidad de Los Nogales en Santa Catarina.

viernes, 5 de junio de 2015

Los vientos y aires del noreste: el día mundial del medio ambiente

Antonio Guerrero Aguilar/

De acuerdo a estudios ambientales, Monterrey es la zona más contaminada de toda Iberoamérica. A decir verdad, vivimos en una zona metropolitana que comprende once municipios y de los cuales resaltan dos como los más perjudicados por las emisiones de polvo y demás poluciones derivadas de las pedreras, fábricas, de los escapes de los autos y de los vientos que nos llegan (aunque Usted no lo crea) desde Saltillo y Ramos Arizpe al poniente y desde la refinería de Cadereyta Jiménez al oriente. 

Esto nos hace pensar en el Día Mundial del Medio Ambiente, cuyo lema para éste 2015 fue Siete mil millones de sueños. Un solo planeta. Consume con moderación. Esto es una ocasión propicia para reflexionar y conscientizar respecto al daño que estamos provocando al medio ambiente.  El 15 de diciembre de 1972 de la Asamblea General de Naciones Unidas, celebró una Conferencia sobre el ambiente en Estocolmo, Suecia; de la cual surgió  la iniciativa para celebrar el 5 de junio de cada año (a partir de 1973) como el Día Mundial del Medio Ambiente.


Se supone que el Día Mundial del Medio Ambiente tiene la misión de sensibilizar a la población sobre temas ambientales, buscando la atención y la participación política tanto de gobiernos, empresas, organismos civiles, ciudadanos y universidades. Los objetivos principales son brindar un contexto humano, motivar a las personas para que se conviertan en agentes activos del desarrollo sustentable y equitativo; además promover el papel fundamental de las comunidades en el cambio de actitud hacia temas ambientales, y fomentar la cooperación para que el medio ambiente sea sostenible, pues ésto garantizará que todas las naciones y personas disfruten de un futuro más próspero y seguro.

En el Día Mundial del Medio Ambiente se realizan múltiples actividades: concentraciones en calles, conciertos ecológicos, ensayos y competencias en escuelas y colegios, plantaciones de árboles, campañas de reciclaje y de limpieza, entre otras. Aquí en Monterrey sólo programaron una serie de conferencias respecto a la importancia de cuidar y proteger el medio ambiente. Mientras en otras naciones se considera a éste día como un suceso digno de celebrar; parece que en Monterrey y sus municipios conurbados esto pasó de noche. Ciertamente, tal vez se hagan iniciativas de grupos y ciudadanos, pero en forma aislada que parecen imperceptibles ante la opinión pública. En los países serios y preocupados por su medio ambiente, en éste día se da la sinergia y la oportunidad para firmar o ratificar convenios internacionales y que obligan a establecer estructuras gubernamentales permanentes relacionadas con el manejo ambiental y la planificación económica. Y en la zona más habitada del noreste mexicano, se privilegió la llamada “veda electoral” y con ella se justificaron para no hacer proyectos que atañen a la vida política, social, económica y cultural de nuestros pueblos.

La calidad del aire se puede ver de distintas perspectivas. Desde la mitología griega y sus mensajes cargados de sentidos que explican o entienden el origen del aire como algo vital para el medio ambiente; como una realidad etérea. Para los griegos Eolo es el dios de los vientos; vivía en la Isla de Eolia con sus seis hijos y sus seis hijas. Zeus le dio el poder de controlar los vientos y los tenía encadenados, liberándolos a su voluntad. Los vientos podían provocar desastres en el cielo, la tierra y las aguas. En la mitología griega, los Anemoi  (hijos de Astreo y Eos) eran los cuatro dioses del viento, cada uno correspondiente a los puntos cardinales desde donde venían sus respectivos vientos, relacionados con las distintas estaciones y estados meteorológicos. Eran representados como simples ráfagas de viento y otras se les personificaba como hombres alados, e incluso en ocasiones tomaban la forma de caballos encerrados en los establos de su señor y gobernante.

Cada uno de ellos tenía su nombre: Bóreas el viento del norte que traía el frío aire invernal; Noto, el viento del sur que traía las tormentas de finales del verano y del otoño; Céfiro, el viento del oeste que traía las suaves brisas de la primavera y principios del verano y Euro, el viento del este, que no estaba asociado con ninguna de las tres estaciones griegas. Los romanos llamaban a sus deidades los Venti, una palabra latina de la cual se deriva viento. 

En la mitología griega Éter es un elemento, es el más puro y más brillante que el aire, y a la vez la región que ocupa este elemento. También es la personificación de dicho elemento al cual hicieron deidad. Para Homero, el Éter es concebido como una región por encima del aire y que a su vez está bajo el Uranos, como cielo y firmamento. Ahí es donde habitan los dioses y es el dominio de Zeus tras el reparto del universo. Incluso puede contener nubes, como uno de los atributos de Zeus junto con el rayo.

