domingo, 19 de abril de 2015

De Ciénega de Flores: Julián y Pablo Quiroga

Antonio Guerrero Aguilar/ Cronista de Santa Catarina, Nuevo León

El municipio de Ciénega de Flores, está situado en el valle antiguamente llamado del Carrizal de los Ayguales, delimitado al norte y al oeste con Salinas Victoria, al sur con Apodaca y parte de General Zuazua y al este con General Zuazua. Está situada a 34 kilómetros al norte de Monterrey y posee una extensión territorial de apenas 145,202 kilómetros cuadrados. Para llegar a Ciénega de Flores se accede por la carretera a Laredo.


El origen del lugar tiene que ver con una antigua estancia ganadera perteneciente a don Gonzalo de Treviño, quien la adquirió mediante compra a don Diego de Montemayor (el nieto) entre 1624 y 1634 de unas caballerías de tierra a las que se conocían como de la Ciénega. Tiempo después el sargento mayor Pedro Flores de Abrego, compró la hacienda en 1675 y por consecuencia se le llamó la Ciénega de Flores.

Regularmente se considera a María Cantú como la fundadora del lugar. Ella fue hija de Jerónimo Cantú y de Juliana Treviño. Con su esposo Diego de Hinojosa pobló San Antonio de los Llanos, pero debió abandonar el sitio cuando cayeron los janambres en 1673 y mataron a su esposo. Ella también resultó herida y se trasladó con su familia para poblar Ciénega de Flores. Ahí obtuvo mercedes de tierras. En 1695 alegaba que sus dos hijos y tres yernos acudían continuamente a la defensa de la frontera. Murió en ese lugar en 1705.

Ciénega de Flores fue adscrita a la municipalidad de Marín en 1807 y se constituyó en municipio el 23 de febrero de 1863. Un municipio con historia y rica tradición, convertido en lugar de paso obligado a partir de la construcción del trazo correspondiente de la Carretera Nacional México-Laredo. Ahora forma parte de la llamada zona periférica que rodea la zona metropolitana de Nuevo León y tendiente a un crecimiento demográfico considerable.


Tierra de hombres y mujeres de bien que han dado lustre no solo a la municipalidad, sino a Nuevo León. En ésta entrega voy a tratar a dos personajes como muestra de la grandeza de los hijos de tan característico y peculiar municipio. En Ciénega de Flores nacieron Julián Quiroga y Pablo Quiroga.

El rebelde imbatible: Julián Quiroga

Julián Quiroga es uno de los militares más afamados y combativos de los que se tenga memoria a lo largo de nuestra historia. Fue uno de los pilares militares al mando de don Santiago Vidaurri. Junto con Juan Zuazua y en un tiempo con Ignacio Zaragoza y Mariano Escobedo. Fue de todos los prohombres el único que permaneció leal a Vidaurri y por eso de le considera imbatible como rebelde. Julián Quiroga nació en Ciénega de Flores el 29 de enero de 1829, hijo de Cirilo Quiroga y Gertrudis Villarreal, aunque existe la tradición oral que lo hace ser hijo natural de Santiago Vidaurri.


No se tienen registros acerca de su infancia, solo que desde muy joven participó en la defensa contra los ataques de los llamados indios bárbaros. Afiliado a la Guardia Nacional de su pueblo, apoyó diversas campañas durante la revolución de Ayutla en 1854 y la guerra de Reforma entre 1857 y 1859. Precisamente en éste año, estuvo junto con Ignacio Zaragoza, quien una vez se refirió a Quiroga de la siguiente forma: “Quiroga es la historia viva de nuestra campaña”. También se distinguió durante le intervención francesa siendo líder del primer regimiento de caballería y por su méritos en campaña, fue ascendido a coronel el 10 de enero de 1862.

Quiroga fue de los pocos jefes fronterizos que permaneció fiel a Vidaurri cuando se dio la ruptura con los principales jefes norteños, debido al rechazo hacia Benito Juárez cuando éste quiso establecer la capital de la República en Monterrey. Ya es de sobra conocida la rivalidad y las consecuentes situaciones que se derivaron de la mala relación entre Juárez y Vidaurri. Por ello, en el mes de abril de 1865, Vidaurri y Quiroga se afiliaron al imperio en Salinas Victoria. En lugar de luchar contra los rebeldes y opositores a la república, Quiroga junto con Vidaurri se dedicaron a perseguir a las tropas leales a Juárez. Por sus campañas militares, el 21 de marzo de 1866, Maximiliano de Habsburgo lo designó oficial de la Orden de Guadalupe y el 6 de octubre de ese año, recibió nombramiento de jefe de inspectores de las compañías residenciales en Nuevo León y Coahuila.

