martes, 7 de abril de 2015

Tragedias y accidentes en Santa Catarina

Antonio Guerrero Aguilar, Cronista de Santa Catarina

Un tráiler sin frenos: Mientras la señora Tere García de Sepúlveda ofrecía su tercer informe de gobierno municipal de Santa Catarina el 15 de diciembre de 1991, de pronto se fue la energía eléctrica. Inmediatamente conectaron una planta que habían pedido a la CFE para alguna emergencia. El informe continuó. Sin más problemas a muy pocos se les advirtió el origen del asunto: un tráiler que venía cargado con bultos de harina se había quedado sin frenos para impactarse en unos negocios situados a la entrada de Santa Catarina.  En lugar de buscar un sitio donde detenerse en el trayecto de la carretera Monterrey-Saltillo, entró a Santa Catarina para impactarse en unos negocios situados en la acera sur del cruce de Manuel Ordóñez y Morelos.

En ese sitio había una refaccionaria, algunas casas, un negocio donde cortaban el cabello y una taquería. Además de dañar los inmuebles, el camión se fue sobre dos camiones que estaban subiendo pasaje, uno de ellos de la ruta Infonavit Huasteca. Los resultados fueron terribles: cerca de 50 muertos, muchos heridos y los daños materiales tanto a vehículos como a las casas fueron evidentes. Al concluir el informe salí con la alcaldesa hasta llegar al lugar del siniestro. Vimos muchos cuerpos tendidos sobre el asfalto ya cubiertos con sábanas. El sitio parecía más bien un lugar en donde había ocurrido un atentado. La gente llorando preguntando por sus deudos. Días después se dijo que prohibirían la entrada de camiones cargados a la zona urbana. Nunca lo han respetado. Los camiones pueden entrar a Santa Catarina con y sin los remolques y la vigilancia vial no los amonesta o impide el paso. La historia nos dice que al menos han ocurrido tres o cuatro accidentes por camiones que se quedan sin frenos y no usan las rampas de seguridad situadas entre el Sesteo de las Aves y la Cuesta de Carvajal.

Un tren que se llevó a un camión de pasajeros: Cerca de las 6 de la mañana del 18 de diciembre del año 2000, un camión de la ruta 120 que recorría desde la Unidad Habitacional Adolfo López Mateos de Santa Catarina a Monterrey; era conducido por Víctor Hugo García Rivera quien le quiso ganar el paso al tren sobre la vía de ferrocarril que está en el cruce de la avenida Cuauhtémoc; causando la muerte de al menos 16 personas y 17 heridos. Posiblemente hubo más puesto que el camión iba repleto de pasaje. Después del encontronazo, se escucharon gritos de horror y lamentos. Luego el ulular de las sirenas de ambulancias, patrullas y granaderas.

Conforme pasaba la mañana esas escenas trágicas, fueron cambiadas por los rezos, cánticos, momentos de silencio y el llanto de los asistentes que no comprendían la imprevisión y la magnitud de un accidente que bien pudo evitarse. Primero acusaron al chofer, luego a la ruta de camiones a la que siempre le han achacado unidades en mal estado. Así como a Transportación Ferroviaria Mexicana por no instalar el señalamiento adecuado en los cruces de vías y no respetar los límites de velocidad en el área urbana correspondiente a García, Santa Catarina, San Pedro Garza García y Monterrey. El chofer huyó y para causar la impresión de  que estaban trabajando, le cambiaron el nombre y color a las unidades. Ahora se le conoce como la Ruta 400. Los de la compañía ferroviaria colocaron plumas y un sistema de alerta que anuncia el paso del ferrocarril y también pusieron luz mercurial en los alrededores. Cada año los deudos llevan ofrendas a sus difuntos. Lo raro es que al año, la pluma y la alarma se accionaron aun y cuando no había paso del tren. Quienes se hallaban en el lugar recordando a sus deudos lo consideraron como una presencia de la gente que ahí perdió la vida. Otro accidente más que ha tocado a la comunidad de Santa Catarina.



En la mañana del Domingo de Ramos del 1 de abril de 2007, un tractocamión con doble caja entró a Santa Catarina a la altura de la Puerta a Monterrey por la calle de Manuel Ordóñez. Cargado con 60 toneladas de tubos de acero, sin frenos; a su paso causó la muerte de al menos 15 personas, muchos heridos y destruyó 20 casas y negocios en un trayecto comprendido entre las calles de Primera Avenida y Zaragoza. El tráiler provocó cuantiosos daños a casas, negocios y vehículos particulares. Derribó postes de la Comisión Federal de Electricidad, por lo que todo el primer cuadro de Santa Catarina quedó sin energía por varias horas al igual que cables de teléfono y medidores de gas como de agua potable. Ahí en la tienda grande propiedad de los Martínez Padilla, el camión detuvo su marcha. Una casona centenaria logró detener el avance destructivo y fatal. Ese domingo por la mañana, algunos de los muertos esperaban el camión para trasladarse a otros sitios. Otros sin deberla ni temerla estaban en el lugar menos indicado. Luego el incendio, la gente que salió de misa para ver el accidente regresó de nueva cuenta al templo parroquial al ver la espeluznante tragedia. El entorno parecía más bien un escenario de guerra.



La casa donde fue el accidente del tráiler el 1 de abril del 2007 afortunadamente aún está en píe. Perteneció y la mandó construir don Serapio Martínez Ayala, quien fuera un ilustre y próspero comerciante de la localidad. Serapio Martínez nació en Santa Catarina el 14 de noviembre de 1873. Hijo de Crispín Martínez de oficio labrador y de Porfiria Ayala. Contrajo matrimonio con Anastacia Padilla. En 1895 abrió la tienda llamada El Centro Mercantil. En ella se vendían ropa, calzado y abarrotes en general, situada en la Calle Monterrey (luego llamada Manuel Ordóñez) número 11 esquina con Zaragoza. A expensa suya se construyó la casa fechada en 1910 situada en el mismo sitio. Mantuvo nexos comerciales con El Espinazo, en Mina, Nuevo León, Monclova y la zona carbonífera de Coahuila. Figura en varios cabildos como regidor. Promovió en 1899 el establecimiento de la línea telefónica con Monterrey. Murió en Santa Catarina el 17 de abril de 1962. Patriarca de una gran y extensa familia entre quienes figuran los Martínez y los Medrano, pues una hija se casó con don Gabino Medrano. También descendientes suyos que viven en Monclova como en San Pedro Garza García. Después del accidente muchos propusieron la destrucción total del inmueble. Afortunadamente fue defendida por el centro INAH de Nuevo León y se volvió a reconstruir la parte afectada. En la entrada principal aún está una piedra que tiene las iniciales de don Serapio Martínez Ayala, recordando al hombre que promovió su edificación en 1910.

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Me dedico a contar narraciones e historias en donde me piden y me invitan.

Santa Catarina, Nuevo León, Mexico