Hay cuatro elementos: la tierra, el agua, el fuego y el viento. Para los antiguos, hay una realidad etérea, inmaterial e intangible. Los minerales, las plantas, los animales y las personas tienen cuerpos físicos, pero lo que le da la vitalidad es algo más allá de lo físico, es la realidad etérea. Sin ese factor la entropía podría causar la desintegración de la física. En lo etéreo se dan formas de vida que pueden existir alrededor de nosotros que por carecer de los cuerpos físicos, son imperceptibles para nuestros sentidos físicos. 

Dice una canción: quisiera ser el aire que respiras tú. Gracias a la rosa de los vientos nos podemos ubicar. Sin aire y una buena calidad del mismo no podemos vivir. En 1804, cuando Alexander von Humboldt llegó al Valle de México, escribió en su diario Viajero: has llegado a la región más transparente del aire. Alfonso Reyes también lo refiere en la Visión de Anáhuac. Reitera en un poema escrito en 1927: No nos basta ya el paisaje: lo queremos con recuerdos". También Carlos Fuentes retoma esa frase tan emblemática.


Cuando nos referimos a la categoría de calidad, en primera instancia preguntamos ¿cuál? Y si tiene que ver con la calidad del aire, entonces cuestionamos si es limpio o sucio lo que respiramos. Como cronistas e historiadores, sabemos que más antes (como aún se dice en nuestros pueblos) no había tantos problemas relacionados con el medio ambiente: aire puro, más lluvias en meses como mayo y septiembre, menos calorones o tal vez no se sentían igual.  Hoy en día la calidad del aire es un problema que padecemos en especial las mega ciudades. Y nosotros en Nuevo León habitamos una compuesta por once municipios y otro tanto que los rodea. En toda esta región se liberan grandes cantidades de contaminantes que nos causan molestias en los ojos, piel y vías respiratorias y forman brumas que nos impiden apreciar el paisaje. Monterrey es la ciudad más contaminada, debido a las chimeneas, escapes de vehículos automotores, a la quema irregular de materiales tóxicos y dañinos, al polvo que sacamos de los ríos y de las montañas. Aún tenemos pedreras cerca de nuestras casas. Y en específico Santa Catarina y García se llevan las palmas, pues por mi Solar Poniente, cruza y coincide un corredor en donde están enlazados cerca de 25 municipios.


Estamos en medio de una rosa de los vientos: nos llegan los vientos frescos y húmedos de la Sierra Madre que regulan el régimen térmico de la zona metropolitana. Del cañón del Huajuco los vientos húmedos y cálidos del Golfo, del oriente, desde Los Ramones y Cadereyta los vientos secos y cálidos del plano inclinado del Golfo, de las llanuras esteparias y por la cuesta de los Muertos nos llegan los vientos secos y fríos de la Mesa del Norte. En éste valle se forma un remolino que nos trae vestigios contaminantes de las principales zonas industriales de la región.  Aquí más que en ningún otro sitio observamos los efectos del barlovento y el sotavento. Por ejemplo, las Mitras del lado de Santa Catarina no tiene vegetación mientras que del lado de Monterrey la situación es otra. Incluso los ancestros llamaron a la Sierra Madre la sierra de la Huasteca que comienza desde Allende, continúa en Santiago, una parte en Monterrey, San Pedro Garza García y termina en Santa Catarina. La Huasteca en cuanto a su origen etimológico de reserva del agua como de los vientos que nos llegan desde la Huasteca en el Golfo de México.

Esos vientos y sus efectos dejaron humedad en nuestras montañas. Los vientos llevan humedad que se guarda en los arbustos, plantas, árboles, cactáceas, agaves  y pinos. Con una flora y fauna tan característica y propia, amenazada y expuesta; por ejemplo dañaron los ecosistemas al pie de la Sierra Madre cuando hicieron la autopista Monterrey-Saltillo. La sierra alta de Santa Catarina cuenta con el mayor número de variedades de pinos concentrados en un solo territorio. Pero la zona boscosa de Santa Catarina y Santiago presentan plagas y tala inmoderada. 