El 29 de marzo de 1867 le fue expedido el grado de general de brigada por el Ministro de Guerra del Imperio, Nicolás de la Portilla. En la imposibilidad de operar militarmente en Nuevo León, Quiroga se refugió en Laredo, Texas en casa de Santos Benavides. Mientras tanto Vidaurri acudió hasta la ciudad de México para asistir a Maximiliano. Esto trajo una antipatía general hacia los dos jefes norteños, pues fueron de los pocos que sirvieron a Maximiliano y en consecuencia, también fueron catalogados como desertores y opositores al régimen republicano.

Una vez que fue derrotado el imperio, se amparó en la amnistía de 1870 y apoyó a Jerónimo Treviño en su levantamiento contra Benito Juárez en 1871, durante la revolución de la Noria. Luego asistió fielmente al régimen de Lerdo de Tejada y luchó contra Porfirio Díaz en la revolución de Tuxtepec, a quien venció en la célebre batalla de Icamole en Villa de García el 20 de mayo de 1876. Es muy conocida la anécdota de que Porfirio Díaz lloró después de la derrota y le reclamó a Treviño y Naranjo: “No decían que los de Nuevo León no pierden”, a lo que ellos contestaron: “¿A poco cree que Quiroga es de Oaxaca?”

Una vez que triunfó Porfirio Díaz en 1877, Quiroga fue señalado por apoyar a Lerdo de Tejada y acusado de las muertes de varios simpatizantes a la revolución de Tuxtepec. Fue consignado a un tribunal presidido por el licenciado y teniente coronel José María Mier, fiscal designado por el gobierno. Fue hallado culpable y condenado a muerte, fusilado a las 4.30 de la tarde del 11 de enero de 1877 en el extremo sur de la actual calle de Zuazua, siendo gobernador del Estado el Lic. Genaro Garza García. Fue sepultado de acuerdo a su última disposición, en el rancho del Barranco en Salinas Victoria.

Un militar indomable, que el juicio de la historia está en deuda con Quiroga. Solamente los tiempos pasados saben las causas que llevaron a abrazar una causa y de la cual sabían con certeza, de que no acabaría bien.

El jurisconsulto de Nuevo León: Pablo Quiroga Treviño

Pablo Quiroga Treviño nació en Ciénega de Flores el 25 de enero de 1903. Realizó sus estudios en la escuela León Guzmán y en el Instituto Laurens de Monterrey. Luego en el Colegio Civil para continuar un año en la escuela de derecho, concluyendo la carrera en la Universidad Nacional de México. Obtuvo el título de abogado en 1928.

Fue maestro de derecho administrativo en la Universidad de Nuevo León, escribiente, juez menor letrado, agente del Ministerio Público Federal, oficial mayor y secretario general de Gobierno. El 27 de diciembre de 1933 fue nombrado gobernador constitucional substituto por renuncia de Francisco Cárdenas. Ejerció el cargo hasta el 4 de octubre de 1935.

Durante su periodo al frente del gobierno de Nuevo León, surgieron algunos problemas en el seno de la naciente universidad, en especial por la vocación socialista prevaleciente que promovía el entonces presidente de la República, el general Lázaro Cárdenas. Los alumnos opositores decidieron suspender las clases, lo cual trajo la presencia del primer mandatario. Por su parte, el gobernador Quiroga decidió derogar el decreto que daba vida a la universidad y en su lugar promovió el llamado Consejo de Cultura Superior, que administró las distintas dependencias e instituciones educativas.

En éste período, las actividades económicas de la entidad repuntaron. Como abogado, promulgó las leyes de pensiones a servidores públicos del Estado y de protección a la vivienda obrera. Indudablemente que su gobierno fue muy sensible a las demandas de los obreros y a los conflictos laborales que continuamente se presentaban en la entidad. También le tocó inaugurar la carretera Monterrey-Saltillo en 1935.


Al concluir su periodo como gobernador, fue Magistrado del Tribunal Superior de Justicia, diputado federal en la XLI legislatura. Notario Público en Monterrey. Miembro del comité organizador de la Universidad de Nuevo León. Presidente y miembro del Colegio de Notarios de Nuevo León. Concurrió a diversos congresos sobre la materia en Roma, Montevideo y Atenas. Autor de dos informes de gobierno y de un diario de viaje que permanece inédito. Murió en la ciudad de Chihuahua el 15 de septiembre de 1987, pero fue sepultado en Monterrey. 

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Santa Catarina, Nuevo León, Mexico