Antonio Guerrero Aguilar/ Cronista Municipal de Santa Catarina
Algunos pobladores de origen italiano llegaron a la Nueva
España desde los inicios de la conquista, ya sea como misioneros, marineros y colonizadores.
Procedían del reino de Sicilia y Nápoles, perteneciente a la casa real de los Habsburgos
que gobernaban España y sus posesiones; aunque también llegaron de las regiones
norteñas de Lombardía y del Véneto, también bajo dominio de los Austrias.
En el siglo XVII arribaron pobladores al Nuevo Reino de
León con probable ascendencia italiana: Juan Cavazos llegó en 1630. Se casó con
Elena de la Garza, una de las primeras pobladores de la estancia de los Garza
en el actual municipio de San Nicolás de los Garza. Ellos pobladores la
estancia de Santo Domingo. Juan firmaba en
algunos documentos como Cavasso o Cavassos. Aunque era de Castilla la Vieja,
probablemente sus orígenes están en Italia pues existe un pueblo llamado Cavazzo
Carnico en la provincia de Urdina. Hacia 1636 llegó José de Cantú. Por cierto,
ese apellido es muy común en la provincia de Como. Otro de los pobladores que
llegaron es Juan de Espíndola, quien declaró en 1643 ser hijo de Alejandro de
Spíndola de origen genovés. Se dedicó al
comercio y fue de los que introdujeron el culto a la Virgen de San Juan de los
Lagos en el noreste mexicano.
Uno de los fundadores del Real de Minas de San Pedro Boca
de Leones en 1690, (actual Villaldama), es también de origen italiano: Juan de
Barbarigo, cuyos orígenes estaban en la ciudad de Venecia. Falleció en la región en 1703. O también,
Juan Bautista Chapapría que llegó a fines de 1650 al Nuevo Reino de León,
procedente de una región cercana a Génova, quien al firmar abreviaba su
apellido y se quedó en Chapa. Entonces los Cavazos, Cantú, y Chapa son unos de
los apellidos más típicos de Nuevo León. Posiblemente el apellido Treviño también
sea de origen italiano.
En el siglo XIX sobresale la presencia de dos napolitanos
en la región. Uno de ellos se trata de Vicente Filisola, nacido en 1785. Llegó
como soldado al servicio de los realistas durante la guerra insurgente.
Participó en la campaña de Texas en 1836 muy cerca de Antonio López de Santa
Anna. El otro es Pascual Constanza, nacido en 1789. Llegó en 1828 como médico
contratado por el gobernador Joaquín García para abrir la primera escuela de
medicina, cirugía y botánica de Monterrey. Fue además director del hospital de
Beneficencia de Monterrey y con sus conocimientos hizo frente a la epidemia del
cólera morbo en 1833. También ejerció la medicina en la antigua Pesquería Grande
(actual García) y falleció en 1859 en la
ciudad de Monterrey.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, llegaron inmigrantes italianos huyendo de las
hambrunas y de la escasez de trabajo en los campos y en las ciudades. Muchos de
ellos se dedicaron a la actividad productiva, del transporte, joyería, minería
y la promoción empresarial. Grandes artistas como Dante Decanini, Augusto Massa
y Matteo Mattei. Don Vicente Ferrara vivió en Cuatro Ciénegas, Coahuila en
donde promovió el cultivo de la vid para producir un buen vino. Participó en la
apertura de la Fundidora de Monterrey en 1900 y trajo a las congregaciones de
los padres salecianos y del Sagrado Corazón a Monterrey.
Voy a tratar los nombres de italianos muy cercanos a un servidor:
Pascuale Colombo, nacido en 1840 en Milán, Italia. Hijo de Felipe y Francesca
Colombo. Se estableció en la década de 1870 en Santa Catarina con otro italiano
llamado Onorato Castelli, de oficio licorista, que lamentablemente falleció en
1877. En el padrón general de habitantes de 1878 aparece como viudo con dos
hijas: Francisca y Amalia. Después se casó con Francisca González. Hacia 1881
nació su hijo José. Vivía de un comercio en la localidad. Murió en Santa
Catarina el 17 de mayo de 1899. Precisamente uno de los párrocos del templo de
San Juan Bautista de Villa de García, era de origen italiano y se llamaba Juan
Gismondi quien pertenecía a una congregación de misioneros apostólicos. Nació
en 1830 y llegó al templo en 1895. Murió en la casa cural de San Juan Bautista en
1898. Sus restos descansan en el panteón municipal de García.
Ya en la segunda mitad del siglo XX, dicen que un empresario
regiomontano muy dado a las cosas de la reencarnación y cosas esotéricas; se
sometió a una hipnosis para determinar quién había sido en su otra vida. Comenzó
a hablar en italiano y sostuvo que había trabajado al servicio de los Médicis en la ciudad de Florencia en el
siglo XVI. Por eso a uno de sus proyectos inmobiliarios en San Pedro Garza García,
en lo que actualmente es la colonia Fuentes del Valle, le puso a sus calles
nombres italianos y para rematar su proyecto, mandó poner en una rotonda una
réplica de la escultura del David.
En fin, hay muchos descendientes de italianos en
Monterrey. Sabemos de ellos por los apellidos que llevan. Gracias a personas
como Salvatore Savella es posible conocerlos pues se dedica a la investigación
y promover los lazos entre Italia y Nuevo León. De hecho hay un monumento sobre
la Calzada del Valle en San Pedro que recuerda la hermandad entre Italia y
Nuevo León.
¡Forza Italia! y ¡Qué viva Nuevo León!
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