Estamos en medio de desiertos y montañas que nunca no fueron desiertas. Ahí se generó la vida que promovió el establecimiento de nuestros ancestros desde 1577. De ahí la importancia de replantear, exigir, estudiar y proponer nuevos mecanismos que nos permitan tener una conciencia de la importancia de la atmósfera limpia para el bienestar de la población y del medio ambiente para el mundo en el cual nos movemos y existimos.


miércoles, 3 de junio de 2015

La catedral de Monterrey: honrando a un ícono regiomontano

Antonio Guerrero Aguilar/ Cronista de la Ciudad de Santa Catarina


La catedral es un templo donde tiene su sede el obispo. Sobre la parte visible del presbiterio está un sillón, mejor conocido como cátedra y desde el cual, el prelado se dirige a su pueblo.  Como se advierte, catedral viene de cátedra. Hoy en día se le considera el templo principal de la diócesis o de cada iglesia particular. Es el lugar desde donde el obispo como pastor preside la comunidad a su cargo, enseñando la vida de fe y la doctrina de la Iglesia. A lo largo de la historia, las catedrales surgieron como una nueva construcción o como evolución de una iglesia monacal elevada al estatus de sede del obispo al igual que del cabildo eclesiástico. Regularmente se asocia la palabra catedral a un carácter monumental sobresaliendo del resto de los templos por lo grandioso y las amplias dimensiones que tiene.

La iglesia católica dejó ser perseguida cuando Constantino quedó como emperador, reconociéndola como la religión oficial del imperio. En consecuencia se vio obligada a estructurar una jerarquía más formal de la establecida hasta entonces. En el siglo VI aparecieron los primeros obispos con ese nombre en las cinco diócesis de la cristiandad: Roma, Antioquía, Alejandría, Jerusalén y Constantinopla. Todas a cargo de un obispo.

Obispo es una traducción del griego “episkopos”, palabra formada con el prefijo “epi” con la cual se designa a lo que está sobre o encima de algo y “skopos” relacionado con ver, mirar o inspeccionar. En consecuencia, en sentido estricto el obispo es alguien que está por encima y en una posición privilegiada. De la palabra viene telescopio, microscopio, oftalmoscopio entre otras más. Con el crecimiento de la Iglesia, algunos obispos asumieron posiciones más altas. Ellos fueron llamados los “arkhiepiskopos”, algo así como los jefes de los obispos. En latín medieval quedó en “archiepiscopus” y al castellano como arzobispo. Arqui es un derivado de “arkhein”, cuyo significado tiene que ver con el primero, el superior; también está presente en numerosos vocablos españoles, como archipiélago, archiduque, arquitecto, monarquía, oligarquía, anarquía y también en arquidiócesis la cual es una jurisdicción territorial y pastoral del arzobispo.

En el 2013, la catedral como sede del arzobispado de Monterrey cumplió 180 años. Pero como templo tiene sus orígenes en la llamada Iglesia Mayor o templo parroquial. Cuando llegaron los primeros pobladores a Monterrey en 1596, destinaron un lugar para la construcción de la iglesia mayor. Seguramente su hechura fue muy sencilla y susceptible a la destrucción. En 1611 llovió tanto que destruyó a la primitiva ciudad y se buscó un lugar más seguro y menos riesgoso. La traza de la nueva ciudad a partir de 1612 comprendía un lugar para la iglesia mayor, otro para la plaza de armas y las casas consistoriales. El templo de la nueva ciudad comenzó a construirse en 1626 con la autorización del obispo de Guadalajara. La hechura se hizo gracias a pobladores como Miguel de Montemayor, Pedro de Romero, Martín de Zavala y León de Alza. Para 1638 quedaron cerradas algunas bóvedas de la única nave que tenía y la obra del retablo para 1643 aún estaba en construcción. En 1673 el templo contaba  con las condiciones normales para el culto. No obstante para 1681 el templo otra vez se hallaba en mal estado. Por ese tiempo los fieles se daclaraban devotos de San Miguel Arcángel.


A principios del siglo XVIII decidieron  construir un templo acorde a las necesidades espirituales de la feligresía regiomontana. Por ejemplo en 1705 se había caído y para 1709 estaba siendo reedificado. Mientras se hacían las reconstrucciones se usó el templo de San Francisco Javier situado en las actuales calles de Morelos y Escobedo. De acuerdo a un informe de 1719 el templo estaba aún en construcción y sin techos capaces de resguardarlo de lluvias y temporales. Entre 1729 y 1731 comenzó a construirse la base de la cúpula. Nueve años después el templo constaba de una sola nave, con muros de cal y canto. Gracias a donaciones de familias como las de Francisco Ignacio de Larralde, Domingo Miguel Guajardo y José Salvador Lozano se pudo avanzar en su construcción. El maestro constructor se llamaba José Montalvo, quien murió el 10 de agosto de 1771 a consecuencia de una caída en uno de los andamios. Era un mulato libre casado con María Josefa Zambrano. En 1775 faltaban tres bóvedas. A su muerte continuaron las obras el maestro José Sorola y Medrano quien murió en 1782 y otro de nombre José Luis Alanís.

El templo quedó concluido en 1791 y llegó la orden del rey para habilitarla como catedral interina, pues estaban definiendo en dónde quedaría la sede el obispado establecido en 1777 en Linares; concluyeron los arcos y su forma respectiva más o menos como la tenemos hoy en día. Cuando Monterrey quedó como sede de obispado, se hicieron las reformas necesarias para su dignidad. Al llegar el tercer obispo don Ambrosio de Llanos y Valdés en 1792, trajo a un arquitecto francés llamado Juan Crousset con el fin de edificar la nueva catedral y para ello le asignaron un salario de diez pesos diarios. Al cabildo de la ciudad de Monterrey se le hizo excesivo el pago y hubo problemas entre el obispo, el gobernador y el cabildo a tal grado de que se pensó cambiar la sede episcopal a Saltillo. No obstante el obispo continuó con la construcción de la nueva catedral, eligiendo para ello un sitio al noroeste de los ojos de agua.

Llanos y Valdés planeaba una nueva traza urbana para Monterrey y gracias a su visión y esfuerzo comenzaron los trabajos que duraron unos tres años, en los cuales invirtieron unos 70 mil pesos. En 1798 Crousset dejó un informe señalando el estado de la catedral, quedando su construcción interrumpida.  Proyectaron la apertura de una calle para comunicar a la ciudad antigua con la nueva: la calle del Roble ahora llamado Juárez. Muerto Llanos y Valdés en 1799 y al quedar la sede vacante, el nuevo señor obispo Primo Marín y Porras que llegó en abril de 1803, no quiso continuar con la construcción de la nueva catedral, dejando al templo parroquial o iglesia mayor como sede episcopal. Gradualmente lo que se había construido en la nueva catedral, específicamente unos muros ya muy altos y fuertes, quedaron como sitios de protección y resguardo en contra de ataques a la ciudad.


La portada y la torre quedaron concluidas en 1800. En este templo le dieron la bienvenida y se rezó un TE DEUM cuando el jefe insurgente Mariano Jiménez entró a Monterrey en enero de 1811 y también fue testigo del asalto insurgente en el verano de 1813. En 1827 le fue colocado un reloj que trajeron desde la ciudad de México. Originalmente era solo una nave a la cual se le añadieron dos laterales con sus respectivas capillas y altares menores. En ella trabajaron Nicolás Tadeo Hernández, quien anteriormente había trabajado en los templos-catedrales de Zacatecas, Fresnillo y Saltillo y José Antonio Jiménez.

El 4 de junio de 1833 la catedral quedó consagrada por el entonces obispo José Belaunzarán y Ureña, dedicándola a nuestra señora de la Inmaculada Concepción. A la construcción siguieron quitando o añadiendo elementos arquitectónicos de acuerdo a la mentalidad de la época y al gusto de los obispos. Durante la ocupación norteamericana en 1846, las tropas mexicanas guardaron la pólvora y las municiones, corriendo el peligro latente de ser destruida. Para 1849 los canónigos estimaban su valor en 200 mil pesos. Entre 1886 y 1900 estuvo como obispo don Jacinto López Romo quien elevó a sede arzobispal el 23 de junio de 1891 mediante la Bula “Illud in primis “ del papa León XIII.

La única torre que tiene se comenzó a construir en enero de 1891 y la terminaron en 1899. El primer arzobispo pagó con su peculio estas obras, como la reparación del interior, la instalación de piso mosaico, la reconstrucción de la sacristía, el inicio de la capilla sagrario, las balaustradas y la pavimentación del atrio. Tenía un retablo churrigueresco y se luego se le quitó de acuerdo a las exigencias conciliares, quedando definida la fachada al poniente, con una sola torre de tres cuerpos. En el lado opuesto de la fachada está el reloj que tenía un reloj instalado en la noche del 15 de septiembre de 1904. Y se adquirieron muchas esculturas realizadas por el artista queretano Manuel Núñez Fuentes. En 1943 se decoró el altar mayor con los frescos de Ángel Zárraga por encargo del señor arzobispo Guillermo Trischler y Córdoba.

Debajo del altar mayor están las criptas en donde descansan los restos de quienes han gobernado la diócesis, ahora convertida en arquidiócesis; como sede metropolitana y de la provincia eclesiástica correspondiente al noreste mexicano. Desde el siglo XVIII para recibir los cuerpos de los primeros prelados como fray Antonio de Jesús Sacedón y fray Rafael José Verger, luego los de Ignacio de Arancibia y Hormaegui y Primo Feliciano Marín y Porras.


La catedral de Monterrey, es testigo silente y activo de la historia de Monterrey y de la evolución religiosa del noreste mexicano. Dicen que está comunicada por túneles a las principales casonas de los alrededores. Uno de los templos predilectos para bodas de la sociedad regiomontana y desde ella, nuestro actual arzobispo Rogelio Cabrera López  nos recuerda la labor del pastor que cuida y da la vida por sus ovejas.

Me dedico a contar narraciones e historias en donde me piden y me invitan.

Santa Catarina, Nuevo León, Mexico